jueves, 22 de mayo de 2025

BALADA SOBRE UN PERRO QUE SE DESPIDE UN POEMA DE SARA MONTAÑO ESCOBAR EN MI PERRO NO LEE MIS POEMAS






Balada sobre un perro que se despide



Un perro antes de morir miró el mar.

Se acostó en la orilla de la playa.

Contempló el vuelo de las aves

y se recordó corriendo,

extendiendo las patas

dentro del océano verde

de las praderas.

Un perro recordó los ratoncillos

muertos dentro de sus fauces.

Pidió perdón a la tierra

porque la inocencia

también puede ser peligrosa.

Un perro miró a la humana

que había acompañado

su vida.

Supo que se llevaría

esa parte del corazón

que le pertenecía.

Un perro puso el hocico

en la mano

que lo había guiado

a través de los senderos

y el asfalto.

Esa mano

que había curado su lomo

después de las peleas juveniles

en que se disputaba

ser el padre de una nueva estirpe.

Un perro miró un pozo de luz

que colindaba con el horizonte.

Su cuerpo volvió a responder.

Miró a su humana.

Acarició con fuerza su mano.

Quiso decir:

ya vengo

no me perderé.

Un perro absorbió con fuerza

el aroma de su ropa

para llevarla en su última marcha.

Un perro se levantó, en silencio dijo gracias.

Sabía que otros perros

no tenían la suerte de encontrar a alguien

como ella.

Un perro antes de desaparecer por el horizonte

miró por última vez a su humana.

Estaba triste

pero sabía que su corazón era noble.

Sabía que podía dar ese mismo amor

a otro perro que lo necesitara.

Un perro corrió por el pozo de luz

en busca de su última aventura.




Sara Montaño Escobar

Mi perro no lee mis poemas


Ediciones Liliputienses


 

miércoles, 21 de mayo de 2025

UN FRAGMENTO DE ECOESPIRITUALIDAD PARA LAICOS DE JORGE RIECHMANN





¿Laicismo y espiritualidad serían opuestos? Sergio del Molino da por sentado que sí, 51 pero la cuestión es algo más compleja. Se puede desarrollar espiritualidades laicas (y, en particular, ecoespiritualidades laicas, que es de lo que trata este microensayo).

La espiritualidad en sentido laico tiene, en mi opinión, dos grandes componentes: primero la vivencia de conexión con todo (y con el Todo) que acabamos de explorar, y en segundo lugar el descentramiento del ego. Presentaré también alguna idea al respecto. 52

Ser un «yo» la conciencia subjetiva de un ser interdependiente, ecodependiente, finito, vulnerable y mortal es en principio bastante mal negocio: las ocasiones de sufrimiento resultan innumerables. De ahí las innumerables tentativas de distanciarse de ese estado o trascenderlo, desde las drogas psicotrópicas 53 hasta las vías místicas. 54 Escribe Ernst Tugendhat que el anthropos, en cuanto ser que delibera, puede tomar distancia de tres maneras. «La primera consiste en tomar distancia de las sensaciones inmediatas en consideración a fines y al futuro propio. Aprenden [los seres humanos] a contraponer la perspectiva de lo bueno [según razones] a lo que resulta más agradable o desagradable en la situación: a darles importancia a los fines más que a sensaciones y al futuro más que al presente. Aquí se toma distancia en vista de los propios fines y luego del propio bienestar. La segunda consiste en tomar distancia del propio bienestar, dándoles también importancia a otros (o a otras cosas). La tercera consiste en tomar distancia de la propia egocentricidad. En este caso, los que dicen 'yo' toman conciencia de su pequeñez y la de sus preocupaciones en el conjunto del universo.» 55

Yo no puedo dejar de ser el centro de mi subjetividad, o mejor, no puedo vivir en el mundo sino desde ésta (de igual manera que no puedo saltar en la plaza, a mediodía, dejando atrás a mi sombra). Pero no tengo por qué ordenar el universo en torno a esta subjetividad. No puedo dejar de vivir egocentrado, pero esto no tiene por qué implicar ser egocéntrico.

