sábado, 26 de febrero de 2011

CUATRO GOTAS DE DULCE CHACÓN


Dulce Chacón

Dulce Chacón, como luego Margaret Atwood, nos muestra una puerta para llegar a su poesía:

¿Acaso no es prisión
una puerta
que sólo pueda abrirse
desde fuera?
¿Y no es más cierto
que también es prisión
poder abrirla sólo
desde dentro?
Y más,
poder salir y entrar,
dejarla abierta
salir y entrar,
dejarla abierta:

Tras esos dos puntos siguen los poemas de su obra completa, con el título Cuatro Gotas (EllagoEdicionesPoesía) por los cuatro poemarios que Dulce Chacón publicó. Un título humilde y preciso.


Arrigunaga en febrero de 2011 por Pablo Müller

El primero es Querrán ponerle nombre (1992) que inicia con el poema mencionado: una puerta, luego una idea, un tren donde un minuto nunca dura sesenta y un segundos, un domingo a la intemperie y un beso de limpias carcajadas. Dulce Chacón construye sus poemas con geometría y espacio:

Se encontrarán
el tiempo y el olvido
en un ángulo recto

Y es capaz de guardar la sombra de su derrota, recordarnos que el tiempo —el pasado—y el espacio —el lugar— son las marcas del morir.

El segundo es Las palabras de la piedra (1993) un naufragio sin mar donde los poemas tienen minuto exacto y el desayuno es de pan alegre.


Chimenea con reloj en Legazpi febrero 2011 por Pablo Müller


La tercera gota es Contra el desprestigio de la altura (Premio de poesía Ciudad de Irún, 1995)

Dejad que la cautela
encuentre su linaje

El dolor se acopla a la herida

La voz dormida
al lado de la boca

Es la voz dormida el título de su memorable novela sobre las 13 rosas, episodio de cruel represión de los primeros tiempos del franquismo.

Llamemos a nunca
todavía.

Para cambiar los nombres que distraen mucho, y nombrar la esperanza, por ejemplo, barco, y al marino, héroe, al trabajo labor, jornada y tallo, y al salario sueldo, fruto o viento. Como dice Dulce Chacón pongamos un nombre cada día. Y así hoy día se dice humano y mañana, aniversario.

Digo rostro de arena
y digo labios
y párpados de arena
y digo manos
y caricias
de amor, de arena.

Y digo viento.

Racimos de arena en el tiempo de los vientos. Un rostro y unos labios y los párpados que lo completan a la distancia de una caricia de las manos.


Arrigunaga en febrero de 2011 por Pablo Müller


La soledad es amarilla
y se te cuela

Un color se hace con el espacio que te pertenece, un color se hace permanente tristeza y expulsa a la alegría.

Sé que vais a medir
el tiempo que tardáis en pronunciarlo.
Y yo quiero desmesura

Desmesura frente a la miedosa contención, vértigo contra la medida, y entre todas las palabras que maneja Dulce Chacón el tiempo que se vierte.

De los días y las horas
nada os dejo.
Hay desagües que no conocen su destino.

Desagüe para un recuerdo, desagüe para escapar el poema. Cañerías por las que trascurren los libros, sumideros para sumar jornadas.

quítale al palmo su medida

Si le quitas al palmo la medida queda el gesto que inicia una caricia que no compara, ni comprueba, ni modera.

el recolector de los días usados

Añade a lo ordinario un juntar de personas, reunión de jornadas, deslucida la reunión, penoso trabajo.


La cuarta gota es Matar al ángel (1999) y ahí Dulce Chacón nos reconoce que:

Ahora sé por qué el silencio
huele a grito

en su poema El exilio. Luego en También los niños explota en un torrente con palabras, despacio, dolor, blanco, ausencia, llanto, dolor, flor, palabras, madre, padre, ángel, palabras, dolor, dulzura, temprana, cruel, ocultas, ojos, maternal y última.

Se despide

Es hora de cambiar de sitio
a tu nombre.

Encantado de conocerte Dulce Chacón, gracias.

