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lunes, 9 de mayo de 2022

WINSCHOTEN, 1942 EN ADER DE LUIS EDUARDO GARCÍA

 

 

 

 

Winschoten, 1942

 

 

 

El 9 de julio de 1975

salió de Cape Cod, Massachusetts, a bordo

del Ocean Wave

(un pequeño velero

de cuatro metros de eslora

y aproximadamente doscientos kilos)

con el propósito de cruzar el océano Atlántico.

 

El viaje sería

la segunda parte de su tríptico

En búsqueda de lo milagroso.

 

Luego de tres semanas

la comunicación con él

se perdió.

 

Tras nueve meses

el bote (vacío)

fue encontrado por la tripulación de un pesquero gallego

cerca de Irlanda.

 

Su cuerpo sigue perdido.

 

 

 

La primera  parte  del  tríptico  se  tituló  “Una noche en Los

Ángeles”.    Está  conformada  por  dieciocho  fotografías de

20,3  x  25,4 cm.  Cada  una  incluye  un  verso de “Searchin”

la canción de The Coasters, escrito a mano con tinta blanca.

 

En  varias  de  las  foto s aparece él,  de espaldas,  en algún

punto de los  Ángeles.   Siempre es de noche o está a  punto

de serlo.

 

 

 

Entre 1970 y 1971

su obra se concentró en el acto de caer.

Registró en video

sus caídas desde azoteas, árboles, banquetas, etc.

 

Hay quienes ven en esto una metáfora de la existencia, otros

una exploración del dolor

o del fracaso.

 

Incluso hay un académico de Buenos Aires

que lo interpreta como

el intento de emular la experiencia

de contemplar un hueso de vaca

a través de un vidrio empañado.

 

 

 

En una de sus piezas

llora durante tres minutos

frente a la cámara.

No sabemos por qué.

 

 

 

En 1962 viajó de Holanda a Marruecos

para ir después a los Estados Unidos.

 

El barco que lo llevó a California

se llamaba Felicidad.

 

 

 

Nació en Winschoten, Holanda, en 1942.

Sus padres se llamaban Bastiaan Ader y Johanna Adriana Appels.

 

 

 

Luis Eduardo García

Ader

 

Ediciones Liliputienses


jueves, 5 de septiembre de 2019

TRES POEMAS DE LUIS EDUARDO GARCÍA




UNA VOZ DE SUAVE MOTOSIERRA



La descomposición era inevitable.
Su cabeza escarchada comenzó a perder hielo
y en cualquier fotografía su postura adivinaba una malformación.

Su autorretrato más bello parecía una boca con tres dientes oscuros.

¿Fue ahí donde comenzó la voz suave de la motosierra?

Los poemas son como peces; puedes atrapar alguno vivo y hacer que su brillo naranja adorne cierto espacio o puedes divertirte desgarrándolos para deleitarte luego con su aroma pestilente.

El semáforo le daba tres luces celestes.
Eso explica el aumento de vísceras a un nivel general.

Entonces fue devorado
por un telón azul oscuro.



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IMITADOR DE MARCEL DUCHAMP VERSUS IMITADOR DE DIOS/EL VACÍO (LUCHA EN JAULA)



Esto no es un poema es arte contemporáneo
no hay ritmo no hay imágenes no existe la idea de poema.
Las tres líneas se llaman “pájaro”.

Esto es un poema
hay música, hay enigma, existe la idea de poema.
Es muy hermoso, puedo decir
“un deshielo
nos desgarra”.

Esto ya no es un poema, es arte contemporáneo otra
vez; el espacio en blanco ha sido intervenido. El cielo
violentado por las moscas.

Esto es un poema nuevo. Es inconfundible.
Un oleaje
gris
nos cubre
(los siguientes dos espacios en blanco también son poesía)



Éste espacio está dedicado nuevamente al arte
contemporáneo. Aunque debo decir que el arte no
existe. Sin embargo esto es arte:
Representación del encuentro con el ángel que jamás
podrá ser representado. 2011. Colección privada.

Vuelvo al poema.
La raíz de todo. Lo indecible.
Palabra de fuego creador.
Herida luminosa.
Hueso.

Ahora es arte contemporáneo: Bombilla sobre la
destrucción del mundo IV.
Ahora
es
un
poema.

Ahora nada.



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HOLA, SOY UN BOT DE ADRIENNE RICHE
(EN FASE BETA)



Imagina que quieres escribir un poema
sobre una mujer que entreteje el cabello
de otra mujer. Mejor sería que supieras
si las mujeres del poema podían respirar
y permanecer unidas o si sus cuerpos
podrían pertenecerles realmente.
El lenguaje puede pisarnos el cuello, puede
ocultarnos en sitios estrechos.
La tentación de lustrarlo es muy grande, ¿pero
existe un impulso interior o algo
nos controla a distancia?
¿Te darías cuenta si ambas mujeres
quisieran escapar?
¿Te darías cuenta si perdieras
todo rastro de filo?

Tienes que saber esas cosas.



Poemas póstumos de Luis Eduardo García

Ediciones Liliputienses