Puedo considerarme en el mundo uno más de los «diez mil seres» de los que habla la tradición china, relativizando la perspectiva egocéntrica. Puedo desplazarme del centro al margen. «Distanciarse de sí mismo significa tomar distancia no sólo del egoísmo, sino de la propia egocentricidad. (…) Lo que aquí se quiere decir con sí mismo es yo quiero: el aferrarse o apegarse a los objetos de la voluntad, que es característico de la egocentricidad humana, comenzando por el no poder zafarse del miedo a la muerte.» 56




    51 Sergio del Molino, «Vivimos tiempos religiosos. La mirada se va apagando», El País / Ideas, 31 de marzo de 2024

    52 Recupero aquí un par de páginas de mi libro Autoconstrucción. La transformación cultural que necesitamos. (Catarata, Madrid 2015)

53 Algunos antropólogos has sugerido que es el deseo humano de conseguir un suministro estable de alcohol y no de alimentos la razón por la que, en el Neolítico, cambiamos la recolección y caza por la agricultura, y con ello comenzamos a dejar atrás el «comunismo primitivo» y la vida nómada. Una consideración cabal de las ecoespiritualidades ¿puede eludir tomarse en serio las sustancias enteógenas? El libro de Michael Pollan Cómo cambiar tu mente. Lo que la nueva ciencia de la psicodelias nos enseña sobre la conciencia, la muerte, la adicción, la depresión y la trascendencia (Debate, Barcelona, 2020) sería buen punto de partida. Enseguida volvemos sobre esta cuestión.

    54 «El problema común que solucionan [religión y mística] de forma opuesta es el problema de la contingencia. Este problema surge directamente de un elemento de la estructura antropológica fundamental: del hecho de que la voluntad humana se relaciona con el futuro, razón por la cual, primero, se dirige a fines, y segundo, siempre está conectada con deseos en sentido estrecho, es decir, con lo apetecido cuya realización no depende de uno mismo. En los otros animales, no se da una cosa ni la otra.

    Por el hecho de dirigirse a fines, la voluntad humana se encuentra siempre es una tensión entre éxito y fracaso, y esta tensión implica (1) que los seres humanos tienen que esforzarse, y (2) que saben que el éxito no depende solo de ellos. Por lo tanto, mucho más que cualquier objeto determinado, lo que esencialmente caracteriza a la voluntad humana es la conciencia de la radical insuficiencia de la propia capacidad de acción para hacer realidad no sólo ciertas esperanzas, sino metas muy elementales: la vida, la salud, la alimentación, estar con otros. Los seres humanos anticipan como posibles las desgracias con que animales de otras especies tan sólo se enfrentan cuando tienen lugar (…), temen siempre frustraciones y desgracias. Ante todo, por supuesto, la muerte: la propia y la de quienes están cerca.

    En la historia de la humanidad se han emprendido dos caminos para calmar el dolor que supone este estado: justamente los caminos de la religión y de la mística. El camino místico consiste en relativizar o incluso negar la importancia que tienen para uno los propios deseos. Se trata, pues, de trasformar la comprensión de sí mismo. El camino religioso, en cambio, consiste en dejar los deseos como están y, en lugar de transformarlos, realizar una transformación del mundo mediante una proyección de deseos: el poder [numinoso] que envuelve a los humanos es condensado en seres discretos de cuya actuación puede uno imaginarse que dependen la suerte y la desgracia propias, seres vistos como poderes sobre los que se puede ejercer influencia.» Ernst Tugendhat, Egocentricidad y mística, Gedisa, Barcelona 2004, p. 136-137.

    55 Ernst Tugendhat, Egocentricidad y mística, op. cit., p. 46

56 Ernst Tugendhat, Egocentricidad y mística, op. cit., p. 120




Jorge Riechmann

Ecoespiritualidad para laicos

Cuaderno de apuntes


El Desvelo Ediciones


 

martes, 20 de mayo de 2025

DORMITORIO UN POEMA DE LAS HUIDAS POESÍA 1998 - 2024 DE PILAR ADÓN






DORMITORIO




La cabeza apoyada en el cristal

al ritmo del movimiento de las ruedas,

y un olor a desinfectante girando con el calor del motor.

El abrigo que ya sobra.

Casas de ladrillo en los bordes

por un paseo sin bancos.


Ningún cuerpo reluce. No hay rastro

de perfección

en el alargado espacio de este territorio

de materia orgánica y horas de espera.

Color berenjena en las mejillas.

