martes, 22 de abril de 2025

EL DESCAMPADO DE LAS URRACAS DE ANÍBAL CRISTOBO





EL DESCAMPADO DE LAS URRACAS




Este sitio no existe. Por ejemplo: levantamos una piedra

del mar y mi hija dice que esas manchas blancas

son tasabis. No sabe de dónde lo sacó. Yo tampoco

sé nada: imagino

que alguien tendrá un accidente,

pero todos seguimos radiantes en las fotos.

Ayer anduvimos junto a los arrozales hasta insolarnos, y

pensé

que un coche podría salirse de su carril, o que caeríamos

por unas escaleras. Más tarde

escribí algo sobre mancharme con un helado de fresa.

Salimos a caminar,

a buscar a una gata que habíamos visto

el año anterior, pero sólo encontramos un descampado

con las empalizadas cubiertas de caracoles. Marina dijo

que la gata siempre estaba en la calle, que seguro

la había atropellado algún coche. Días después, las

manchas de la otra

tarde se llaman bobbits. Cuando busco, descubro

que son monstruos gigantes

de las profundidades, y que existen gusanos que se

alimentan

de piedras. Este sitio no existe,

y está listo para ser arrasado.




Aníbal Cristobo

El descampado de las urracas

(diarios de paternidad 2018-2021)


Ril Editores


 

miércoles, 16 de abril de 2025

[LUZ] DE SAYAK VALENCIA EN POSTALES DE R

 






[LUZ]




Me increpa: ¿por qué le temes a los clichés? En

realidad esta pregunta es la última de una retahíla

conversatoria. Llevo días y vidas pensando en la

luz, hago teorías pero siempre es más fuerte la lumi-

nosidad que sus metáforas.


Conocer las letras para luz no es conocer la luz y

aun así no podría abstenerme de nombrarla.


La aproximación más pálida, la sensación de jugar

a la paradoja de Zenón. Trato de saber en qué parte

de mi geografía corporal vive la luz. R se ríe de

mí. Cree tener todas las respuestas, pero no es así.

Cuando y/o me fugo, cuando y/o me voy a través de

los ojos y el viento, R no sabe qué hacer.


Seguimos hablando en silencio de la luz, R dice que

esta luz, justo esta, se encuentra en el triángulo del

sexo y es dios(a). Y/o me río, me río mucho porque

sé que es verdad y me da miedo, me da miedo el cli-

ché que construyen las palabras sobre los cuerpos.

Me da miedo que triángulo del sexo se emparente

con rendición. Me da miedo no saber hablar de esto

sin mancharlo. Me atemoriza el intento del lenguaje

y su malinterpretación, es decir, su interpretación.


R se sigue riendo, después se calla y dice: BETIKO

ARGIA, es la frase que buscas cuando dices amor.




Sayak Valencia

Postales de R


Continta me tienes


martes, 15 de abril de 2025

UN FRAGMENTO DE LIBRO DE MIENTES DE FRANCISCO JOTA-PÉREZ






framåt, retablo


Aceptarse no siendo, y al aceptarse ir siendo, ir hacia el ser, aceptar el riesgo de ser en falso, de ser otra cosa, de ser el otro, uno de los múltiples otros que la posibilidad ofrece en sus espejos, y uno, uno mismo, pero el llegar a ser uno mismo y no el otro, ¿cómo podría lograrse? ¿Habrá que conocerse ya y desde el principio? ¿Cómo despejar la autenticidad si cada acción nos crea y nos deforma, si aquello que hemos vivido arroja su sombra? ¿Qué mide nuestra autenticidad?

María Zambrano


1


por donde purga la represión,

despejar desde ese comienzo

a tientas cuando no a gatas,

cuando no a rebato, quedar salvaje

la famélica interfaz de carne

respuesta primaria, tangente

cuando no a discreción, idiota,

los idiotas poderes consensuados

de quienes solo amnistían lo público

para votar sin común, sentir su avasallar,

¡no son más que actores! Sillares.

¡No son más que actrices! Bloques.


