domingo, 26 de junio de 2011

EL CICLISTA CIEGO


Tienen la luz y los ojos del joven un pacto: ella los ilumina con fiereza, los ojos sujetan la mirada más allá de la cámara, pues el retrato era una incómoda pausa de la alegría. Con su mano sostiene la bota de vino: la prueba de la fiesta.


El joven ciclista sube la pendiente, sabe que cada pedalada son aplausos de los vecinos, cada jadeo es un grito de ánimo de sus hermanos. La fiesta es familia, la fiesta son vecinos.



El joven ha llegado primero y han depositado flores sobre el manillar de la bicicleta, aun le dura el sudor y parece agitada su respiración, ladea su rostro buscando el punto donde se posa la mirada de su hermana.


La luz cae sobre los ojos del joven ciclista
Desde la primera imagen ha pasado una guerra, un viaje de ida buscando un trabajo, la fábrica de armas, la explosión de la bomba, el viaje de vuelta, la mano perdida, la vista que le abandona, la bicicleta arrinconada.



Los ojos del joven son ciegos
es un ciclista ciego
las carreteras le añoran
marcha el ciclista de los retratos
deja a la luz aparezca por él
agacha la cabeza el niño
como si pensara que interrumpe
un diálogo de adultos:
luz y ciclista

No corren las bicicletas por la noche

Por la noche se escucha la radio
pasea entre los árboles
escucha el silencio olvidado de las hojas caídas
el sonido de la charla del muro de piedra y el bastón

Ocupa el sillón de cabecera en la mesa grande
cuatro ciruelas, cuatro cigarrillos, armado de rutina
guardián de los sonidos de la casa del padre
descansa sentado llenándose de escucha


Francisco Valencia Pineda, Pachico, nació en Marañón el 23 de febrero de 1922 y falleció en Estella el 18 de julio de 1986. Un accidente laboral en una fábrica de armas en Soraluze – Placencia de las Armas (Gipuzkoa) le produjo una ceguera progresiva y la pérdida de la mano izquierda. Pachico era un conversador admirable, un hombre alegre y optimista, que escuchaba con detenimiento y solo interrumpía su silencio para decir cosas inolvidables.

sábado, 25 de junio de 2011

PABLO MÜLLER SE ENFRENTA A SU MUERTE

Cuando uno muere falta al otro
su hermosa y oscura mitad.
José Hierro

Vigo en abril de 2011 por Pablo Müller

Al morir Pablo Müller supo que dejaba de ser Pablo Müller
— esa mitad hermosa y oscura que falta al otro —
y seguía vivo siendo otro
— extraña forma de morir para convertirse en otro —

Por eso Pablo Müller deja las palabras a medias
como restos en un plato de comida
invocando a reunirse consigo a los muertos
con palabras pendientes
a los no nacidos

Al saber Pablo Müller que al morir uno falta
al otro su hermosa y oscura mitad
dedujo que  desde aquel uno de marzo en la playa
ya no era el mismo: era un ser distinto
— radicalmente distinto —  
al que era un instante antes de la muerte de su hermano.

Sintió desazón y miedo
pues durante años había adoptado una identidad falsa.

Entendió entonces los desencuentros
que lo alejaron de seres que le despedían
— ya no eres el de antes —
repasó de un cajón olvidado documentos
que lo fijaban a un nombre: una liquidación de despido,
una vida laboral, una demanda de juicio, un carné antiguo
se preguntó si no había suplantado una personalidad
si era delito.

Tras el desasosiego y la culpa: tantos años
usurpador de otro, usurpador de si mismo — dijo
y respiró tranquilo: un gesto previo a la serenidad.

Pablo Müller se preguntó por quién había sido responsable de sus actos y acto seguido de sus logros.

En cuanto fue capaz de restar la ironía a su pensamiento,
se dejó la complacencia en el cenicero,
vio el oscuro espacio donde no se detenían sus palabras
refractarias a todo el calor de su compasión y tristeza
frío oscuro agujero por el que se escapaba el tiempo.

Pablo Müller se dijo que era hermoso ese vacío,
que se alimentaba de su calor y de su nombre.


Vigo en abril de 2011 por Pablo Müller
Vigo en abril de 2011 por Pablo Müller

lunes, 20 de junio de 2011

LO DEMAS ES SILENCIO DE PIEDAD BONNETT


Buenos Aires, julio 2005 por Pablo Müller

En un verso dice Piedad Bonnett que:

Al escuchar tu voz nocturna, padre,
—tu voz de amante navegando en sus manos de zozobra—
yo descendí del más hondo silencio
y me hice llanto.

Hay en estos versos de Piedad Bonnett la certeza de que somos por la voluntad de nuestros padres y que de su acto sexual hay una llamada que escuchamos. Esa clarividencia del origen está en su poesía.

