Mostrando entradas con la etiqueta Jorge Riechmann. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Jorge Riechmann. Mostrar todas las entradas

viernes, 20 de junio de 2025

UN FRAGMENTO DE ECOESPIRITUALIDAD PARA LAICOS DE JORGE RIECHMANN

 






Espíritu, sugería Robert Musil, es la síntesis entre intelecto y emoción. Comenta Adam Zagajewski: «Es una buena definición práctica, aunque minimalista. Resulta más fácil decir cosa que los teólogos saben muy bien lo que el espíritu no es en la poesía, lo que no es en la literatura. No es un enfoque psicoanalítico, conductista, sociológico ni político, sino holístico, un enfoque en el que la Tierra, las estrellas y el rostro humano se reflejan talmente como en el casco de un astronauta».

La Tierra, las estrellas y el rostro humano reflejado en el casco de un astronauta: es una hermosa imagen (aunque nos atraigan más las psiconautas que las astronautas). Arne Naess no hablaría más bien del campo relacional donde todo está conectado con todo. No sólo para sobrevivir, sino para vivir bien, necesitamos visión de conjunto, como pedía Platón (para quien el filósofo tenía que ser synoptikós).

Para Vandana Shiva la espiritualidad es el conocimiento consciente de que todo está interconectado y debe ser respetado. «La integridad y la espiritualidad no son diferentes, y reconocer la integridad de cada persona y cada especia ya es, en sí mismo, espiritualidad». 41 Podríamos acumular muchos testimonios de experiencias unificantes de esa clase, especialmente en autoras y autores cercanos a la mística y al romanticismo. Por ejemplo, Friedrich Hölderlin escribe en Hiperión: «He sentido la vida de la naturaleza, que es superior a cualquier idea. Si me convirtiera en planta ¿sería tan lamentable? (…) ¿Cómo perderme fuera de la esfera de la vida, donde el amor eterno, común a todos, mantiene unidas todas las naturalezas? ¿Cómo separarme de la alianza que une a todos los seres?» Y desde el corazón de la Amazonia centro del mundo, la misma intuición: «Si nos entendiéramos como constelaciones constituidas por seres visibles e invisibles, inevitablemente tendríamos que dejar de destruir la Tierra, porque reconoceríamos todo lo que hay en ella como nuestros parientes».




Jorge Riechmann

Ecoespiritualidad para laicos

Cuaderno de apuntes


El Desvelo Ediciones


miércoles, 21 de mayo de 2025

UN FRAGMENTO DE ECOESPIRITUALIDAD PARA LAICOS DE JORGE RIECHMANN





¿Laicismo y espiritualidad serían opuestos? Sergio del Molino da por sentado que sí, 51 pero la cuestión es algo más compleja. Se puede desarrollar espiritualidades laicas (y, en particular, ecoespiritualidades laicas, que es de lo que trata este microensayo).

La espiritualidad en sentido laico tiene, en mi opinión, dos grandes componentes: primero la vivencia de conexión con todo (y con el Todo) que acabamos de explorar, y en segundo lugar el descentramiento del ego. Presentaré también alguna idea al respecto. 52

Ser un «yo» la conciencia subjetiva de un ser interdependiente, ecodependiente, finito, vulnerable y mortal es en principio bastante mal negocio: las ocasiones de sufrimiento resultan innumerables. De ahí las innumerables tentativas de distanciarse de ese estado o trascenderlo, desde las drogas psicotrópicas 53 hasta las vías místicas. 54 Escribe Ernst Tugendhat que el anthropos, en cuanto ser que delibera, puede tomar distancia de tres maneras. «La primera consiste en tomar distancia de las sensaciones inmediatas en consideración a fines y al futuro propio. Aprenden [los seres humanos] a contraponer la perspectiva de lo bueno [según razones] a lo que resulta más agradable o desagradable en la situación: a darles importancia a los fines más que a sensaciones y al futuro más que al presente. Aquí se toma distancia en vista de los propios fines y luego del propio bienestar. La segunda consiste en tomar distancia del propio bienestar, dándoles también importancia a otros (o a otras cosas). La tercera consiste en tomar distancia de la propia egocentricidad. En este caso, los que dicen 'yo' toman conciencia de su pequeñez y la de sus preocupaciones en el conjunto del universo.» 55

Yo no puedo dejar de ser el centro de mi subjetividad, o mejor, no puedo vivir en el mundo sino desde ésta (de igual manera que no puedo saltar en la plaza, a mediodía, dejando atrás a mi sombra). Pero no tengo por qué ordenar el universo en torno a esta subjetividad. No puedo dejar de vivir egocentrado, pero esto no tiene por qué implicar ser egocéntrico.

