sábado, 3 de diciembre de 2022

UN POEMA DE EN ÁMBAR DE AURORA VÉLEZ

 

 

 

 

En las heridas quedan

dientes de hormigón, suspendidos en el aire

y en el tiempo, engarzados

por cables retorcidos, sujetos al doble techo del hangar

pese a todo y por milagro.

 

Las tripas de nuestras guerras expuestas

a los pájaros y al viento, al cuenco de tierra

que tormentas y vendavales depositan, con cansancio

de quien se da por vencido o lo aparenta,

con la sabiduría del presagio primero.

 

Tiene algo de catedral este edificio gris.

 

Geranios, higueras, orquídeas, enredaderas… nacen

entre las vigas de hormigón que paraban las bombas

buscan la luz trepan hacia ella, imparables, seguras de su poder.

 

El cemento suda su tiempo blanco.

Recojo una estalactita en el suelo.

 

En este bunker de Burdeos se reparaban

submarinos Nazis.

Dicen que a treinta metros,

por debajo de este doble tejado, hay cadáveres,

cuerpos de prisioneros, Republicanos españoles.

Los niños jugaban aquí al escondite

después de la Guerra.

 

Yo disparo con la cámara, sin parar

la belleza palpitando en mi retina. La vida

se impone a lo material a la fuerza de la ira.

Un bunker inmenso, un santuario, un jardín,

construido con hormigón alemán

durante aquella Guerra

que laceró mi continente y que hoy tiene pocos testigos.

 

Renazco en este doble tejado, como un arbusto tierno.

 

 

 

Aurora Vélez

En ámbar

 

Amargord Ediciones


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