domingo, 24 de julio de 2016

LOS QUE ESPERAN


Mujeres y niños en las minas de Bizkaia. 1890. Archivo Museo de la Minería del País Vasco



«Los que esperan que lleguen las condiciones objetivas de la revolución esperarán por siempre.»

Rosa Luxemburgo

 

Contra el dueño de la mina el bisabuelo barrena

el agujero preciso para el cartucho de dinamita,

el que arrancará el brazo al hijo Julián,

el que dará los réditos futuros de los premios nobel,

el que engordará la cuenta mercenaria de Vargas Llosa.

 

Antes contra el dueño de la tierra que expulsa

al padre sin nombre, contra el guardia civil que escupe

a la puerta de la taberna de donde marcha sin pagar,

antes contra el cura que golpea con el cinto a las niñas

que juegan porque es viernes y el silencio es obligatorio

y así aprenderlo cuando habla el hombre,

habla el patrón,

habla el dolor.

 

Contra el dueño del taller de las máquinas el abuelo

forja las anclas del miedo, los viajes tristes en los barcos

a América, la última carta del hermano lejos,

la fiesta obligada para aplaudir al dictador que entra

en la oscura ciudad de humo y niebla mar,

contra el dueño,

contra el capataz,

contra el hombre que aún

no es persona.

 

 

miércoles, 20 de julio de 2016

la historia con minúscula



Moguer, julio de 2015 por Pablo Müller
 
 
 
«Existe […] una historia con minúscula en donde se lucha por hacer las cosas bien. Eso es un fin y es al mismo tiempo un durante, y en el durante hay sentido»

Belén Gopegui

 

la historia con minúscula es sobria

y callada, que no muda,

la historia con minúscula está en los márgenes,

clandestina, escrita en cuadernos,

atenta y paciente,

la historia con minúscula ocurre al final del día,

el resto sus protagonistas trabajan,

y se acerca con la atención del cuidado,

a veces ofrece café y bizcocho,

la historia con minúscula madruga con las mujeres,

con la tenaz decisión de hacerlo bien,

cuenta todos los fracasos para que no haya derrota,

porque la historia con minúscula,

al contrario de esa otra que avasalla,

vuelve a la casa siempre alguna vez.

 

 

domingo, 17 de julio de 2016

MI MADRE DICE


marzo de 2013, por Pablo Müller


«El padre de mi padre, el padre de su padre, sus

 sombras como vientos »

Wallace Stevens

 

Mi madre dice

que le han cortado el pelo, a mi padre,

está guapo. Sonríe,

mi madre sacude

con el revés de los dedos, los restos

de los pelos sobre el extraño jersey

de julio, no sé qué hace el peluquero,

podría tener más cuidado.

Y abandona la sonrisa,

mi madre escucha

algunos prosaicos argumentos. Los digo

buscándole el consuelo. Mejor,

se escape la culpa,

no contesta mi madre,

años en ese silencio

después de la palabra del hombre.

Sabe que no estoy en lo cierto.

La verdad es que cualquier descuido

es el peligro para un viejo.

 


domingo, 10 de julio de 2016

LOS LÍQUIDOS ÍNTIMOS DE OLGA NOVO





 

Los líquidos íntimos

 

Con mi piel puedes hacer injertos en los manzanos.

Algunos conservan estirados los nombres que grabé a navajazos

todas las tardes al volver de la escuela.

Acostumbrada a tirar por un poema como por un ternero

cuando se le ven las patas

cuando ya no está en edad de crecer

toda maduración requiere un desgarro de tendones

entonces es cuando corren por mi pecho rebaños de cabras

que no se dirigen a ninguna parte

me suben a las paredes desde las que te veo

arrancan con la lengua el pasto mientras te vas.

El tacto de tus violines me hace llorar terriblemente

y casi no puedo soportar que tus manos me acaricien

como la lana de los jerseys que me hacía mi madre cuando era niña.

Pero con mi piel

con mi piel se pueden hacer injertos en los manzanos.

 

 

29 de enero del 2002.

 

Querida mamá: estoy aprendiendo a ladrar.

 

une saison en enfer. repite conmigo Une-Saison-En-Enfer.

mis treinta generaciones analfabetas Yo estoy aprendiendo a ladrar.

marcar un nunca territorio con la epiglotis

como un can como una perra cualquiera

emperrarme hasta volver en mí en can entonces pronuncio

Walt Walt

Walt Whitman mamá.

