viernes, 27 de julio de 2018

LOS LIBROS MÁGICOS




Hay libros mágicos. Es un hecho científico. La magia aparece junto a las personas que los intervienen. Hay veces que una escritora la alcanza en su texto, otras llega por los personajes que aparecen, o la historia que relatan, por las circunstancias que se confabulan para que se convierta en libro: ya sabemos que los cajones están llenos de libros tristes.

Y en ocasiones, todos esos sucesos se alinean como planetas perfectos para regalarnos el libro mágico.

84, Charing Cross Road, de Helene Hanff, está tocado por esas constelaciones inauditas. La literatura surge entre cartas comerciales; los personajes se hacen grandes y hermosos porque son verdad y se hicieron fuera de la literatura, para terminar haciéndola suya:

...me dijo que las personas que viajaban a Inglaterra encontraban exactamente lo que buscaban. Yo le dije que buscaría la Inglaterra de la literatura inglesa, y él asintió y me dijo: «Está allí.»

Hay amor a los libros, hay solidaridad y ayuda mutua, hay amistad y tiempo: veinte años canónicos de viaje de cartas de un lado al otro del océano.

Al leerlo admiro la calma con que esperaban las respuestas: ¿seríamos capaces hoy de soportar una espera de meses? Y en la amistad construida con palabras y con pequeños gestos que va creciendo como un árbol.

El libro me lo regaló Jaio Espía. Eso también tiene magia: la amistad entre gentes apasionadas por los libros y el narrar el mundo se construye con estos hechos: un libro que viaja de una biblioteca a otra, una carta donde reconoces el sentido del humor de la amiga, su generosidad y su alegría. Gracias Jaio.


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