Puedo considerarme en el mundo uno más de los «diez mil seres» de los que habla la tradición china, relativizando la perspectiva egocéntrica. Puedo desplazarme del centro al margen. «Distanciarse de sí mismo significa tomar distancia no sólo del egoísmo, sino de la propia egocentricidad. (…) Lo que aquí se quiere decir con sí mismo es yo quiero: el aferrarse o apegarse a los objetos de la voluntad, que es característico de la egocentricidad humana, comenzando por el no poder zafarse del miedo a la muerte.» 56




    51 Sergio del Molino, «Vivimos tiempos religiosos. La mirada se va apagando», El País / Ideas, 31 de marzo de 2024

    52 Recupero aquí un par de páginas de mi libro Autoconstrucción. La transformación cultural que necesitamos. (Catarata, Madrid 2015)

53 Algunos antropólogos has sugerido que es el deseo humano de conseguir un suministro estable de alcohol y no de alimentos la razón por la que, en el Neolítico, cambiamos la recolección y caza por la agricultura, y con ello comenzamos a dejar atrás el «comunismo primitivo» y la vida nómada. Una consideración cabal de las ecoespiritualidades ¿puede eludir tomarse en serio las sustancias enteógenas? El libro de Michael Pollan Cómo cambiar tu mente. Lo que la nueva ciencia de la psicodelias nos enseña sobre la conciencia, la muerte, la adicción, la depresión y la trascendencia (Debate, Barcelona, 2020) sería buen punto de partida. Enseguida volvemos sobre esta cuestión.

    54 «El problema común que solucionan [religión y mística] de forma opuesta es el problema de la contingencia. Este problema surge directamente de un elemento de la estructura antropológica fundamental: del hecho de que la voluntad humana se relaciona con el futuro, razón por la cual, primero, se dirige a fines, y segundo, siempre está conectada con deseos en sentido estrecho, es decir, con lo apetecido cuya realización no depende de uno mismo. En los otros animales, no se da una cosa ni la otra.

    Por el hecho de dirigirse a fines, la voluntad humana se encuentra siempre es una tensión entre éxito y fracaso, y esta tensión implica (1) que los seres humanos tienen que esforzarse, y (2) que saben que el éxito no depende solo de ellos. Por lo tanto, mucho más que cualquier objeto determinado, lo que esencialmente caracteriza a la voluntad humana es la conciencia de la radical insuficiencia de la propia capacidad de acción para hacer realidad no sólo ciertas esperanzas, sino metas muy elementales: la vida, la salud, la alimentación, estar con otros. Los seres humanos anticipan como posibles las desgracias con que animales de otras especies tan sólo se enfrentan cuando tienen lugar (…), temen siempre frustraciones y desgracias. Ante todo, por supuesto, la muerte: la propia y la de quienes están cerca.

    En la historia de la humanidad se han emprendido dos caminos para calmar el dolor que supone este estado: justamente los caminos de la religión y de la mística. El camino místico consiste en relativizar o incluso negar la importancia que tienen para uno los propios deseos. Se trata, pues, de trasformar la comprensión de sí mismo. El camino religioso, en cambio, consiste en dejar los deseos como están y, en lugar de transformarlos, realizar una transformación del mundo mediante una proyección de deseos: el poder [numinoso] que envuelve a los humanos es condensado en seres discretos de cuya actuación puede uno imaginarse que dependen la suerte y la desgracia propias, seres vistos como poderes sobre los que se puede ejercer influencia.» Ernst Tugendhat, Egocentricidad y mística, Gedisa, Barcelona 2004, p. 136-137.

    55 Ernst Tugendhat, Egocentricidad y mística, op. cit., p. 46

56 Ernst Tugendhat, Egocentricidad y mística, op. cit., p. 120




Jorge Riechmann

Ecoespiritualidad para laicos

Cuaderno de apuntes


El Desvelo Ediciones


 

jueves, 7 de marzo de 2024

INFORME A LA SUBCOMISIÓN DE CUATERNARIO DE JORGE RIECHMANN

 





contra el sobrevivencialismo

En los años 1960, Erich Fromm le dijo a Ivan Illich que no existe palabra más necrófila que supervivencia. Si la vida se convierte en «lucha por la supervivencia», vivir no vale la pena. Tiene sentido luchar por muchos objetivos, pero precisamente no por sobrevivir. Seguramente somos muchos quienes pensamos que en una biosfera devastada, y en el seno de una cultura exterminista, no merece la pena vivir.

La evolución darwiniana favorece por encima de todo la autoconservación (supervivencia y reproducción), sea. Pero la verdadera vida humana empieza justo más allá de eso. Nos lo enseñó, por ejemplo, Lewis Munford: «Mediante los prolongados esfuerzos del hombre por hacer y pensar, esa criatura que nació sin habla, sin trabajo, sin hogar y sin arte asumió la tarea más elevada: hacerse humano. Con ese fin ha utilizado sus funciones corporales específicas para otras metas distintas de las que servían a la reproducción y la supervivencia».



