Comencé el año releyendo los dos volúmenes de Milenio. Carvalho, la última novela escrita por Manuel Vázquez Montalbán. Tras su muerte los dos volúmenes se publicaron con varios meses de intervalo y me fue imposible aguantar la espera y leerlos del tirón: cinco años más tarde, decidí que había llegado el momento. Es la aventura más triste de Carvalho y su fiel ayudante Biscuter, dando la vuelta al mundo con pasaportes falsos a nombre de Bouvard y Pécuchet, como los personajes que dan título a la inacabada novela de Flauvert. La tristeza se convierte en desolación cuando el lector descansa, cierra el libro y cae en la cuenta que el buen Manolo ya no está con nosotros. Así y todo es magnífica e inaugura la lista de los DIEZ MEJORES LIBROS DEL 2010
La última novela de Pepe Carvalho viaja en el disco duro
del portátil que Manuel Vázquez Montalbán lleva encima
cuando se le rompe el corazón, en el aeropuerto de Bangkok.
2 - Tiempo de silencio de Luis Martín Santos
Seguí con relecturas y a finales de enero leí Tiempo de silencio de Luis Martín Santos. Esta estaba en el plan de estudios de la asignatura de literatura en el COU que yo estudié y es cierto que la lectura tiene edades. Entonces me aburrí y ahora me encantó. Tiempo de silencio se publicó en 1962 pero cuarenta y ocho años no son nada cuando hay literatura de la buena.
3 - El día antes de la felicidad de Erri de Luca
Más relecturas: El hijo del acordeonista de Bernardo Atxaga. Me gustó más la primera vez. Dinero de Martín Amis. Me gustó lo mismo que lo mismo da.
En marzo El día antes de la felicidad de Erri de Luca, hermoso libro, de los que incitan a escribir y por lo tanto se queda en la lista de los diez. Antes una cita:
“El escritor debe ser más pequeño que la materia que relata. Se debe ver que la historia se le escapa por todas partes y que él sólo recoge un poco”
4 - Bilbao-New York-Bilbao de Kirmen Uribe
Tras la original Aire nuestro del escritor aragonés Manuel Vilas, leí la estupenda versión es castellano Bilbao-New York-Bilbao de Kirmen Uribe, premio Nacional de Narrativa 2009, sencilla, emotiva y contenida novela que hay que leer en las cafeterías de un aeropuerto, durante un vuelo de avión, o en el hotel de una ciudad lejana a la tuya, para percibir la cercanía, alejarse para tomar perspectiva. Kirmen Uribe usa el viaje, el avión, la conversación con el vecino de asiento – algo que se me hace inverosímil – anécdotas en el lejano y cosmopolita New York, para acercarse a la historia de una familia – es lo mismo que sea la suya – en Ondarroa; buscar el hecho singular que cada familia tiene y relatarlo. Se queda en la lista de los diez.
5 - Memoria y deseo. Obra poética de Manuel Vázquez Montalbán
Desde marzo hasta junio mientras leía otras obras fui releyendo Memoria y deseo. Obra poética. 1963-1990 de Manuel Vázquez Montalbán, un gran poeta en la estela de Blas de Otero. A la lista de los diez.
6 - Vino de Luisa Etxenike
Divertida la novela de Eduardo Mendoza, Tres vidas de santos, pero la competencia es fuerte. Curiosa, mínima y relajante Sanshiro del escritor japonés de principios del siglo XX Natsume Soseki, que deja un regusto excelente pero que se queda también a la puerta de los Top Ten.
Luisa Etxenike escribió ya hace diez años la novela Vino, que había leído en 2009. Al escogerla para las tertulias literarias de Algorta la releí con mucho gusto para comentarla con los amigos de la tertulia. Las notas que tomé terminaron en un poema—reseña. Adentro con los diez, antes un trozo del poema:
La memoria es del pasado y el recuerdo del presente
y profundo significa lento o despacio,
— sobrevive el odio escondido en el recuerdo y se aparece
con su pesado plomo en otra generación —
dice
Luisa
que
aliviar el recuerdo es convertirlo en memoria
tiene razón
ahora comienza el trabajo.
7 - Los marineros perdidos de Jean-Claude Izzo
Apreció a Paul Auster y siempre leo sus novedades, Invisible es notable pero no es la mejor.
En mayo leí La oscura historia de la prima Montse de Juan Marsé que me gustó mucho, varias novelas gráficas y el libro del hijo del poeta Leopoldo de Luis Jorge Urrutia, De una edad tal vez nunca vivida, híbrido de memorias y novela.
En junio disfruté con la triste novela del comisario Montalbano La pista de arena de Andrea Camirelli, cada vez más sombrío, y por desgracia, más viejo. Algunos de los cuentos de Los peces de la amargura de Fernando Aramburu me parecen geniales, pero creo que mantener el listón tan alto con todos los cuentos es tarea muy difícil. En la feria del libro de Bilbao encontré la novela de Jean-Claude Izzo, Los marineros perdidos, una hermosa narración sobre la amistad de tres perdedores en un barco amarrado por deudas en el puerto de Marsella. Tengo debilidad por este autor francés. Este libro va a la lista.