Inclinarse a la perfección,

frustrarse por ello, porque la técnica

es una ristra de decisiones a la espera

de que alguna conlleve un resultado,

y cada una implanta conocimiento,

aleja de lo cortes y del melodrama,

pero hay que seguir relacionándose

con el contrato grapado a la ingle,

tanto para une como para tres, cinco,

ocho en el andén, cien en fila de a une,

incluir deja a la idiotez disminuida

aunque la interfaz de carne supure

urgencias, se tense de costosos antojos.


conocer hasta quizá ser conocide,

y una vez conocide, agotar lo conocido,

dejar en pilar y vigas y forjados

la escuela más pacífica, ahora un solar

en el que no se librase batalla alguna,

las defensas dan resultado, aguantan

los diques, resiste lo que implica la renuncia;

sisifemia: obsesión por el crecimiento

en el trabajo, uniforme septicemia laboral,

¿qué hay de la estampa de Sísifo? Atonía.

Actuar, tomar la vez, actuar al punto,

embrujar a las grandes fortunas,

a los pequeños tenedores, cresas

y estiércol para sus carísimos nichos.



1 el quinto, amigo, ese al que se ama pero no se tiene, no es viable tener un quinto amigo, invisible, demasiado audible, casi tangible, correoso, insípido, algo repugnante, que asegura alejar lo que se escurre de entre los dedos pero del que se sospecha que se llena los bolsillos con ello, como rencores, para más adelante, el quinto amigo de peluche que bate la mandíbula, se extravía en el día a día y pide, insiste, un doble deslumbre, más distracción, expectora un arte terrorista, el quinto amigo que se cuelga del brazo y musita «arte terrorista contra la violencia monopolizada», sugiere «palabrotas, con ellas hice mi choza»




Francisco Jota-Pérez

Libro de mientes


Ediciones Liliputienses


 

lunes, 14 de abril de 2025

PATITOS UN POEMA DE MAYTE GÓMEZ MOLINA EN CIRCUITO CERRADO DE VIGILANCIA

 






Patitos



En mis aplicaciones mil vídeos prometen

esto es lo más tierno que verás hoy”

Qué fácil abrir la boca y tragar ese anzuelo

mullido chantaje

Sé que solo buscan mi atención,

pero lo han conseguido


En esta casa llena de muebles iguales

que no huelen a nada

me uno con las casas del mundo

donde viven las personas como yo

en países que no son suyos

(ya sea porque no nacieron allí

o porque los turistas les arrebataron

su país)


En estas casas de madera simulada

tenemos que vivir en condiciones

precarias para el corazón

o para el cuerpo

de poco sueldo o pocos amigos

Que no se puede tener todo

ya lo sabíamos

pero tampoco hacía falta ensañarse


Yo entro en casa como en trance

y entre la puerta vestida y el sofá en pijama

no recuerdo nada

Me rizo sobre mi móvil como un feto

un feto ya demasiado grande

buscando lo amoroso en la pantalla

una placenta donde quedarme dormida

algo que ofrezca un abrazo

un recodo de terciopelo entre el alambrado


En esta casa de muebles baratos

que tanto me ha costado

no hay nadie

Solo yo y mi video de un gato rodeado de ciertos de miles

de patos amarillos como días de sol

suaves suavísimos suaves


Y como aquí en esta casa vacía llena

cara casa barata

no tengo nada ni nadie para acariciar

como en este país tan lejos

el único que me quiere es el mercado laboral

acaricio cada pato de esos miles con los ojos

porque los ojos me llegan

hasta la punta de los dedos

por eso siento algo cuando en videollamada aparece

la cara de mi amor mi abuelo o mi madre


Esto es lo más tierno que verás hoy

y si solo por eso pinchamos

cuántas caricias nos hacen falta

y qué miedo tenemos de extender la mano

y tocar algo que de verdad respire

porque todo es plano y no huele ni suspira

en este cine en mi mano abierto 24 horas al días

donde siempre ponen

la misma distinta película




Mayte Gómez Molina

Circuito cerrado de vigilancia


Prólogo de Pol Guasch


Cielo santo


jueves, 3 de abril de 2025

UNA SOLA PALABRA UN POEMA DE MAHMUD DARWIX EN LA HUELLA DE LA MARIPOSA

 






UNA SOLA PALABRA




EL susurro de la palabra en lo invisible es la música del signifi-

cado, que se renueva en cada poema: quien lo lee, de tan secreto

como es, cree haberlo escrito.


