VI un astro exento, su quietud, su esférica
soledad; un astro
fósil de sí mismo.
¿Es
esto existencia?
Vi cánidos seductores, cerdos condecorados, víboras materna-
les, ancianas giratorias y
ancianos casi siempre orinados.
Vi asimismo
penitenciarios ebrios?
¿Qué es esto?
¿Una desamparada, frenética romería? ¿Un suceso insignifican-
te? ¿Vivir, por ejemplo? No sé.
Pero
reflexionemos. Por lo que me concierne,
¿por qué esta soledad pulsativa? ¿Por qué estoy yo únicamente en
mí? ¿Soy una cerrada, indiferente, inútil lucidez?
No sé. En rea-
lidad,
no tiene importancia: no hay existencia ni inexistencia. Sólo
apariencia.
Sí, bien, pero entonces,
¿para qué las unidades sangrientas, la semántica del dolor, la
postergación del suicidio etcétera?
Es mucho cansancio. Sería
más coherente volver a la inexistencia.
No.
Ya se sabe, ya he dicho que la inexistencia es aparente.
Ya.
En tal caso, la única coherencia sería el suicidio antes de nacer.
Sí. Cabe. Es posible. Dejémoslo. Estoy
muy cansado.
(Post scriptum al Tríptico)
Antonio Gamoneda
Esta luz
Poesía reunida
Volumen 2 (1995, 2005-2019)
Galaxia Gutenberg
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