Clínex en los bolsillos.

Zapatos de un marrón plástico.

Y el espacio de luz.

La supervivencia del espíritu

en este autobús que me habla: próxima parada.

Aunque solo haya tres.

Paseo de Extremadura.

Cortes de pelo sujetos en recogidos de goma

y las dudas en la cara.

Preparándome en el recibidor para entrar

y oír a mi madre exponer de nuevo

lo que ha comido mi padre a lo largo de la semana.

Purecito, verduras.

Pescado. Yugorcito. De fresa.


Detenida un minuto al pie del portal.

Sin teorías ni afirmaciones.

Añorando mi yo joven

la noción de perspectiva. El pensar ya lo haré.

La amplitud de las horas. La observación de cada posibilidad.

En la distancia. Temporal. Espacial.

Yo

salvando vidas. Yo

oceanógrafa. Yo

espía.

Yo

embajadora en París.

Sin reconocer los ojos que me estudian

desde el espejo del ascensor.


Tanto tiempo ansiando escapar en cada trayecto

y ahora este regreso. Esta expedición de siempre

a la vida de siempre.




Pilar Adón

Las huidas

Poesía 1998 – 2024


La Bella Varsovia


 

lunes, 19 de mayo de 2025

UN POEMA DE PABLO DEL ÁGUILA EN DE SOLEDAD, AMOR, SILENCIO Y MUERTE POESÍA REUNIDA

 






DESDE estas altas rocas innombrables

pudiera verse el mar

o más bien:

desde aquí

los silencios me agobian en presencias nunca

[halladas

o tal vez:

¡Oh rocas desprovistas

algo entre yo y vosotros me revela la noche interminable!


Pero es que hace algún tiempo

(no me vengáis, oh dioses, a turbarme)

que es más fuerte el amor que la tristeza o léase al revés

y quedamos amigos musas mías

que últimamente andáis despistadillas para decirlo en

[verso

o como si no fuerais conscientes del honor

¡qué palabra!

o del amor perenne que hacia el mar me arrastrará no

[obstante

los caminos.


Desde aquí no es posible

y crean que me duele que soy lírico y desgarradamente

[tierno

sino esperar no observe las miradas inquisidoras

qué más da revolcarse o volverse

lo que sí da es... (Se me cortó el hilo

qué pena si supieran la descripción tan buena que venía

[detrás

pero es que no es posible aferrarse a los muros

ni clavarse las uñas en el ojo más cerca, y esto penoso sí

[que es

observen que no trato de convencer:

más bien diría que esto es literatura

y que no queda bien pero que nada bien

hacer hermosos versos a las gárgolas de los palazzo Pitti

[yo los amo


más bien diría que es preciso ser malo en estos tiempos

y acordarse de Brecht:

¡Qué tiempos estos

en que hablar sobre árboles es casi un crimen

porque supone callar sobre tantos sufrimientos!”

y recordar más luego que somos como hijos del vacío

aun reconociendo que no es nada absorbente este panfleto

para olvidar después

sin descuidar las formas que es algo muy preciado en

[nuestra civilización

(también es duro hacer versos así habiendo rosas)

todo el lirismo ambiguo

toda la falsedad desesperada

desesperada falsedad sin hojas de laurel ¡os amo Luis Cernuda

[Rilke John Donne! Y te amo más Vallejo de mis ojos

de mis risas perdidas entrañable muertito peruano

porque es tremendo ver cómo lo hermoso nos aduerme

[las manos

(de que manera mi querido Vallejo tú lo has dicho con

[más voz

también con más belleza que ninguno)

y nos cierra las manos en las manos y nos quita la fuerza

[de las manos

camaradas hermanos sin presencia

ni falta que os hace

y de lágrimas vamos a la nada:

que es tremendo vivir cuando otro muere (o sufre)




Pablo del Águila

De soledad, amor, silencio y muerte

Poesía reunida 1964-1968


Edición y estudio de Jairo García Jaramillo


Bartleby Editores


viernes, 16 de mayo de 2025

MUNDOS SIN LUZ DE LUISA MIÑANA EN NO MORIR







MUNDOS SIN LUZ


«Pero esto: albergar la muerte, / toda la muerte, así, tan dulcemente, / todavía en el umbral de la vida, sin una queja, / eso es indescriptible».

