viernes, 24 de marzo de 2023

BIBLIOTECARIO DE ESTANTES VACÍOS Y OTROS DOS POEMAS DE TAPIA CON MIRLO DE JOSÉ ÁNGEL CILLERUELO

 


 

 

 

BIBLIOTECARIO DE ESTANTES VACÍOS

 

 

Aprende de memoria los ritmos y los bailes

con que se agita el corazón del álamo.

 

Estremece la piel de las aguas tranquilas

alborotándolas con vanos sueños.

 

Modifica el perfil de las dunas. Devasta

los castillos de naipes sin piedad.

 

Tuerce primeras citas hacia el abismo. Elogia

solo la terquedad de las paredes.

 

Va sin invitación de casa en casa. Entra

por las ranuras. Tiembla. Insiste. Se queda.

 

 

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POÉTICA

 

 

Collar de nubes y el silencio áptero

de los domingos, casi con nostalgia

de las prisas por alcanzar el tiempo.

 

Haré al horno la pierna, con patatas,

se irá dorando con el día, lenta-

mente, mientras preparo un gran bizcocho.

 

No importará que los olores, juntos,

se esparzan por el piso. La ventana

aportará el aroma del otoño.

 

Extenderé el mantel, pondré las copas,

en el centro un jarrón de flores. Todo

tan hermoso para que nadie venga.

 

 

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CÓMODA CON INSECTOS

 

 

Una cisterna que gotea,

el hollín de la luz cuando traspasa

los cristales, hedor a olvido,

gorjeo de una radio mal

 

sintonizada hace tiempo,

desde cuando bailábamos los sábados

por la tarde en el comedor,

inmortales los dos, la vida.

 

Una ventana que no encaja,

dejadez y abandono en todas partes

donde mire. Las emisoras

 

de la ciudad radiaban música

la noche entera. Imaginábamos,

insensatos, que aquel era el final.

 

 

 

José Ángel Cilleruelo

Tapia con mirlo

 

Prensas de la Universidad de Zaragoza


jueves, 23 de marzo de 2023

EL EMPARRADO Y DOS POEMAS MÁS DE LA CASA EN EL ÁRBOL Y OTROS POEMAS DE KATHLEEN JAMIE

 


 

 

El emparrado

 

 

Ni de nacimiento ni como regalo

ni elaborada ni legada

esta morada en el bosque es poco

más que una urdimbre o señuelo

 

en la maleable luz

que los árboles suavizan y confinan.

Aunque únicamente es

una actitud mental

 

mera exhalación alzándose en estrofas,

los vientos acometen

su derecho a existir, este fondeadero

o caja de música, velado

 

y que enumera hasta el detalle

la restricción de herencia

segura solo de su necesidad

de anunciar.

 

Pero cuando el canto, emitido

desde tan frágiles enclaves

alcanza el límite del bosque,

regresa en ondas

 

 

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Crepúsculo

 

 

Volamos, esta noche de verano, hacia un borde,

un filo de luz fino como alambre. Crece mientras

descendemos, luego ilumina la tierra lo suficiente

para que nombremos, por colina o estuario, cada

municipio que hay abajo. Este es el Norte, donde la

gente, el mundo quizás gusta de imaginar, sostiene un

pez en una mano, en la otra un cabo de vela.

Podría conformarme con eso. El avión se estremece,

después rueda hasta quedarse detenido en el extremo

más lejano de la pista. No es día, esta luz en la que

hemos entrado, pero el día está presente en lo que se

juega. El cielo es el aún gris pálido de una garza que

vigila las pocetas de la orilla.

 

 

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Murciélagos enanos

 

 

En el centro del aprisco

una arboleda de abetos de Douglas

sostiene entre ellos, tiernamente,

un alto recinto como un jarrón.

 

¿Cómo pudimos habérnoslo perdido

hasta hoy, nunca haber visto

este transparente, translúcido recipiente

teñido como de cuarzo?

 

Lo que descubrimos eran murciélagos:

como carbonilla, desmenuzable, titilante

el lugar cercado por árboles

hasta que el aire pareció acelerarse

 

y los quirópteros fueron una sola

nerviosa inteligencia, probando su idea

de una nueva forma

que se desplegó y adquirió coherencia

 

delante de nuestros ojos. El espíritu

del mundo es intersticios como este;

células que se recargan con la luz del día;

¿era eso lo que nos estaban diciendo?

 

Pero se esfumaron, de repente,

antes de que comprendiéramos

y los árboles crecieron en un círculo,

elegante y mudo.

 






 Kathleen Jamie

La casa en el árbol y otros poemas

 

Traducción de Antonio Rivero Taravillo

 

Tierra de Sueños


miércoles, 22 de marzo de 2023

TRES POEMAS DE NO HACE FALTA QUE ENTIENDAS LO QUE PONE EN TU CAMISETA DE JOSÉ MARÍA CUMBREÑO



  

 

 

También las avispas

construyen sus nidos

con papel.

