miércoles, 23 de abril de 2025

TRES POEMAS DE ÁNGELA MARTÍNEZ FERNÁNDEZ EN HURACANES EN LA PERIFERIA






SI SE SUBE AL ANDAMIO

y le dan convulsiones

ningún escritor va a contar su historia



porque la literatura, casi siempre, deja caer una sábana

sobre el cadáver de los obreros muertos


así nadie sufre

ni se entera

ni se quiebra el papel con historias poco interesantes para

la gente que se regodea en la puerta de las facultades

o en la Fnac


la literatura


casi


siempre


(he dicho casi siempre por temor a que nadie lea nunca este

poema)


olvida contar las convulsiones

de nuestra clase social.



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«Yo nací un días

que Dios estuvo enfermo,

grave.»

César Vallejo



YO NACÍ UN DÍA EN QUE EL PESET ESTABA LLENO

y mandaron a mi madre a otro hospital

como si hubiese ido a pedir mesa a un restaurante y no

tuvieran sitio libre.


Mi infancia me tintó las pupilas de

blanco y negro

igualitas al uniforme de los camareros que a todas horas de

blanco y negro

pasaban por delante de mis ojos.


Me convertí en equilibrista de las barras

y mamá

con cara de camarera

con cuerpo de camarera

con manos de camarera

me levantaba a pulso para que viese cocer el arroz.


El presente

es un pozo confuso donde habita la niña que fui y mi con-

ciencia de clase.

Por culpa de sus gritos

nunca duermo

ni me adapto.



―――――――――――



EL CÁNCER NOS HA DEJADO LA CASA VACÍA

sin un lugar donde agarrarnos pienso

que no verás crecer todo tu esfuerzo

ni a tus hijos

ni a nosotros

que te quisimos como a un padre siempre


hay un hueco en el centro del salón que no se ve pero

cuando me siento ahí

justo

ahí

me cuesta respirar y la ansiedad me llena el pecho de

recuerdos


El cáncer nos ha dejado al casa vacía

y a mí

casi

casi

sin nada que decirnos.




Ángela Martínez Fernández

Huracanes en la periferia


la oveja roja


 

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