viernes, 24 de abril de 2015

DOS POETAS DOS POEMAS ENRIQUE Y VIKTOR





automme // el sol / no será más el beso en mi rostro / ni la caricia el protegido / de las promesas de primavera / no será / la quemazón / y ceguera de su luz / del perlado verano / porque yo habito el otoño / la estación de los suelos que crujen / el tiempo / de los insectos que duermen / al son / y al lado / de la muerte

Enrique Cabezón — Desdecir - Amargord Ediciones





casi
una
sola
voz

un solo idioma no
basta
precaria
cantinela

ni en esta
ciudad hay
menos de once
lenguas

has de
insistir
arruinado
cantar

Viktor Gómez — Pobreza - Calambur


domingo, 19 de abril de 2015

LOS IDIOMAS NUEVOS



Padre y hermanos, del archivo de Pablo Müller, hacia 1969


«siempre
la voz marina del padre
allí
salvándola.»
Begoña Paz

Son los idiomas que llegan nuevos
los que pueden hacernos felices,
es la voz del padre que salva
la niñez:
poesía es la forma que la vida
reparte cartas, paciencia, llegarán
mejores jugadas.




lunes, 13 de abril de 2015

ANTES DE SAQUEAR EL CIELO



«La entraña de mi consciencia
pasea por los puentes de Bilbao
con un hijo cogido de mi mano.»
Oscar Alberdi

Antes de saquear el cielo Oscar Alberdi propone un abandono del infierno-realidad en el último poema de su libro póstumo, que comienza dedicado a su hijo Adrián, cuyo calor guarda cuando pasee descalzo por el cementerio para ángeles” que tal vez ahora recorra.

Entre medias la premoción: “mi cuerpo yace sobre la mesa del forense”, el ajuste de cuentas: “lo primero que hago mientras tomo el café / es abrir el periódico por las necrológicas y rebuscar entre los nombres / ansiando leer el tuyo” el recuerdo del padre que “no murió de viejo” y el diálogo con el hijo en  “Nadie escarmienta en cabeza ajena” desde la soledad del final de la noche ¿o la vida?

“el sueño de creerse a salvo de no deber nada a nadie; al fondo de bares siempre oscuros y ruidosos, bebiendo solo en un rincón, sujeto a una copa como una bola de cristal siempre predice un futuro inaceptable; bajo el gris amanecer, en la doliente intemperie de caminar por los muelles tan vacíos de vida”.

Los poemas de Oscar Alberdi son poemas de ciudad, pegados a la acera y a la verdad, que huelen a motor diésel, premonitorios de la muerte del poeta, algo que tarde o temprano ocurre y que la poesía siempre prevé: “La entraña de mi consciencia / pasea por los puentes de Bilbao / con un hijo cogido de mi mano.”

Un libro para leer de noche, a la vuelta de los bares, que todos los que nos movemos en las noches y en la poesía en Bilbao debemos leer para sentir la entraña de la ciudad y de sus poetas muertos.


Antes de saquear el cielo. Oscar Alberdi Sainz - Colección Noches Poéticas - La Única Puerta a la Izquierda




martes, 7 de abril de 2015

TELÉFONO



L'Estartit, abril de 2013 por Pablo Müller
«miradas enterradas en un pozo,
miradas que nos ven desde el principio,
mirada niña de la madre vieja
que ve en el hijo grande un padre joven,
mirada madre de la niña sola
que ve en el padre grande un hijo niño,
miradas que nos miran desde el fondo
de la vida y son trampas de la muerte
— ¿o es al revés: caer en esos ojos
es volver a la vida verdadera?,»
Octavio Paz


Suena el teléfono a la mañana pronto y la voz
que se escucha pide ayuda y no la pide,
 — pues no tiene permiso —, cree que es culpable
de la mente que se vacía a su lado: — aprendan
a estar solos, procuren pasar el mayor tiempo
posible consigo mismos, — dice Tarkovsky, no duelo,
no llorar…
Suena el teléfono a cualquier hora y atrapado
el auricular asir la ayuda, no la alcanzo, se vacía
la voluntad y los pies se quedan piedras,
si suena ese teléfono terrible y con ese sonido se fabrica
la tristeza que como cada día, ¿dónde puedo
dejar esta mirada de auxilio? ciego ¿cómo sostener
este teléfono? ¿ver al padre que se hace agua?, ahogo,
se hace piedra y arrastra cansado la angustia y cuelgo,
cuelgo…




sábado, 4 de abril de 2015

SANGRANTES




«Y como de un calíz
bebí la sangre de tus entrañas
la sangre que manaba entre tus piernas
lluvia de vida y de amor
de dolor y de fuerza»
Cristina Peri Rossi


«Sonrien mis amantes pálidos / completamente amnésicos / les arrojo mis vísceras» lo dice Angélica Liddell

promesa del hambre para el invierno

«clavando los dientes por todo el cuerpo una niña comienza a hacerse de mundo» lo dice Rocío Cerón

dientes necesarios para morder el lugar de la vida

«no me corto las venas porque atentaría contra la inmortalidad que las recorre» lo dice Miriam Reyes

vida difícil, vida invivible,

«palabras para un cuerpo de ceniza, cojo una copa de vino, la perfección está en el odio,» lo dice Begoña Callejón

vendimia, madre mira la memoria perdida de padre, las uvas ácidas de parra, y manifiesto antinaufragio:

«sangre, escribo en el espejo con mis dedos, » lo dice Leire Bilbao

en todos los hoteles por donde paso, escribo noche,

«fértil cuerpo, espeso muslo» lo dice Ana Gorría-,

tú eres el deseo, la última palabra de la noche, un asidero de sangre,

«imagino al animal, me acoge desde el reino de la enfermedad y la memoria, la poesía era este dolor de querer atravesar todas las formas» lo dice Maria Ramos

sangre y dolor,

«mi corazón perverso se ha calmado» lo dice Elena Medel,

alguien escondido en el tiempo,

«todo comienza cuando se cancela un nacimiento / y hay que vivir lo no vivido» lo dice Natalia Litvinova

por ejemplo la vida del que no tuvo vida,
un armario,

«bailaban con una boca llena de herbicida. De los ancianos ahorcados por hablar de la enfermedad demasiado alto» lo dice Layla Martínez,

la comida barata en los asilos, desnutrición en silencio
el invierno está pariendo muchachas,
al viejo lo atan a la cama,
cantar afónica, cerca del muelle, los barcos que salen

«escribir poemas es ser artista forense, en arena versátil» lo dice Berta García Faet

deshilachar el aire cerca del mar, el tamarindo,

«adiestrar a los mares» dice Laura Rosal

el mar y el coágulo,

«yo era el sol en las ramas de un árbol / negro y joven, anunciaba un bosque» dice Eva Reiro

el bosque comienza en el árbol,
en el hueco entre las ramas por donde entra una luz
y una mosca,

«la soledad de quien habla» dice Sara Torres,
«es el silencio el que nos ama, el que nos / concede la noche» dice Agostina Ciccone

la sangre que aleja, que acerca, que deshace vida y la hace.