viernes, 25 de abril de 2025

BAJO LA PROTECCIÓN DE LA OSCURIDAD UN POEMA DE ANN LAUTERBACH EN Y POR EJEMPLO

 






BAJO LA PROTECCIÓN DE LA OSCURIDAD



¿Recuerdas? Hacía un día precioso en el parque.

Tenía la noche libre, y la hora empezó contigo

diciendo hola como un héroe en una película que no habíamos visto.

Pensé

cómo continuaré charlando

cuando esto está aquí, en carne y hueso,

esta música.


(la música llena el espacio)


Después de esa temporada, nos encontramos en el bosque otra vez

en la esquina de la tienda coreana, donde están las flores.

La noche no era joven, pero

el tiempo nunca lo es.

Ama todo lo que quieras, la historia aún

prevalece con su show horrible.

Este año, deberíamos citarnos para un beso.

Ancestros, las influencias se publican a paso lento

aunque pronto todo estará hecho en China,

donde la industria es un romance.

Las modas remotas nacen, penetran

y se parecen unas a otras, pero quién dice ¿qué es lo que se olvida?

Los relojes polvorientos, sacados de algún guion,

doblados como armas, disparan sus rayos, miles mueren.

Trocamos estos cromosomas por aquellos, sabemos

que se recuperan tan fácilmente de lo que los enferma


condensados dentro de los patrones occidentales:

una mujer y un hombre a

diferentes velocidades.


Y se escuchan los pasos de noviembre

bien entrada la tarde de un domingo cuando

dejaron una perfomance diferente

en Nueva York. ¿Querías cambiarlo por otro?

Amado, se escuchan los tambores

aunque no el viento.

Antes de que muera pienso decirte estas cosas.

En el desagüe, queda el último pelo


de un nido, pero otras reuniones

llegan deshechas, se han

vuelto sal en el exilio.

Los largos senderos requieren nuestra inmovilidad,

y se separan, uno se va a la siguiente temporada

el otro detenido en la luna.


Conducíamos como si

persiguiéramos el zodíaco, haciendo un camino en el aire nocturno, su

ecuación cero, su anaquel vertiginoso.

Los cables de la negación nos atan a lo extraño

buscamos a tientas, prisioneros

de la persistencia, por el circuito letal de la esperanza.

Ni siquiera la comida entra. Todo lo demás está de paso.




Ann Lauterbach

Y por ejemplo


Traducción de Marta López Luaces


Ediciones Contrabando


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