Antepasados al Rescate

Mi personal mito de la Gran Asamblea me remite a otro mito (de Joanna Macy en este caso): podríamos llamarlo Antepasados al Rescate. El punto de partida es que a la mayor parte de la gente, a lo largo del tiempo y en diversas culturas, no le ha parecido ninguna cosa rara que quienes viven en otras zonas temporales pudieran auxiliarnos. Malidoma Somé, escritor y chamán africano, lo expresa así: «En muchas culturas no occidentales, los antepasados se hallan en íntima y vital conexión con el mundo de los vivientes. Siempre están disponibles para guiar, enseñar y nutrir». La escritora estadounidense (budista, ecologista profunda y experta en teoría de sistemas) sugiere: «Cuando estamos luchando o nos sentimos solas, podemos hallar fuerza moral abriéndonos a cierto sentido de apoyo ancestral. Así como un atleta puede actuar mejor cuando lo aclama una multitud, de igual manera podemos imaginar a una muchedumbre de antepasados animándonos en todo lo que tenemos que hacer para que no se detenga el río de la vida».



la vida no nos debe nada

Dios no nos debe nada, titulaba Kolakovski uno de sus inteligentes ensayos. Qué importante llegar ojalá que no muy tarde en la senda vital a un lugar donde poder decir: la vida no me debe nada.



y para terminar, tres asuntos importantes

Sabemos menos de lo que creemos.

Nos sorprendemos más de lo que esperamos.

Y Jorge Luis Borges en 1985: «Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso...»




Jorge Riechmann

Informe a la Subcomisión de Cuaternario


Árdora Ediciones


miércoles, 28 de diciembre de 2022

TRES POEMAS DE EN EL FONDO DEL VALLE HA MUERTO JORGE RIECHMANN

 




En el lugar

donde se exterminó a los lobos hace mucho

yo recibí la visita

de un lobo blanco


Toma, dijo,

mi corazón vacío

y entendí que debía masticarlo


De la rotación de tus costillas

harás un refugio

De tu silencio gimiente

harás una canción


Me pongo en camino


No es otro mundo, ¿sabes?

Es este mundo

pero sin la opacidad de la ignorancia


Me pongo en camino

mordiendo el corazón vacío


8 de octubre de 2020


―――――――――――


¿Qué hace Gramsci cuando se queda sin espacio

para la guerra de movimientos

sin tiempo para la guerra de posiciones?


Cuando el glaciar de la montaña se derrite

¿qué hace Sísifo?


Y la afligida Casandra

cuando arde Troya antes de hacer sido incendiada

¿qué hace?


―――――――――――


Veinte millones de años

llevan cantando los pájaros

sus asombrosas melodías


Ciento treinta millones

las flores regalando su esplendor


Y nosotros

los recién llegados

nos creemos con derecho a usarlo todo

explotar todo

destruir todo



Margaret Robinson, india micmac (algonquina) por su origen, recoge esta declaración de Joseph Couture, un sabio indio cree: «Solo hay dos cosas que debes recordar acerca de ser indio. Una es que todo está vivo, y la segunda es que todos somos parientes».




Jorge Riechmann

En el fondo del valle ha muerto Jorge Riechmann


Baile del Sol


domingo, 9 de octubre de 2022

PARAR / PASAR UN POEMA DE JORGE RIECHMANN EN EL CONSUMO DE LO QUE SOMOS MUESTRA DE POESÍA ECOLÓGICA HISPÁNICA CONTEMPORÁNEA

 

 

Parar / Pasar

 

“momento de parar”

César Manrique

 

Oh, saber

parar,

saber detenerse.

Saber decir:

hasta aquí

y no más allá.

Está bien

así, lo bastante

basta, lo suficiente

sufíes y otros

hortelanos del alma,

y no debe

crecer ya más.

No tanto: detente,

momento,

eres perfecto, como;

déjame vivir en

ti, momento, no

encerrado

en tu seno,

no insecto

en ámbar sino

abierto desde ti.

Saber parar.

 

De quien fuera capaz

de esto, los milagros

asombrarían

a todas

las criaturas vivas.

 

Y saber

pasar

 

 

Jorge Riechmann

 



El consumo de lo que somos

Muestra de poesía ecológica hispánica contemporánea

Steven F. White (Ed.)

