domingo, 13 de septiembre de 2020

TRES POEMAS DE ICEBERGS DE REGINA SALCEDO IRURZUN

 

 

 

 

CONTRA EL MURO

 

 

 

Alimenta el olvido que pudre las colinas y esa boca de

túnel inexperto.

Alimenta ese estómago de padre alcoholizado que

tumbaba pasillos y sus cuadros, que fabricaba barcos

en la noche de barrio proletario aunque no supiera

entonces y, por tanto, los colores marchitos pareciesen

los únicos;

barcos de roja herrumbre condenados a hundirse sin

remedio.

Alimenta, vomita, teclea sin parar el hormigueo eterno,

inextinguible que bulle en cada célula, en el tonto ADN

de mis límites,

en el choque de ariete de mis huesos contra el ya nunca

más.

 

 

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DEMOLICIÓN

 

 

 

Los desmoronamientos, los peores derrumbes ocurren

por debajo del lenguaje, en el hueco interior de su

carcoma.

 

En el vano trataré de recordar años más tarde cuál fue la

frase exacta,

la voz que presionó la columna de carga que armaba la

estructura

hecha de acero y gestos.

 

Se trata del idioma de la sombra, del aura negativa del

adverbio,

de la fuerza que rige la extraña gravedad de las palabras.

 

Palabras que contienen ejércitos ocultos aguardando la

noche

para tomar la plaza, desde dentro,

como un verano lento. Indetectable.

 

 

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AUSENCIA

 

A veces es la tierra

cuando por fin

el salto.

Aire desvanecido;

incluso eso.

En su lugar

melaza de los átomos

y el picado

transmutado en satélite.

Extinta la energía

desde el primer

impulso.

 

 

 

Regina Salcedo Irurzun

Icebergs

 

Ediciones de Baile del Sol


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