viernes, 28 de febrero de 2025

HIPOTECA UN POEMA DE ANE CAMPAÑA BLANCO EN ÚLTIMA POESÍA CRÍTICA JÓVENES POETAS EN TIEMPOS DE COLAPSO

 






HIPOTECA



Mi casa no está en el cielo, porque

no veo ninguna estrella a la que señalar

y la Luna esta superpoblada

Mi casa no está sobre la tierra, porque

tiene baldosas, ladrillos, cemento y un

circuito de cavidades subterráneas

bajo su suelo, entre mis pies


Mi casa no es mi cada

he vivido en muchas otras

pero son mi casa y estas

son mis cuatro paredes

mi agujero translúcido de paz

mis libros en mi estantería

mi cajón lleno de mis papeles

mi cama entre mis sábanas

Mi casa con mis vecinos

Mi casa por mi madre

Mi casa de mi casero


Mi casa es de cartón bajo la lluvia

y de cristal cuando asciende el sol

Mi casa se derrumbaría en

un terremoto, se inundaría en

un tsunami y no sería mi casa en

tiempos de guerra


Mi casa podría ser tan

solo la calle de noche

Ahora, mi casa es la calle y estas

son mis farolas con mis carteles

mis baldosas con mis chicles

mis bancos con mis pintadas

mi manta con mi suelo

mi cielo sin estrellas

Mi casa con los peatones

Mi casa por el gobierno

Mi casa del banquero


(De El muro que edificasteis sobre mi nombre, 2021)




Ane Campaña Blanco

En Última poesía crítica

Jóvenes poetas en tiempos de colapso


Selección y edición de Alberto García-Teresa y David Trashumante


Lastura Ediciones


jueves, 27 de febrero de 2025

MEMORIA UN POEMA DE MARÍA MARÍN EN EL DESAFORTUNADO INTENTO

 






MEMORIA


A las manos de mi abuela


Ya casi no recuerdo quién soy.

No se rían, no es broma.

El tiempo me ha gastado la memoria,

y la vida…

la vida se me ha gastado sola

con el tiempo.


Mientras tuve memoria supe quién era.

Me llamé María y nací un 29 de junio de 1929.

Cuando parecía que el siglo empezaba a madurar.


A mi madre la mató la guerra.

Sí, la mató la guerra cuando mi padre

tuvo que partir al frente.

Yo entonces tenía seis años y memoria,

aunque no la suficiente

como para recordar la cara de mi madre.

Nunca la conocí porque el dolor la encontró primero.


La guerra se llevó a mi padre.

A su vuelta solo conocía las botellas de alcohol

y acabó como acaban las moscas

que se acercan demasiado a la luz.


Con mi hermano acabó el hambre,

robando para darme algo de comer,

un tiro cobarde y por la espalda fue su sentencia.


Trabajé toda mi vida

y sufrí en silencio las muertes de la guerra.

Sufrí tanto…

Trabajé tanto…

Sufrí tanto que deseé haber muerto también con ellos.


Ahora que soy vieja, mis recuerdos han huido,

el Alzheimer me ha curado

de las muertes de la guerra y el tiempo,

pero me ha matado a mí y a mi familia

porque no puedo saber quiénes son,

siquiera si soy yo misma quien ahora habla.




María Marín

El desafortunado intento


Prólogo de Daniel J. Rodríguez


Boria Ediciones


miércoles, 26 de febrero de 2025

CINCO POEMAS DE PALMIRA CAÑADA MORENO EN AGUAS ROTAS

 






Después de la gran lluvia

volvieron las aguas a juntarse.


Volvieron las manos a frotar

la lisura de la piedra contra la piedra

en candilazo


hasta hacer saltar la chispa

violenta


como un fino cristal entre los dedos

la cascada de gozo

cayendo


en pubescentes cuerpos.


Bajo límenes de tacto.



―――――――――――



I


Nos dieron un abismo.

Nos dieron marchita la luz.

En el culmen álgido.


Donde la tarde.



―――――――――――



II


No grites.

Muerde con rabia el pañuelo.


Devela este dolor que te engrandece

hasta que rompan las aguas.



―――――――――――



III


Hasta que rompan las aguas

hasta que el goce de morir te resucite


implacable de parto seco


erecta como la flor del tacaco


en ningún lugar

tú habrás existido.


Hasta entonces,



respira.



―――――――――――



Respira

hasta que mis manos desanuden

el cordón que asfixia a tu garganta.


