miércoles, 3 de mayo de 2017

EL CUADERNO DE LAS TAREAS EXTRAORDINARIAS




Este cuaderno de las tareas extraordinarias nació como una especie de terapia. Tenía unas premisas: debía estar en la mesilla de la habitación donde durmiera, debía escribir en él nada más despertarme, debía servir para recoger el impulso de los sueños para encarar mejor los días y sus rutinas. Y todo por un malestar laboral.
El cuaderno evolucionó pero mantuvo lo esencial: debía escribirse a mano, a lápiz, tal vez porque la amenaza de poder borrarse daba a lo escrito el riesgo de la fugacidad, pero también el deseo de la importancia. Colocar la fecha y escribir de un tirón sin pausa. Y nunca superar una página por día.
Luego ponía a su lado fotografías que iba haciendo con el teléfono móvil. A veces la imagen que aparece tiene una relación muy estrecha con el texto, en otras esa conexión está más escondida. Opino que siempre la hay. Entiendo que proponen un diálogo entre palabra e imagen.
Lo comencé en diciembre de 2012 y lo terminé cuando se agotaron las páginas del cuaderno comprado en una tienda de muebles de origen sueco, en mayo de 2016.
Me acompañó a algunos de los viajes que hice en ese tiempo, aunque no siempre escribí en esos días. En ocasiones estaba meses sin atenderlo, en otras escribía varios días seguidos.
Es un cuaderno de tarea, una forma de recoger de lo habitual y rutinario lo más hermoso y sustancial, lo extraordinario. Ese sí era el primer impulso de su comienzo.
Para esta edición que se debe al entusiasmo de Jaio la Espía, y su A Fortiori Editorial, he vuelto a reescribir los textos seleccionados. Sólo he corregido errores ortográficos y gramaticales, intentando mantener la efímera escritura del instante y el lápiz. He podido descubrir que incluso cuando lo transcribía con el objeto de que fuera legible debía escribir hasta el final del texto y/o la página porque de otra manera las palabras se desinflaban y dejaban de tener el sentido que las animaba.
Algunos textos pueden leerse como notas de diario, otros como pequeños poemas. Muchos están escritos a mi hijo, otros están escritos sobre mi padre. No tener más reglas que recoger las tareas extraordinarias de los días nos permite ser directos con la importancia, con las ganas de vivir, mejor.




2 comentarios:

  1. Singular, profundo, pensado especial como tú eres Pablo Muller...Javier¡¡¡ qué bien suena ese libro.

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  2. Muchas gracias Loren, un abrazo muy grande

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