«Cuarta Elegía», Elegías de Duino, Rainer María Rilke



Los niños de las guerras son los planetas huérfanos


Los planetas errantes son mundos sin hogar. No tienen ni amaneceres ni ocasos porque, al contrario de los que más conocemos, estos planetas no se encuentran vinculados a una estrella». Nadia Drake, National Geograhic)


Cada vida desterrada y deshumanizada regresa a nuestro lado con su nada de material de archivo:


«Yo he dibujado un bombardeo que vi en San Sebastián durante la guerra» / «En este dibujo se ve la evacuación que hicimos en Gijón para venir a Francia»,


son las voces de las niñas Ángeles Benito, de 14 años, y Rosita Corral, 12 años, de Santander, niñas de la guerra civil de España en la Colonia Infantil de Bayona,

voces que atraviesan nuestras salas de exposiciones, pantallas y periódicos desde la periferia deshabitada y fría de la Historia,

donde tantas vidas han sido succionadas,


mundos sin luz, huérfanos errantes, víctimas del llamado necesario equilibrio de fuerzas, que atan las conciencias y los miedos a inercia gravitacional del “sol que más calienta” (el decir popular, ya se sabe, siempre tan atinado)


No puedo ver los vídeos ni las fotografías

de los recién nacidos muertos bajo las bombas en Gaza,

o a punto de morir, tanto dolor y tanta soledad en cuerpos

tan pequeños, que no entienden, porque nada han vivido:

muerte diminuta que se traga

en su horizonte de sucesos todas las razones que cimentan

la civilización, densidad insondable del mal

expandiéndose de continente en continente, la más antigua,

terrible e incurable de las epidemias


Cada vida no cumplida regresa y pide cuentas

con su nada en la mochila, desde el amanecer del tiempo

que tuvo y se pierde en la playa bajo cualquier marea inflada

por las bombas,

y se llama, por ejemplo, Aylán Kurdi

(seguro que recuerdas, 3 años, 2015, arrojado de bruces al Océano

por la guerra de Siria y por todas las guerras)

Cada vida de golpe desplazada de sí y de su futuro

orbita sin estrella en nuestro estómago y en la nada

de nuestra cobardía y de nuestra impiedad,

por los siglos de los siglos, y se llama Rezwana

(la niña afgana que perdió a su familia, 2015, 13 años

entonces, frente a Lesbos la isla de olivos abundantes,

que fue tierra de Alceo, Safo, y Anacreonte y Odiseas

Elytis, ay, la muerte: no es refugio,

ay cómo cruje por dentro del cerebro,

cómo machaca lengua y corazón):

sola Rezwana contra la Historia, contra la oscuridad

de la razón burocrática, por los siglos de los siglos,

por los siglos de los siglos, por los siglos de los siglos


Los planetas pueden ser expulsados de sus sistemas estelares solo por

objetos más grandes. Se cree que los planetas quedan huérfanos y

deben vagar por el Universo interestelar, cuando dos protoplanetas

chocan entre sí. La fuerza del impacto es tan fuerte que expulsa por

completo del sistema estelar al planeta ya huérfano


por los siglos de los siglos, tanta orfandad, tanta muerte




Luisa Miñana

No morir


Lastura



 

jueves, 15 de mayo de 2025

TRES POEMAS DE NATALIA VELASCO EN LAS HEMBRAS

 






E542



[Un cadáver, un esqueleto

o sea

un puñado de huesos

un matadero y ácido fosfórico


puede encontrarse en productos

de alimentación humana

en pienso para animales

y en aditivos de comida para ganado


y entonces vacas locas


dice: toxicidad alta

dice también: no debería contener

cuerno pelo vísceras

ni similares


un esqueleto también se llama se llama desecho óseo

y harina de hueso comestible

un esqueleto no es más que calcio

no es una madre ni una hija


no es más

que un puñado de huesos

que mi abuela con paciencia y un colador

apartaba de la cazuela del puchero

hasta el día que su nieta supo distinguir

a qué sabe la muerte*]



* Mi abuela dice «no lo entiendo, pero lo respeto» y me pregunta si me importa que utilice la misma espátula.