 

estoy aprendiendo a ladrar.

me pongo de culo al sol me agarro a una azada

e intento imitar el canto del cuco del cuco de culo al sol entonces

mi garganta se exprime de dolor

y aúllan como nunca los futuros posibles que nos abomban las venas

como un cazo de leche vertiéndose en el fuego.

 

los ojos de mi amor llevan dentro

el tintineo de los cencerros unocontraotro unocontraotro

de la novena sinfonía de Gustav Mahler

mamá.

 

y yo te miro a los ojos a los ojitos estás tan cansada

pero yo no y aquí

es el momento de la furia can

escucho con atención la campana de cris

tal de tus sueños incumplidos

como una escultura delicada de Brancusi

de Cons tan tín Brancusi.

 

una vez y otra vez el corazón tan grande

como una seta enorme el otoño eres tú auh auh auh loba

aquí me tienes bailando gritando saltando

una maestra gutural un volcancito gutural

como Virginia Woolf como Virginia Woolf como Virginia Woolf.

 

te miro las manos podría lamerte las cicatrices de las manos

hasta que dieran luz

y curarte las hernias discales con un solo verso alejandrino

con una sílaba de centeno crudo con un oh-là-là y después
después

contar una por una tus canas enraizadas en las edades del mundo

tu lengua plantígrada mamá

podría incluso reestructurarte la osamenta

con el implante de una canción anarquista.

 

a veces siento el dolor sedimentándose

lámina

por

lámina

como la pizarra:

es un esguince emocional clavado en la nuca

y para ladrar así a veces es preciso llorar yodo

sajarme las rodillas con una guadaña hasta ver el sol tan cerca

a tres centímetros del iris

mamá

yo tenía que mamar de tu médula

asombrar al mundo cuando te baja la compasión a las caries

y a los pechos

caídos

de cansancio.

 

para poder ladrar yo tendría que roer durante años

tu alergia al polen a los vilanos de los chopos

tu anemia circulando en sentido inverso por la sangre

tendría que ir contigo a enterrar a tu hermano de veintisiete años y

apretar la mandíbula para no partirme la lengua

con su tuberculosis                                              mamaíta.

 

sé muy bien que para poder ladrar

tendría que ir contigo a mi infancia

y verme a punto de morir deshidratada

y rogarle a la virgen en la que no crees

que me devolviese a la vida de tres meses y medio

y soldarme en tu regazo para siempre

como una pieza de hierro de tu vientre.

no pienses que no sé que para poder ladrar

tendría que ir contigo a las últimas horas

de la abuela Carmen agarrada a las cuatro puntas de su pañuelo

y a tu bazo.

 

yo sé muy bien sé todo

que para aprender este ladrido

al fin hicieron falta

mil mujeres lavando sin cesar en el río de Saá

y mil arando y dos mil cosiendo y cinco mil

recogiendo leños y raíces en mitad del monte y Tú

sobre todo tú plantando pinos en una sierra inmensa

desaprendiendo cuanto eres

agujereando tus dudas.

 

Querida mamá: estoy aprendiendo a ladrar.

 

alguien me ve abriéndome la mandíbula hasta hendirla y digo ya

ya ladro ouh como el perro no no

como Camille Claudel como Camille Claudel como Camille Claudel

como Camille mamá en el mármol

como Camille

como Walt Whitman Walter Benjamin voy mamá

voy hacia ti

voy yo voy

alta

alta

auh...
 
 
 
 
Olga Novo - Los líquidos íntimos - Poesía Cálamo

miércoles, 6 de julio de 2016

ACERCA DE LA PALABRA INTANGIBLE


Septiembre de 2011 por Pablo Müller


INTANGIBLE

 

Todo se puede tocar, con la punta

de unos dedos, otros, con la esquina

de una idea, conciencia, con la gota

seca del aliento de este cansancio

de palabras.

 

Todo se puede tocar, es la misma

escena la que muestra una palabra

pronunciada, amor, una palabra oída,

adiós, una palabra tocada, ven, bien,

acércate, belleza, dolor.

 

Todo se puede tocar, es cuestión

de acariciar la voz convenida,

desde el miembro vivo

del cuerpo verdad.