 

 

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       Cuando   cumplió   dieciséis,    Gregor    Schneider   se

mudó  a  una  casa  que  su  familia  tenía  en  Rheydt,  una

ciudad  cercana  a  Colonia.  Desde  entonces,  durante más

de veinte años,  la  convirtió en el espacio  en el que poder

experimentar  y  reflexionar  de manera práctica sobre la

soledad, el miedo y la memoria.

       Haus u r (1985).

       Tiró   tabiques.   Levantó    otros.   Construyó   nuevas

habitaciones  dentro  de  las habitaciones que ya  existían.

Un muro frente a otro muro. Una  ventana delante  de otra

ventana.

     Un lugar que es el doble de sí mismo.

     Donde los recuerdos pesan el doble.

     Donde las sombras miden el doble.

     Y  donde  nunca  terminamos  de  estar  seguros  de si

todavía seguimos viviendo allí.

 

 

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Un buceador que escala una montaña

por primera vez.

Un alpinista que trata de llegar

al fondo del lago

mientras contiene la respiración

a duras penas.

Justo eso es la poesía:

una persona fuera de lugar,

alguien que se esfuerza

por mantenerse

a flote o sin caer

entre el susurro y el grito.

 

 

 

José María Cumbreño

No hace falta que entiendas lo que pone en tu camiseta

 

Ril Editores

 


martes, 21 de marzo de 2023

CORTAR UN LIMÓN UN POEMA DE DANIELA EMA AGUINSKY EN TERAPIA CON ANIMALES

 

 

 

 

Cortar un limón

 

 

Recién en la cocina me acordaba

que antes de conocerte

cuando cortaba un limón lo hacía por el Ecuador

en cuatro partes anchas y carnosas

que apretaba con toda la mano

el líquido chorreándome hasta la muñeca

semillas disparadas

la lengua corriendo detrás.

 

Desde que apareciste en mi vida

corto el limón

como me explicaste que se cortan los limones:

en seis meridianos y con destreza

una cuchilla afilada en el aire

que no llega a tocar la mesada.

 

Con dos dedos exprimo los gajos

las yemas empujan suavemente

la piel rugosa

los jugos bajo control.

 

Admito que así

la fruta es más rendidora

el procedimiento metódico

y sencillo

pero cómo me gustaba

chuparme la humedad ácida

de las palmas

cuando la pulpa explotaba silenciosa

como una estrella

y nadie me veía.

 

 

 

Daniela Ema Aguinsky

Terapia con animales

 

Ediciones Liliputienses


lunes, 20 de marzo de 2023

TRES POEMAS DE JAVIER PERALES VALDÉS EN EL ARTE DEL MARTILLO

 

 

 

 

EN CUALQUIER CIUDAD

 

Puedo sentir la máquina trabajando a pleno

rendimiento intentando evitar la quiebra del sistema

Pepe Rivas

 

 

Podría haber sido

en cualquier ciudad,

de cualquier país

un día cualquiera.

Pero fue en mi ciudad,

en mi país

un insulso miércoles de febrero.

Miguel desayunaba viendo las noticias

como cada mañana,

una ministra, hija de militar,

de esos que ganaron la guerra,

decía en pantalla

que a ella nunca nadie

le había regalado nada,

que tenía treinta años

cotizados en el servicio público.

A Miguel eso le daba igual,

pensaba que ya había

demasiados funcionarios

porque él era mecánico como su padre

y, aunque trabajaba en un desguace,

siempre quiso colocarse

en un concesionario oficial,

aún era joven tenía tiempo.

Conduciendo su viejo coche

llegó al trabajo como otro día más,

pero no, no era un día más,

porque esa mañana, a Miguel,

se le cayó un coche de mil kilos encima

y, mientras su sangre y sus vísceras

se mezclaban con la lluvia en el suelo,

sus sueños se desvanecían.

Y se acabó el ahorrar para un coche nuevo,

para un piso de tamaño razonable

o para un viaje a algún lugar soleado.

Y se acabaron las cervezas después del trabajo,

y se pararon otras dos manos más

que movían los engranajes de esa máquina,

la que fabrica dinero,

mientras, como cantaba El Hombre de negro,

alguien se hace rico en su sofá…

en su despacho,

o con el culo pegado a un radiador.

 

 

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CINE AMERICANO

 

 

El malo siempre

tiene peor puntería,

su coche corre menos

y elige peor el vestuario,

en cambio, el bueno,

tiene mejor fortuna,

su cruzada es más noble,

invade el país correcto

sin daños colaterales

y siempre, siempre,

le sonríen los mercados.

 

 

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NUNCA APRENDÍ

a hacer raíces cuadradas,

cuando teníamos un examen

acababa todas las cuentas,

los problemas y las ecuaciones

menos las raíces cuadradas.

Aprobaba por los pelos

y ningún maestro me decía nada

ni se preocupaba,

la cosa era aprobar.

El tiempo me dio la razón

y me di cuenta de que en la vida

todo es sumar, restar, dividir

y, cuando se trata de problemas, multiplicar

para acabar pasando justo, por los pelos.

 

 

 

Javier Perales Valdés

El arte del martillo

 

Más Madera Editorial