―――――――――――



CERDA



[Una imagen se enquista detrás de los ojos

me sabe la boca a sangre un poco

de violencia de vez en cuando no hace daño

a nadie le parece mal un camión estacionado

en la acera un camión no es una cosa violenta,

un cadáver con los ojos brillantes

dentro de un camión

no hace del camisón una cosa violenta.


Quiero escupir la lengua, un cadáver

dentro de la boca dentro de una bolsa

de plástico llena de aire

no cabe la violencia de un cadáver

sin piel ahora siempre

la carne y la imagen*


siempre el cuerpo inerte, innombrable

para lenguas ensangrentadas como la mía].



* Del camión blanco estacionado en la acera sale un hombre que carga un enorme cerdo muerto sobre los hombros. Pienso en el Moscóforo, en el blanco impecable del mármol que baña la sala del Museo de la Acrópolis en Atenas. «Prohibido hacer fotografías». La piel rosada parece igual de suave y dura que el mármol. Náusea. Hace un poco de frío -temperatura de sala de museo-. Alguien ríe.



―――――――――――



MUERTE DE CUNA



[Podría ser un animal atropellado

en mitad de la carretera.

El dibujo de una rueda de goma

grabado en la piel*.


Quizás fuese hembra, quizás

estuviese preñada.


Podría ser contractura asfalto caliente

pulgas la palabra futuro fosilizada

en el arcén abandonada

en una cuneta

con todos sus huesos rotos,


con los huesos rotos para dos cuerpos

esperando el milagro].



* Pensamiento intrusivo: nadie ha atropellado a nadie. Pero la violencia. Pero el descaro de las palabras. Entonces: el tiempo. Los huesos rotos. Siempre voy con miedo al bache inesperado, al crujido y al aliento bajo la goma del neumático. La poesía está llena de animales atropellados. Es insoportable.




Natalia Velasco

Las hembras


Editorial Dieciséis


miércoles, 14 de mayo de 2025

CÁNCER, O LA FAMILIA UN POEMA DE ÓSCAR NAVARRO GOSÁLBEZ EN CARTA ASTRAL






CÁNCER, O LA FAMILIA



pero esto es un poema

inviolable

como el secreto de confesión


así que disimula

y sigue haciendo

como que no ves nada.

ITZIAR MÍNGUEZ


Y, sin embargo, vi palomas, estoy cierto, tuve apego a las manos

atareadas de mi madre.

CARLOS SAHAGÚN



Te detesto, mamá, te odio el rostro cuando escuchas de mis labios

la sentencia.

Quizá no te des cuenta, pero cuando hablas se conmueve el aire. Se

trata de algo minúsculo, como un crujido apenas perceptible,

aunque suficiente para cubrir con él al mundo y al instante.

No es la muerte, ni MI muerte

no se trata de eso;

sería más sencillo si tan solo fuera cosa mía, pero

es obvio que MI vida no me pertenece, como no te pertenece a ti

tampoco,

como no nos pertenece en ningún caso

la belleza transparente de la muerte.

De manera que ya sabes

que no me voy a levantar al tercer día y que tú no me echarás de

menos:

que la hondura, la extensión, la superficie de tu hueco de mí

no la llenarás con océanos de lágrimas.

No vuelvas a decir, mamá, que no te llamo.

Que tú no me echarás de menos, porque lo que habrá dentro de ti

será otra cosa.

Te detesto, mamá, te odio el rostro cuando miras a la nada y me

rastreas.

Si tú supieras...

Si tú supieras que ya no habrá más navidades.

Si tú supieras...

Si supieras lo que haría yo por coagular tus lágrimas antes de que

florecieran, y arrojar ese cristal dejos de ti.


No creo que te des cuenta, pero cada vez que dices fuego, una capa

de amparo se coloca sobre tu y se coloca sobre mi y nos abraza.

Decías cariño y rozabas mi mejilla con esa mano tuya que a veces,

áspera y trabajadora, olía como a lejía.

Dices

pantalla de terciopelo toalla con defines coche aceite

agua limpia pintura chino de porcelana alcohol

alcanforado arroz con leche domingos a la comba noche

de Un Dos Tres libros de Enid Blyton mañana de Retes

tardes de chinchón olor a café sombrillas en la playa pan

mojado en leche carrusel deportivo en la autorradio

Vacaciones Santillana la vida es una tómbola los dibujos de

la yaya que viva Espapa Mocedades:

porque el tiempo son palabras, son olores, son caricias, son

palabras.


