viernes, 29 de junio de 2018

CUATRO POEMAS DE ANTONIO MARTÍNEZ I FERRER




[27]



En las sombras, el asesino
rezaba odios.

Acompañado del fuego
saltó a la calle
y todas las esquinas
olvidaron
las voces del hijo.



[39]



De nuevo me encontré
con el vecino del primero,
el saludo, se perdió en el aire
y comprendí su rabia.

Se le escapaba la vida del alma
entre los tabiques.

Las páginas de las soledades
se escribieron para él.

Desconoce si fue el guardia del banco,
o fue cualquier vecino vestido con el mismo fuego.

Del hijo perdido en la corrida
por una avispa de plomo y odio,
un cartón en la cómoda, con una imagen
desgastada por los besos,
es la única luz de sus extraños días.



[51]



El niño se ha puesto a cantar con voz
de geografías verdes.

Los caballos del tiovivo
corrían por dentro de sus risas.

Alguien puso en mis ojos las lágrimas
del recuerdo.

Dentro de mis soledades,
los dientes sin boca de las ausencias,
me comían las voluntades.



[54]



Gritaban los ausentes del miedo
y mordía un parado
su sueño de pan.

De los deseos sin destino
sólo una esquela de seda han encontrado
esperando el autobús de los vencidos.



Antonio Martínez i Ferrer
El rumor del patio

Germania

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