Ellago Ediciones
ISBN 978-84-95881-27-4
140 x 200 mm
190 páginas

Cuatro gotas se leyó en Lantzarte, entre el día 26 y el día 28 de enero de 2011, como consta escrito en su primera página y queda guardado en una estantería de oscura madera entre libros de Luis Cernuda y Antonio Colinas.

Javier Bermúdez Valencia




El Puerto desde Arrigunaga en febrero de 2011 por Pablo Müller





domingo, 20 de febrero de 2011

VUELO IB 0443 CON JOSÉ HIERRO

T4 Barajas. Octubre de 2010 por Pablo Müller

descienden las palabras a mi mano
picotean los granos de rocío
buscan entre mis dedos las migajas de lágrimas
José Hierro
Cuaderno de Nueva York

VUELO IB 0443 CON JOSÉ HIERRO
A José Hierro
La muerte anuncia la vida
anuncian
por megafonía puerta azul de lluvia
señoras, señores escondan sus cuadernos
señoras, señores escuchen el son
vuelo sin niño vuelo sin número
vuelo sin nadie
en la compañía de José Hierro

— el asiento es un tumulto de algas
difícil es el aire de los aviones
y es música el rumor de las turbinas —

de la aversión al viaje me defiende
el lápiz con él que embarco:
mantiene a raya a los altivos viajeros
de corbata y forecast

vocean palabras toscas los pilotos
en ebria ráfaga de canto y miedo
que traba el ansia de los pasajeros

las ballenas varadas son depósitos
de viejos vehículos — pura chatarra
con olor a salitre planta alga pez

— me voy de nosotros por pedir ayuda —

poema medusa con manos de viento
en silencio la nave abate el barco
sin tempestad queda el invierno mar
cercadas las playas festejan las dunas

la caótica prisa

la brisa cauta que pasa sin ruido
entre dos nadas, entre dos nuncas

como difíciles son las conversaciones
con los recuerdos marinos que duelen
del padre que dispone el viento y la fragua

manzana de lloro recuerdo
quién no tiene tareas pendientes de llorar

con bocas de sombra recibe al vuelo
el puerto seco de la central ciudad
José Hierro me cede el paso amable voz
buenos días cuatro grados muchas gracias

por volar

Javier Bermúdez Valencia
Conversaciones con Emily Dickinson


Camino de Barajas. Octubre de 2010 por Pablo Müller



Camino de Barajas. Octubre 2010 por Pablo Müller


sábado, 12 de febrero de 2011

CUANDO CONDUZCO

En viaje. Castilla. Agosto 2010 por Pablo Müller

Cuando conduzco el coche
advierto poemarastros en las cunetas
palabras entre cambios de rasante, semáforos
e incorporaciones de vehículos
pesados



Cuando conduzco el coche
hay letanía en el pensamientocruce
que equivoca farola y sable
luces de freno y latidos
de corazón


En viaje. Castilla. Agosto 2010 por Pablo Müller



Al parar el motor y tomar
aspecto de ciudadano
el poema se diluye
en el estertor del circuito de aire
que rezuma vapor de voz


En viaje. Castilla. Agosto 2010 por Pablo Müller



No añoro

En el próximo viaje me espera

En viaje. Castilla. Agosto 2010 por Pablo Müller

domingo, 6 de febrero de 2011

LOS TERRITORIOS DE CAZA

Anochece en diciembre 2010 por Pablo Müller


Son las farolas de la autovía al amanecer
sables que buscan decapitar
la luna llena

Ordenados marchan los automóviles
a los territorios de caza
insomnes

llora el cazador cuando destripa al corzo
y son sus lágrimas de alivio
y es su alivio un amanecer más
y es el amanecer la marcha
ordenada a los territorios de caza
a los polígonos industriales,
a las canteras de polvo de noche,
a los muelles de salitre y hierro
al ronquido del horno de pan industrial

Al atardecer hay quien echa en falta a la luna
sin duda la nubosidad la esconde
los charcos brillan plata y aceite
el mantenimiento de viales pinta
de alucinado rojo el cuerpo esbelto
de las farolas

Javier Bermúdez Valencia

LA MANERA DE RECOGERSE EL PELO - GENERACIÓN BLOGGER


Peinados de boda. Pablo Müller



Durante este mes de enero Pablo Müller y Javier Bermúdez han leído La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger, de Bartleby Editores, en ocasiones en voz alta como el poema Hija, de Ana Pérez Cañamares:

Hija, si en algún momento
mientras estás ocupada en crecer
— dura y lícita tarea —
puedes mirarme a los ojos
hazlo.