Esa mujer que soy, tierna y carnívora
da el salto, se devora, sale al día.

Y conciencia de mujer que ocupa el centro de sus jornadas.

allá, cruzando el mar de sombras y de miedo.

La vida como viaje marino, el mar como territorio oscuro y ahí el miedo.

volcaba el jarro de su autoridad aprendida, de sus miedos,
de su ternura incapaz de balbuceos.

La figura del padre con la que la poeta dialoga desde la templanza que refugia el verso:

Y siempre, siempre, un aire de hombre solo.
De tal modo que cuando yo nací me dio mi padre
todo lo que su corazón desorientado
sabía dar. Y entre ello se contaba
el regalo amoroso de su miedo.

El regalo de su miedo. Qué esplendorosa sabiduría poseen estos versos, Piedad.

Cada mañana es ahora un rectángulo blanco de una pulcrísima hoja
que despierta mi miedo
qué hacer con el dolor dónde ponerlo.

Piedad Bonnett convive con su miedo y su dolor y de esa cotidianidad surge una voz poderosa y una esperanza.

Para mis días pido,
Señor de los naufragios,
no agua para la sed, sino la sed
no sueños
sino ganas de soñar.
Para las noches,
toda la oscuridad que sea necesaria
para ahogar mi propia oscuridad

Cierra Piedad Bonnett con esta oración su espléndida antología Lo demás es silencio.


Buenos Aires, julio de 2005 por Pablo Müller






lunes, 13 de junio de 2011

INFANCIA

Escaleras de la ermita de San Marcial en Bergara en Junio de 2011 por Pablo Müller

      El hacha de la infancia
      tiene un filo perfecto

      se encuentra en los desvanes
      clausurados
      por la familia

      hay que tener mucho valor
      para entrar en ellos
      para hurgar en las cajas
      en las estanterias

      yo me corté

Bergara, 12 de junio de 2011



Detalle de la ermita de San Marcial en Bergara en Junio de 2011 por Pablo Müller

Muchas gracias a mis compañeros del taller: Marian, Aitziber, Arantxa, Izaskun, Eva, Rosa, Miguel, y Mónica, maestra, por dejarme compartir un mágico momento mientras la lluvia resguardados en el pórtico tras "pisar el silencio".

viernes, 10 de junio de 2011

EN LA NOCHE DE VERANO


Atardecer preludio y tormenta por Pablo Müller

En la noche de verano
una mujer muere mientras duerme
la imagen de un sueño se evapora con ella
fuera llueve con violencia de tormenta
marcha la mujer con su sueño de agua.

En la noche de verano
una mujer contempla en su líquido menstrual
el imposible hijo esperado
fuera llueve agotando el silencio
rumor que interrumpe el sueño.

En la noche de verano
una mujer amamanta a su hijo
líquida comunión que desplaza al sueño
limpio fluir de leche de vida
seda para cerrar los párpados del niño
que un día llorará nuestra muerte
fuera llueve aun de noche
en verano.

martes, 7 de junio de 2011

PIENSA LA ANCIANA LOS VERSOS

Ventanas y clausura por Pablo Müller en mayo de 2011

Quién me ha robado el tiempo que era único
Sophia de Mello Breyner Andresen



Piensa la anciana los versos de noches
en silencio en un rincón en la residencia
deje — abuela — el soneto
dice — seca — la ciudadora
no vaya la muerte a rimarnos
los murmullos,
tome el yogurt agrio — recuerdo
la pastilla azul — olvido
venga a palmear la tarde — triste
deje las migas a los ratones
y mire la televisión — irisada
que están dando el mar

domingo, 5 de junio de 2011

UN MOMENTO DE DESCANSO DE ANTONIO OREJUDO O EL BUEN HUMOR SALVAJE

Miguel de Unamuno a la sombra de un arbol. Salamanca agosto de 2009 por Pablo Müller
“Al poder le gusta el humor, pero en una vitrina” dice Antonio Orejudo en una entrevista en El País, a propósito de su última novela.
Estoy de acuerdo con Antonio Orejudo. Al poder le gusta el humor domesticado y la novela domesticada. Un momento de descanso es salvaje y radical y es una novela sobre el poder, en este caso sobre el poder en la universidad y sobre el recorrido de los personajes en busca de su “lugar bajo el sol”, recorrido donde se resuelven la dignidad, el amor, la familia y la literatura (esto último no deja de ser un resumen de lo anterior) con un humor que llega desde Cervantes y la novela picaresca para ir a uno de los proyectos literarios más sólidos del siglo XXI en castellano.


Un momento de descanso
Orejudo, Antonio

NARRATIVA (F). Novela
Febrero 2011
Andanzas 746
ISBN: 978-84-8383-297-4
248 pág.
16,35 € (IVA no incluido)