Diestras manos

para el manejo de sogas.




Palmira Cañada Moreno

Aguas rotas

XXXVII Premio Gerardo Diego de Poesía 2021


Ediciones de la Diputación de Soria


martes, 25 de febrero de 2025

BARRIO CONTRASTE UN POEMA DE RAÚL CASTAÑEDA EN ÚLTIMA POESÍA CRÍTICA JÓVENES POETAS EN TIEMPOS DE COLAPSO

 



BARRIO CONTRASTE



Mi barrio es el primero al sur de Madrid,

se asoma a la periferia con un pie hundido en la M30,

mientras el otro se escapa cuesta arriba hacia Lavapiés.

Lo cuentan sus ropas, sus fachadas, sus negocios que palpitan lento.

Las conversaciones de metro que madrugan con legañas

se acuestan con lumbago y una cefalea que late incertidumbres.


No me sirve entonces de nada fijarme en mi niñez idílica,

ni en las risas que dejé escondidas con mis amigos

debajo de cada baldosín que acarició el pie

de mi adolescencia intranquila.

Ya no puedo mirar la realidad con sesgo en mis pupilas,

no se puede bailar un tango en salones

tan apartados del mundo.


Barrio humilde, modesto, algo inmigrante,

barrio trabajador; aunque también hay barrio acomodado,

barrio medio, incluso rico, ricos de barrio

si hay pisos que se venden por medio millón o más.

¿De dónde vendrán esos locos?

Han cambiado tanto el paisaje del barrio

que ahora camino entre grietas

con solo cruzar rotondas

y paseos hechos frontera.


Quizás el barrio en el que vivo refleja

esta ciudad dual y partida: barrio contraste.


La diferencia de una acera a otra separa calles

con raíces distintas, con historias opuestas tras las persianas,

con infancias empezadas con ventaja en la casilla de salida.

A un lado de la falla, diccionarios flacuchos tiritan

en las conversaciones de pasillo estrecho.

Al otro, expectativas normalizadas de éxito germinan

en las canaletas de los cerebros esponjosos de los niños.


Me empeño en mirar estas calles

como la única patria digna que defendería

(además de la lectura y un puñado de personas íntegras),

pero están llenas de una desigualdad

que también agacha mi orgullo y lo desinfla

como un pulmón apuñalado.


Me duele mi barrio porque entre sus tonos

negros y blancos

el contraste sangra todavía más las hectáreas de su resta,

el universo que campa entre ambas realidades

bajo el silencio de un público que mira y no ve nada.


Ya no puedo sentirme millonario de alegría

si el diámetro de esta suerte mínima

no la comparten en las manzanas contiguas a mi bloque.


Si he pecado de hacer poesía de su cara oscura,

fue porque se deshilachaba una parte del vecindario

mientras a otra le siguen sin temblar las costuras

entre el ruido rápido y el plástico de las burbujas.


(De Poesía de barrio, 2022)




Raúl Castañeda


En Última poesía crítica

Jóvenes poetas en tiempos de colapso


Selección y edición de Alberto García-Teresa y David Trashumante


Lastura Ediciones


miércoles, 19 de febrero de 2025

TRES OCURRENCIAS DE HORACIO FIEBELKORN EN POEMAS PARA UN VENTILADOR



 

Tres ocurrencias

 

 

1

Vivo en un lugar que ocurre, pero no sucede. Vivo en una ciudad que ocurre, pero no sucede.

Aquí las cosas ocurren, pero no suceden. Crímenes en masa, quiebras, accidentes fatales, devaluaciones: nunca suceden, siempre ocurren.

Aquí nadie, nunca, termina de nacer. Comen, van a la escuela, trabajan, se reproducen, mueren sin haber nacido.

Por eso nadie se llama como cree, ni vive como supone. Nadie sucede.

 

 

2

Mi espíritu y mi cuerpo discutieron largo rato. Si me quedaba en el medio corría peligro. No tuve más chance que balconear la pelea.

Por pereza o ineptitud, no encontré modos de concordia entre ellos. Por eso los miro pelear desde afuera.

La disputa se suspende cuando dejo de pensar.

 

 

3

Un rencor súbito frente al final de las cosas, me lleva a desear que esas cosas nunca empiecen.

No hace falta que me interrumpan y señalen este disparate, soy el que lleva esa mala convivencia dentro suyo.