 

Aridjis – Calderón – Galeano – Huenún – Riechmann

 

Amargord Ediciones


sábado, 24 de septiembre de 2022

UN FRAGMENTO DE SIMBIOÉTICA DE JORGE RIECHMANN

 

 

 

 

«Estamos intentando salvar a lo que nos salva. Y lo que nos salva son los elementos básicos de la vida: que las plantas crezcan, que el agua esté limpia, que el aire sea transparente. De lo que se trata es de ser simplemente recíproco. Entiendo la vida como suma de reciprocidades y, por lo tanto, hay que alejarse de la norma de conducta más extendida en esta sociedad: la mezquindad, que es falta de agradecimiento hacia lo que te dan como un regalo y ni siquiera lo recuerdes. Me salva contemplar el amanecer de un arroyo o el del día, ver caer una hoja o escuchar un pájaro. Me salva escardar la tierra con un azadón y también pasear con mis yeguas…»

 

Joaquín Araújo «La mejor cosecha del bosque es la paz» Entrevista citado en

 

Simbioética

Homo sapiens en el entramado de la vida –

Elementos para una ética ecologista y animalista en el seno de una Nueva Cultura de la Tierra gaiana,

de Jorge Riechmann

 

Plaza y Valdés Editores


sábado, 3 de septiembre de 2022

SIETE POEMAS DE Z DE JORGE RIECHMANN

 

 

 

 

Publicando

estos cuadernos de rápidos esbozos

porque el tiempo para hablar se nos acaba

 

el tiempo para luchar se nos acaba

 

mientras el tiempo de amar

no acaba nunca

 

(Nos damos

mucho calor unos a otros

para hacer frente al helado espanto

de este tiempo abrasador que viene)

 

 

 

 

 

La desesperación

es una forma de certidumbre

 

y el futuro es incierto

—advierte con razón Rebecca Solnit

 

 

 

 

 

En la primera página se pide perdón

En la segunda, perdón

 

Tenga este libro cien o doscientas páginas

en cada una de ellas

se pide perdón

                                    perdón

                                                     perdón

 

 

 

 

 

Cada año

la magamáquina industrial quema

entre uno y dos millones de años

de antigua luz solar

 

y así destruimos y nos autodestruimos

 

Por eso

alguien ha propuesto llamar a nuestra época

ya no Atropoceno sino

Catatrozoico

 

 

 

 

 

Imagina

una motosierra funcionando

con biocumbustible

 

Un árbol proporciona la energía

para talar mil árboles

 

¿Lo visualizas? Bien: ya sabes

buena parte de lo necesario

para entender nuestro mundo

 

 

 

 

 

Pedir perdón a este pino, a aquel otro

 

Perdón al señor corzo

 

Perdón por ir demasiado deprisa

demasiado voraces

demasiado sedientos

arrasándolo todo

 

 

 

 

 

Fundar el mundo

con delicadeza

 

Fundar el mundo

como si tal cosa

 

Fundar el mundo donde puedan vivir

todos los animales

 

Fundar el mundo enhebrando

lo visible y lo invisible

 

Fundar el mundo

como una flor de pasadizos

 

Fundar el mundo

contigo

 

 

 

Jorge Riechmann

Z

 

Huerga y Fierro editores


sábado, 20 de agosto de 2022

MIEL DE VERTIGO DE UN ZUMBIDO CERCANO DE JORGE RIECHMANN

 

 

 

 

MIEL DEL VÉRTIGO

 

Amé todas las pérdidas

ANTONIO GAMONEDA

 

 

Tres días para lo alto, tres días para lo bajo, uno para la sabiduría. En sus manos pongo la llave —horizonte cárdeno y huesos— que abre la puerta de mi casa.

 

No un sistema mecánico de pesos y contrapesos, concebido para que a fin de cuentas jamás se modifique el circuito de la decisión; sino el equilibrio más delicado entre el pimentón y el invierno, entre la historia y la misericordia, entre la escarcha y la melancolía.

 

El que trajo las enredaderas de la hematopoiesis, el color amarillo y el color índigo, los granos de alimento amargo para el corazón. El que no quería dividirse entre la presión del glaciar y el escalonamiento de la libertad. El que caminaba sin navaja, soñaba sin licencia, custodiaba las metamorfosis.

 

De él diría: es un poeta, viene de lejos, si no pudiera afirmarse lo mismo de cualquier ser humano que haya vivido su tiempo con fidelidad al humo cálido del corazón.

 

Antonio Gamoneda escuchó, habló, calló, inequívoco en la cruz que forman la vertical del cosmos con la horizontal de la vida. Ahí donde cualquiera puede encontrarse, encontrarle. Él viene de muy lejos.

 

Tiempo de compartir el pan de escanda, la rueda de arenques y las grosellas negras. Antonio, bluesman a orillas del Bernesga, miel del vértigo, determinante acíbar de la poesía.

 

 

 

Jorge Riechmann

Un zumbido cercano

 

Calambur