No te dejes las preguntas
para cuando sea la misma voz
la que cuestiona y la que responda.

Mira que en esta familia
tenemos la dolorosa costumbre
de conocernos mejor de muertos

Estremece.

Pasamos la vida ajustando cuentas con la familia, deseando, sufriendo y amándola, cuidándola con esfuerzo, descuidándola, y sin embargo no suele ser materia poética. Para Ana sí.

Otros poemas los leyeron en voz baja y con un lápiz con que subrayar.



Foto de familia. Enero 2006 del archivo de Pablo Müller






…cómo nos pesa el reloj como poemas inconclusos en la maleta…

Son los poemas tan densos que en poco espacio se llenan de peso.

paseando nubes con correa
por una calle vagamente encharcada.

O son tan livianos como nubes que enganchar

Sigue existiendo la mano ejecutora cuando finaliza el poema.

La mano se aleja al finalizar y deja en la intemperie al poema: la soledad del libro o del blog.


Bilbao. Octubre de 2010 por Pablo Müller




quizá no estemos quedando sin ángeles

Sí, sin duda

qué pena.

con un poco de suerte,
el día que lloras,
llueve
y
todo parece
volver
a
tener
sentido,

Charcos de versos, versos en el charco.

o que lo mejor está por venir
y lo cierto es,
que se fue hace tiempo

Ritmo de olas:

es importante
no olvidar mi nombre

una siempre tiene que poder responder
quién es
aunque en realidad

todavía no lo sepa.


La relación entre el tiempo y el alcohol

… un instante resaca

Outsider

al borde del mundo
los fracasos se ven menos

pero duelen lo mismo.

Y el desasosiego

por eso,
me sigo escribiendo entre poemas…

pasando esta puta vida
con buena

letra.

Poemas donde practicar la tristeza

durmiendo en el patio trasero

de los sueños de otros.


Bilbao. Octubre de 2010 por Pablo Müller




En algo hay que estar
por algo hay que entretener al espanto

Digo espanto y digo ganancia

…perdona
el descuido y el tono narrativo

Digo palabra y es femenino

Ser uno mismo,
ser,
es muy trabajoso
y quien no lo crea
ni es ni ha sido

Creías haber dejado de gritar de reojo al peso de la herencia que la historia deja a las mujeres y anuncia la importancia de la labor.


Amancer del día de Santo Tomás Diciembre de 2010 por Pablo Müller





cuento cuentos
me cuento el mismo cuento cada noche
para decirle al futuro
cómo tiene que ser

En esa aparente ingenuidad hay determinación, arrojo y rabia.


Un barco esperando a la entrada del puerto de Bilbao. Enero 2011 por Pablo Müller




Hay que ajustar las cuentas al tiempo, debe pagar sus deudas por muy poderoso que se tenga

porque demando a dentelladas del pasado
lo que por derecho el tiempo me debe

Es brutal el poema LA MADRE DE LOS MUERTOS, sensual, salvaje y descarnado

La calle era un campo de floreciente mantillo rojo,
Donde los pequeños jugaban a cambiar de alma.
Entre latido y latido,
mi esponja crecía y se llenaba de leche
como una ubre de perra para amamantar a sus cachorros.

Pero junto a la ferocidad también hay lugar para el humor

y teñía mis ojeras con misticismo teresiano.

Versos de nube encadenada:

La vida es como una piedra,
            que algunos nos empeñamos
                        en atarnos al cuello.



