MUNDOS
SIN LUZ
«Pero
esto: albergar la muerte, / toda la muerte, así, tan dulcemente, /
todavía en el umbral de la vida, sin una queja, / eso es
indescriptible».
«Cuarta
Elegía», Elegías de Duino, Rainer María Rilke
Los niños de las guerras son
los planetas huérfanos
Los
planetas errantes son mundos sin hogar. No tienen ni amaneceres ni
ocasos porque, al contrario de los que más conocemos, estos planetas
no se encuentran vinculados a una estrella». Nadia Drake, National
Geograhic)
Cada vida desterrada y
deshumanizada regresa a nuestro lado con su nada de material de
archivo:
«Yo he dibujado un bombardeo
que vi en San Sebastián durante la guerra» / «En este dibujo se ve
la evacuación que hicimos en Gijón para venir a Francia»,
son las voces de las niñas
Ángeles Benito, de 14 años, y Rosita Corral, 12 años, de
Santander, niñas de la guerra civil de España en la Colonia
Infantil de Bayona,
voces que atraviesan nuestras
salas de exposiciones, pantallas y periódicos desde la periferia
deshabitada y fría de la Historia,
donde tantas vidas han sido
succionadas,
mundos sin luz, huérfanos
errantes, víctimas del llamado necesario equilibrio de fuerzas, que
atan las conciencias y los miedos a inercia gravitacional del “sol
que más calienta” (el decir popular, ya se sabe, siempre tan
atinado)
No puedo ver los vídeos ni las
fotografías
de los recién nacidos muertos
bajo las bombas en Gaza,
o a punto de morir, tanto dolor
y tanta soledad en cuerpos
tan pequeños, que no entienden,
porque nada han vivido:
muerte diminuta que se traga
en su horizonte de sucesos todas
las razones que cimentan
la civilización, densidad
insondable del mal
expandiéndose de continente en
continente, la más antigua,
terrible e incurable de las
epidemias
Cada vida no cumplida regresa y
pide cuentas
con su nada en la mochila, desde
el amanecer del tiempo
que tuvo y se pierde en la playa
bajo cualquier marea inflada
por las bombas,
y se llama, por ejemplo, Aylán
Kurdi
(seguro que recuerdas, 3 años,
2015, arrojado de bruces al Océano
por la guerra de Siria y por
todas las guerras)
Cada vida de golpe desplazada de
sí y de su futuro
orbita sin estrella en nuestro
estómago y en la nada
de nuestra cobardía y de
nuestra impiedad,
por los siglos de los siglos, y
se llama Rezwana
(la niña afgana que perdió a
su familia, 2015, 13 años
entonces, frente a Lesbos ―la
isla de olivos abundantes,
que fue tierra de Alceo, Safo, y
Anacreonte y Odiseas
Elytis―,
ay, la muerte: no es refugio,
ay cómo cruje por dentro del
cerebro,
cómo machaca lengua y corazón):
sola Rezwana contra la Historia,
contra la oscuridad
de la razón burocrática, por
los siglos de los siglos,
por los siglos de los siglos,
por los siglos de los siglos
Los
planetas pueden ser expulsados de sus sistemas estelares solo por
objetos
más grandes. Se cree que los planetas quedan huérfanos y
deben
vagar por el Universo interestelar, cuando dos protoplanetas
chocan
entre sí. La fuerza del impacto es tan fuerte que expulsa por
completo
del sistema estelar al planeta ya huérfano
por los siglos de los siglos,
tanta orfandad, tanta muerte
Luisa Miñana
No morir
Lastura