Así es que discrepo con algunas ideas mías, y esa querella me tiene con un ojo morado y una mano vendada.

 

 

 

Horacio Fiebelkorn

Poemas para un ventilador

 

Ediciones Liliputienses


 

martes, 18 de febrero de 2025

TRES POEMAS DE RUPESTRE DE CELIA CARRASCO GIL

 



 

 

 

PALABRA EN RAMA

 

 

Quisiste ser un cuerpo de secano,

integridad promiscua de la harina,

ser afable calvario en cada exilio:

molino y tocador al mismo tiempo

del polvo

tamizado

por la lluvia.

 

 

―――――――――――

 

 

PRIMER EXILIO

 

 

Atravesar fronteras, entre estados

t  e  n  u  e  s    d e    l a    m  a  t  e  r  i  a

y ser postilla en celo hacia la luz,

ser linde de haz crispado entre los párpados

en un

fugaz

intento

de entraña hacia su marcha o apertura.

 

Tañer la piel del mundo.

cicatrizar la linfa del dolor

y ser la claridad fosilizada

de un hueco germinal que se vacía.

El nimbo pedregoso

de un ensueño hacia afuera,

pirita que se comba y que proclama

el residuo precioso de su vida.

 

 

―――――――――――

 

 

BOCA DE INCENDIOS

 

 

Vacía está la concha de los nombres,

y, sin embargo,

la voz limaco todavía sueña.

Su aire súbito

duerme un fuego molusco y pegajoso.

Se sale

de la boca

que lo cerca.

Y es el paladar

es otro cráter más

defenestrado,

es un animal cuenco,

tan solo un reptil toldo

en donde abreva al verbo su materia.

 

 

 

Celia Carrasco Gil

Rupestre

 

Prólogo de Alfredo Saldaña

Solapa de María Ángeles Pérez López

 

Olifante Ediciones de Poesía


lunes, 17 de febrero de 2025

ASESINO E INOCENTE UN POEMA DE MAHMUD DARWIX EN LA HUELLA DE LA MARIPOSA



 

 

 

     ASESINO E INOCENTE

 

 

 

ES el amor como las olas.

Repite nuestro viejo-nuevo gozo

deprisa, despacio,

inocente como un cervato en bicicleta,

obsceno… como un gallo,

temerario como el menesteroso,

inquieto, malvado,

tranquilo como la imaginación

ordenando sus cosas,

oscuro, tenebroso… y que ilumina,

vacío y lleno de sus contradicciones.

 

Animal/ángel

con la fuerza de mil caballos,

la ligereza de un fantasma,

equívoco, irascible, dócil.

Cuando huye, vuelve.

Nos trata bien… y mal,

y nos sorprende y se presenta

cuando ya no le esperábamos…

Es el anarquista/el egoísta

el señor/el único/el múltiple.

 

Creemos en él y renegamos de él,

mas le somos indiferentes

cuando uno a uno nos persigue

y con mano fría nos mata.

 

Es asesino… e inocente.

 

 

 

Mahmud Darwix

La huella de la mariposa

 

Traducción de Luz Gómez García

 

Editorial Pre-Textos


 

viernes, 14 de febrero de 2025

CAMALEÓN DE MÓNICA ALÍA



 

 

 

CAMALEÓN

 

 

 

El camaleón se despliega en alfombra.

El camaleón desenrosca la lengua felpudo.

El camaleón pone la huella

al charco que se abisma

al olor su talón poroso.

 

El camaleón traga veneno.

El camaleón succiona veneno.

Lo acoge, lo apresa, lo procesa,

lo integra.

 

El camaleón traga veneno.

Lo picotea, lo chupa,

lo roe.

Lo corroe.

 

El camaleón rearma un espacio

en la maraña de los intestinos.

 

 

El camaleón cambia colores.

El camaleón reconfigura la paleta

de su cuerpo.

El camaleón intercambia de lugar

los ojos.

El camaleón muda las córneas.

El camaleón no es un bobo Edipo.

No acepta extirpaciones ni huidas.

 

 

El camaleón asume heroísmos trasnochados,

entuertos ajenos,

mientras se ajusta

el accesorio de guantes blancos,

de buenos modales.

 

El camaleón aprieta las tuercas

de unas quijadas que ya no resisten

la adaptación al medio.

 

 

 

Mónica Alía

Camaleón

 

Epílogo de Ignacio Pablo Rico

 

Ediciones Contrabando