martes, 25 de noviembre de 2025

COUSAS QUE COMENZAN POR Y UN POEMA DE YOLANDA CASTAÑO EN UN COBERTIZO LLENO DE SIGNIFICADOS SOSPECHOSOS

 






Cousas que comenzan por y


Esa nostalxia, as violetas,

una sinatura tan allea ás nosas linguas,

estar de viaxe, Armenia, signos estranxeiros,

a capa carnosa que cobre a miña sensación.

Un país que no existe, a terra rara septuaxésima,

en vastas extensións o mínimo elemento para a cópula.

Todo o varón que hai en min,

ás veces ti, e eu outras,

non teño ningunha palabra de nove letras.

Vítima e verdugo abrazados nunha soa lingua,

horizontes aos que nos guindar: ao mar, a Portugal, a España.

O sendeiro impracticable do tao, gaiolas aladas nos 70,

o vermello das pantallas, algún metáis prateados.

O punto da túa vida no que non sabes que decisión tomar,

tres liñas iguais, soñando un pacto,

a memoria escura da nación terrible.

A violación do meu nome, o último que che escribo.

A xuventude, corréndonos entre os dedos en distintas direccións.

Cando abrimos a porta do cuarto de baño da poesía

atopamos o pai convertido nunha rocha.

A mera ocorrencia de que poida ser un xugo ese sur,

yo-lan-da-cas-ta-ño repetido ata que non significa nada.

Segundo algún códigos, o meu número inevitable,

a simultánea prole dunha illa que implora,

a tormento do modisto, os cascallos do medievo.

O respectado capricho dos nacionais patriarcas,

os desvelos do illamento nunha aldea de Suecia,

o bendito sabor das uvas de Corinto,

mercé dos teus labios nunha hora futura

e, entre as pernas, o meu sexo

que tamén comeza

por Y.



―――――――――――



Cosas que empiezan por y


Esa nostalgia, las violetas,

una rúbrica tan ajena a nuestras lenguas,

estar de viaje, Armenia, signos extranjeros,

la capa carnosa que cubre mi sensación.

Un país que no existe, la tierra rara septuagésima,

en vastas extensiones el mínimo elemento para la cópula.

Todo el varón que hay en mí,

a veces tú, y yo otras,

no tengo ninguna palabra de nueve letras.

Víctima y verdugo abrazados en una solo lengua,

horizontes a los que lanzarnos: al mar, a Portugal, a España.

El sendero impracticable del tao, jaulas aladas en los 70,

el rojo de las pantallas, algunos metales plateados.

El punto de tu vida en el que no sabes qué decisión tomar,

tres líneas iguales, soñando un pacto,

la memoria oscura de la nación terrible.

La violación de mi nombre, lo último que te escribo.

La juventud, corriéndonos entre los dedos, en distintas direcciones.

Cuando abrimos la puerta del cuarto de baño de la poesía

encontramos al padre convertido en una roca.

La mera ocurrencia de que pueda ser un yugo ese sur,

yo-lan-da-cas-ta-ño repetido hasta que no significa nada.

Según algunos códigos, mi número inevitable,

la simultánea prole de una isla que implora,

el tormento del modisto, los escombros del Medievo.

El respetado capricho de los nacionales patriarcas,

los desvelos del aislamiento en una aldea de Suecia,

el bendito sabor de las uvas de Corinto,

merced de tus labios en una hora futura

y, entre las piernas, mi sexo

que también empieza

por Y.




Yolanda Castaño

Un cobertizo lleno de significados sospechosos

(Antología bilingüe)


Prólogo de Adam Zagajewski


Editorial Milenio


No hay comentarios:

Publicar un comentario