Una sola palabra, una única palabra, que brilla como un dia-

mante o una luciérnaga en la noche de las especies, es lo que hace

de la prosa poesía.


Una palabra corriente dicha atolondradamente en una esquina o

en el mercado, es la que hace posible el poema.


Una frase desangelada, sin metro ni ritmo, puede, si un buen poeta

le busca acomodo, ayudarle a fijar el ritmo, y le alumbra el ca-

mino del significado en la noche cerrada de las palabras.




Mahmud Darwix

La huella de la mariposa


Traducción de Luz Gómez García


Editorial Pre-Textos


miércoles, 2 de abril de 2025

LA VELOCIDAD ES UN ESTADO RÍGIDO UN POEMA DE SARA HERRERA PERALTA EN EL PIAR DE LOS PÁJAROS Y EL GOTEO DEL AGUA QUE CAE DEL TECHO

 






LA VELOCIDAD ES UN ESTADO RÍGIDO,

un viento fuerte.

Las manos que bordan

son la brisa, la montaña,

la flor.


Una colisión es un regreso.

Escribir

o bordar

se escapan de la boca,

huyen de la brecha.


¿Acaso no es político huir?

Imagina a los empleados de una empresa

bordando o tejiendo durante

la pausa del almuerzo.


No vemos la miseria porque

vuelven las preguntas.

No sentimos la crueldad porque

nos mueve el miedo

de saber que alguien tendrá

que pagar el alquiler

y las facturas.


En la brecha, sin embargo,

la belleza y la luz,

la interpelación de la revuelta.


Liberaron a la mujer

y nadie liberó a la madre.

Liberaron a la mujer

y nadie liberó a la artista.


En la ideología hay una brecha.


A veces no soy capaz de comer,

otras veces como compulsivamente,

pero cayeron todos enfermos y cociné

arroz en blanco y ralladura de manzanas.


En la brecha, un agujero.

En la velocidad, la trampa.


Entre la mujer que fue madre,

la que es madre, la que no lo será,

la que no quiere serlo,

entre la mujer que ama a otra mujer

y la mujer que ama a un hombre,

entre la mujer que está sola

y la que quiere estarlo,

algo en común:

la libertad del viento,

la fuerza del pasado,

la justicia necesaria del presente.


En la brecha, la flor.

En la velocidad, otro motivo.




Sara Herrera Peralta

El piar de los pájaros y el goteo del agua que cae del techo


La Bella Varsovia


martes, 1 de abril de 2025

UN POEMA DE LOS HIJOS DE LOS HIJOS DE LA IRA DE BEN CLARK

 






II



«Hijos de la bonanza», nos llamaban.

Los que no conocieron ni la hambruna

ni las agudas larvas de estridencia

chillando en el oído por las bombas.

Y cuando nuestras piernas, tan delgadas,

caían y sangraban porque el parque

era de un hormigón armado y frío,

se quedaban callados, observando

nuestro llanto con un gesto de sorna.


Debíamos vivir y dar las gracias

por la ocre rozadura en la garganta

que provocaba el aire al refugiarse.

Agradecer las flechas de las nubes

y que un fango lechoso a nuestros pies

en un último gesto agonizante

le mordiera las botas al progreso.

¿Y cómo agradecerles la alegría?

La risa provocada por los hombres

inocentes del mar

cuando se encaminaban hacia el río

dispuestos a bañarse entre excrementos.


También estaba el tedio

de tener que explicarles a los niños

palabras como pueblo indio, oso

pardo, ballena azul o lince ibérico.

Pero esto eran minucias, sacrificios

en nada comparables al sufrido

por aquellos que ahora nos decían

hijos de nuestra sangre, tan severos.


Aunque, a veces, es cierto, no fue fácil,

simplemente intentamos ir viviendo.

Haciendo caso omiso a los escrúpulos,

al vacío que moraba en nosotros,

hijos de la bonanza;

los hijos de los hijos de la ira,

herederos de todos los despojos.




Ben Clark

Los hijos de los hijos de la ira


Editorial Delirio