Si fuera capaz, si lo pudiera

decir y no escribirlo

decirlo sin la pluma,

su supiera decir cuánto te quiero,

cuánto preciso que me quieras

igual que me querías cuando vine

con el llanto, con un grito de nubes

y estelas transparentes.


Sería más sencillo morir solo, sin las llamas de un hogar donde

esconderse.


***


¿Y contigo, mi amor?

¿Qué vamos a hacer contigo

si no tengo miedo de irme

sino solo miedo de quedarte?




Óscar Navarro Gosálbez

Carta astral


Prólogo de Carmen Juan y Sara J. Trigueros


Boria Ediciones


 

martes, 13 de mayo de 2025

EL FULGOR DE LA PALABRA DE ROSA LENTINI EN MONTBLANC EN SOMBRA Y PIEDRA






15

EL FULGOR DE LA PALABRA




No solo el cuerpo engendra, también la palabra.

Cantar es descender, adentrarse en lo más incierto y desconocido en busca de aquello que complementa la pérdida.

La falta de cimientos de las construcciones antiguas, su aparente escasez, oculta una promesa. En los arcos de medio punto medievales descansan las casas, las bases sobre las que asentar permanencias más largas que la de una vida.

Al llegar desconocíamos que los lugares ocultan sus pérdidas. Y que el idioma invisible de las manos sobre otro cuerpo dice más ahora, la prueba de que el tiempo de todos se entrelaza, y el recorrido que trazamos pesa.

Nuestra sangre es memoria. Hoy nos aflige que los recuerdos se desvanezcan, pero un día el olvido se llevará también el regalo de esta carencia.

Rompemos el espejo de las palabras que se dijeron, pero luego, desde el azogue resquebrajado, inventamos nuevas fórmulas, como la película que hicimos y que contó con un espléndido reparto de entregados actores debutantes.

No pretendíamos sino un reflejo primigenio, retener, ante todo, una palabra entera que como una luz reconquistara lo roto por partes, escamoteando al tiempo fragmentos, luces unidas a vigilias como palabras a instantes para que nada pudiera desaparecer del todo, ni siquiera el diálogo con los muertos, y entonces, al otro lado del espejo, el reflejo sentiría nostalgia de su ser primero y nos mostraría nuestros propios ojos nombrando la tierra.

Porque si recordamos para quedarnos y creamos cuando empezamos a olvidar, escribimos como una forma de fijar lo que no podemos detener.

«También nosotros empezamos en este espacio», nos decíamos mientras avanzamos entre lo sueños de los durmientes que de casa en casa se llaman cómplices, como las montañas se reconocen en los pliegues de otras montañas a lo lejos.

Mucho después seguimos en este lugar redefinidos, como cuando al injertar nuevos brotes a las cepas se las hizo más resistentes a la devastadora filoxera.

¿Pero, ante todo, qué hemos salvado?

Unas pocas palabras, algunas imágenes como una segunda alma que nos habla familiarmente, y a veces el fulgor de lo que se dijo.

Alzados los ojos a los que fuimos al llegar y a lo que esperábamos y, ¿por qué no?, a los que somos ahora, nuestra segunda naturaleza se vuelve liquen, un musgo verdoso o agrisado, espeso y suave que resguarda un frágil mundo dentro de sí.

Porque somos lo que estamos pensando, podríamos haber nacido para ser menos, algo que se arrastra, algo que subyace bajo el sol, la pluma caída de un alón, algo partido y dejado en la arena, un fragmento de cobre encajado en una cadena más larga, una distancia inconmensurable...


***


El camino se abre paso en la noche como una zarpa de topo y avanzamos a tientas, solo con nuestro olfato, llevando las palabras hasta los ojos, como brazos, como aliento, preguntándonos sin ahora somos realmente un poco más sabios.

Pero también se puede aprender contra un cuerpo recién creado. Una cabeza que brota de una vaina gime, se estira, crece y por primera vez vuelve el rostro hacia lo alto. Abre sus ojos y, como una oración muy antigua, nos descubre...




Rosa Lentini

Montblanc en sombra y piedra


Libros de la Hospitalidad

Olé libros