El mar Cantábrico en enero de 2011 desde Barrika por Pablo Müller




Una jodida certeza:

Ningún dios
puso sus manos
sobre ningún
niño herido
nunca.

Bilbao. Octubre de 2010 por Pablo Müller





Optimistas las gotas de la lluvia

fundiéndose en una sola
para caer antes

uniendo las palabras importantes y de dos hacer una: nuestravida

y negándose en un error:

Dicen, dicen, dicen…
Dicen que esto no es poesía,

tienen razón…


No, quien junta en un poema al hueso, al alambre y a la queja es sin duda poeta.


En la carretera. Navarra diciembre 2010 por Pablo Müller




Afirma

En tu gemido están juntos
el macho cabrío que brama
y el niño pequeño que implora

El sabio consejo a la hija sobre el momento de las preguntas y un juego de sartenes para compartir hijo con el banco

Tiene razón cuando dice

tener corazón no permite tener ciertas ideas

Y cuando dice

Perdonadme que ahora juegue:
el dolor fue una instrituz severa

por mi parte perdonada y me siento de su misma patria cotidiana.

Playa de Ereaga en enero de 2011 por Pablo Müller




Observa el movimiento de las manos y los brazos para recogerse el pelo, quizás se pueda ver los gestos con los que se conversa con los días. Aún sin cabello, aún sin días, la manera de recogerse el pelo acompaña.

la manera de recogerse el pelo
las mujeres, rapadas, de pie frente a los gases.
Y estaban nuestros nombres en las listas

Los insectos siempre están en guardia, como el miedo

…este amanecer que pone
en guardia a los insectos y los taxis



Anochece en la carretera diciembre de 2010 por Pablo Müller


Es muy cierto que

el amor que me viste y me desnuda

pero es pertinente, y tarea de poeta, recordarlo. Aunque advierta Inma que

Soy, a veces, colores.
A ratos, penitencia.

Y tenga la determinación de advertir a la niebla y a las desventajas

que no me toque la niebla un pelo,
que no se noten las desventajas

y muestre la misma determinación para recordar y para olvidar:

Recogeré pedazos de memoria,
los untaré de sombra

Inma se asoma a los huecos más tristes y no les pierde la cara

Como cuando llueve
y acabas de limpiarte los cristales

Inma sabe más de lo que dice de sus piernas.

Un banco vacio observando el mar Cantábrico en enero de 2011 por Pablo Müller




En la noche Begoña escribe y

se pregunta por qué no viene a acunarla
su madre. Es tan joven, está tan desnuda
y tiene tanto, tanto frío.

Madre, joven, desnuda y frío.

Ahí fuera hay hombres
con musgo
entre los dientes.

Las palabras de esos hombres son sombrías y húmedas

de camino al
trabajoescuelacárcel
de todos los días

Begoña calla compasiva

…Nunca pensaste que el amor fuese
tan dolorosamente real.




Playa de Ereaga en enero de 2011 por Pablo Müller



Las palabras pueden hacer huecos en el aire

hay tal hueco en este aire de agosto
que parece que sea octubre

y convertir las estaciones.



Árboles en invierno antes de la poda. Enero 2011 por Pablo Müller


LOLA LUGO


tus poemas manchados

frente a poemas pulcros y altaneros

poner los versos de puntillas
para que sean gatos – en una cornisa
y no sientan vértigo

poemas gato erizado, frente a la mansedumbre

lombrices de acero

gusanos que comen la tierra y la convierten en mantillo de metal

Cada frase – era un ancla de palabras
que nos remitía al fondo

Es una constatación: las palabras son las que alzan y las que hunden.

Mira – contempla en estas palabras – algo tuyo.
Ese gesto – que tuvo el privilegio de no morir.

Así termina el poema número 29



Invitados de boda. Julio 2010 por Pablo Müller


Trece maneras de recogerse el cabello, trece miradas que en ocasiones convergen en el mismo punto, seleccionadas por David González, y que en otras se alejan, que mantienen en común el desparpajo desinhibido, a veces brutal, a veces tiernísimo, cotidiano y lúdico.