8 - Siete palabras de Suso de Toro
En julio los cuentos de El tiempo envejece deprisa de Antonio Tabucchi, son excelentes, la novela de Asa Larsson, Sangre derramada también. Un descubrimiento Ken Bruen y su policíaca Maderos, desasosegante ambiente de Cuadrante las planas de mi paisano Willy Uribe, que te deja con ganas releer Pedro Páramo, y la ritual relectura del verano de Pepe Carvalho, este año Los mares del sur, con la que ganó el Planeta de 1979, de Manuel Vázquez Montalbán. Vamos a aguantar julio sin poner nada en la lista.
Ya en agosto el descubrimiento poético con Fracta del brasileño Horacio Costa, al que debo parte de la inspiración de un poema, una novela de Andrea Camirelli que no pertenece a su serie Montalbano, El color del sol; la excelente escritora francesa Fred Vargas con Que se levanten los muertos; el albanés Ismaíl Kadaré y su densa, audaz y ambiciosa El accidente. No fui capaz de entrar a la propuesta de Luis Mateo Díez y su peculiar novela policiaca El animal piadoso y descubrí en la librería Oletvm de Valladolid que no había leído Calzados Lola de mi apreciado Suso de Toro, que resuena en mi cabeza con los paisajes gallegos.
Agosto da para mucho. Buena Ojos que no ven de J.Á. González Sainz, pero es que su novela Volver es impresionante, tal vez una de las mejores de decenio que acaba: otra lista. Sugerente Magnitud imaginaria de Stanislaw Lem editado en castellano por Editorial Impedimenta, Siete palabras de Suso de Toro, arriesgando en el tono y la idea de un artefacto literario escrito en segunda persona y metido en sagas familiares que son retazos de la propia biografía. Los poemas de Las herencias, qué título más hermoso, de Piedad Bonnet y para terminar Derrumbe del excelente novelista Ricardo Menéndez Salmón. Me quedo con Suso de Toro.
9 - El Evangelio según Jesucristo de José Saramago
A los escritores muertos se les recuerda leyendo sus obras y así en setiembre leí El Evangelio según Jesucristo de José Saramago. Reconozco que el tema me imponía y no las tenía todas conmigo en la elección pero la leí con placer. Como me quedé con ganas de Fred Vargas leí Bajo los vientos de Neptuno que me gustó más que la de Que se levanten los muertos. El mar color de vino de Leonardo Sciascia completa un mes excelente.
10 - Ojos azules de Toni Morrison
En octubre en el aeropuerto de Barajas me acompañó Alisios del venezolano Josu Landa con una poética admirable y algunos versos memorables, una edición de Alex Martín y Javier Sánchez Zapatero de la editorial Salto de Página titulada La lista negra. Nuevos culpables del policial español, muy estimulante, los excelentes poemas de Kepa Murua, Cardiolemas, y una novela bestial y magnífica Ojos azules de Toni Morrison, que se va a la lista.
11 - Nocturno Mediodía. Antología poética. (1944-2001) de Sophia de Mello Breyner Andresen
Entre octubre y noviembre leí Dublinesca, del excelente Enrique Vila Matas. Admiro mucho a Enrique, creo que está montando una obra excelente, pero fui incapaz de encontrarle el toque de excelencia que sin duda el libro tiene. La poetisa noruega Pia Tafdrup ha publicado en la editorial Bassarai Los caballos de Tarkovski, un magnífico poemario sobre la senectud de su padre y el olvido, primaria forma de la muerte, de la nicaragüense Gioconda Belli leí Mi íntima multitud, en una poética caribeña llena de ritmo y color frente a la contención nórdica.
Nocturno Mediodía. Antología poética. (1944-2001) de la poetisa portuguesa es un libro excelente, con algunos poemas memorables que nos recuerdan que el poema es “un círculo trazado alrededor de una cosa, un círculo donde el pájaro de lo real queda preso” y que la “poesía nunca dijo a nadie que tuviera paciencia. El poema no explica, implica.” Y unos versos:
El poema me llevará en el tiempo
Cuando yo ya no sea morada del tiempo
Y pasearé sola
Entre las manos de quien lee
Mírate la manos y comprueba la mirada de esta excepcional poeta.
Cuando voy a viajar en avión por trabajo suelo llevarme un libro de poesía para leer en el viaje y en las esperas de los aeropuertos. A final de noviembre viajé a Madrid y me acompañó José Hierro y la relectura de su Cuaderno de Nueva York. Sus poemas son geniales.
12 - La puerta de Margaret Atwood
En diciembre leí El canto y la ceniza. Antología poética, preparada por Monika Zgustova y Olvido García Valdés que dice:
“ la poesía es el espacio en el que el poeta puede hablar con los muertos”
sobre la obra poética de Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva, dos poetas rusas que supieron en vida una de la otra, profesándose mutua admiración y que nunca llegaron a conocerse. Excelente libro que recimiendo.
Tras la poesía leí por primera vez a Domingo Villar y su novela negra La playa de los ahorcados, ambientada en la zona de Vigo y que me gustó. Eduardo Mendoza ganó el premio planeta con Riña de gatos. Madrid 1936 que percibí muy bien construida, mezclando personajes de ficción con históricos con maestría y humor y terminé el año con los poemas de La puerta, y las conferencias y escritos de La maldición de Eva de la escritora canadiense Margaret Atwood, excelentes ambos con los que comencé este blog.
La lista de los diez mejores libros que he leído este 2010 tiene doce libros, es lo que tiene la buena literatura. Os invito a que me comentéis los vuestros: estoy convencido de que si alguno de nosotros disfruta lo mismo que lo que disfrutó leyendo el proponente habrá sido un regalo.