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lunes, 18 de agosto de 2025

LOS BÚFALOS LOS CUERVOS LAS TERMITAS TRES POEMAS DE JESÚS AGUADO EN LOS 108 NOMBRES DE DIOS

 






LOS BÚFALOS



Saber lo que es la vida no es distinto

que contemplar a un búfalo zambullirse en el agua.

Esa tensa fruición con que husmean el aire

cuando se sienten cerca del río se parece

a la furia gozosa de los dioses cuando crean un cuerpo,

otro mundo finito al que entregarse.

(Los dioses sueñan con búfalos, con tener sus fronteras

de piel firme y lustrosa, sus ojos delatores de una muerte

serena, su pasión por la lluvia y los lagos. Ellos quieren saber

lo que es el tiempo que se acaba desde uno de sus seres

perfectos.)

He mirado

muchas tardes la larga procesión de los búfalos

dirigirse a mis ojos para bañarse en ellos:

les llamaban mis lágrimas, lo más vivo de mí.



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LOS CUERVOS



Su crascitar continuo y monocorde

cruzaba por los días y los hechos inalterable. Como

los santones que rezan todo el tiempo una misma palabra

o frase y al hacerlo pretenden vaciarse para que entre dios en ellos,

así los cuervos graznan: para hacer el vacío

en nosotros. Por eso

estaba mi atención puesta en sus gritos:

era un modo perfecto de meditar, de ser.

Ellos le daban voz a mi esperanza

de hallar alguna vez el sonido del mundo y entregarme,

como si fuera un cuervo, a repetirlo

por postes y ventanas, a lomo de las vacas y los búfalos,

suspendido del hilo de la lluvia,

desde mi misma muerte, ese alféizar tan frágil.



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LAS TERMITAS



En pocos días devoraban

los libros. Si salías de viaje o te evadías

hacia dentro de ti o hacia los brazos

de una mujer, al regresar las termes,

tal reguero de fuego,

te habían liberado de las páginas en las que tú buscabas

lo que solo la vida puede darte.

Su labor es hermosa porque consiste en devolverle al hombre

su vacío, en dejarle desnudo, sin palabras,

callado frente al río, al cuerpo, la tormenta.

Además, las hormigas, que habitan lo profundo,

hacen al hombre cuya casa señalan

un ser privilegiado, alguien que puede sostener un peso

siete veces mayor que el de sus ojos.




Jesús Aguado

Los 108 nombres de dios


Libros de la Hospitalidad

Olé libros


martes, 31 de diciembre de 2024

BITÁCORA DEL FINAL DE 2024

 







«la muerte habla el idioma de las células y los planetas»

Eduardo Moga




Jesús Aguado nos dice del poema escrito por los árboles y Luz Pichel nos enseña que la cicatriz es el beso del tiempo. En la playa de invierno la voz del insecto se encuentra con el grito ola, el agua piedra, mientras el cerco protege el matorral antiguo de las dunas. Esta playa es de hierro. Un ángel de la guarda cesado llora la muerte de su guardado. ¿Tiene escrito el inventario de sus muertos, de sus muertas? ¿sabe de la dentellada de sus fracaso?


Feliz feroz 2025. El puerto de Bilbao informa que los precios se mantienen iguales por cuarto año consecutivo: aquí los puedes ver por si no los recuerdas.


miércoles, 9 de octubre de 2024

OCHO HAIKUS DE JESÚS AGUADO EN COMPLETAMENTE SIENDO

 




 

 

 

Cuántas encinas

escribiendo con sombras

este poema.

 

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Los girasoles:

procesión de fantasmas

desmotivados.

 

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Gasolinera

del alma: repostar

lo más barato.

 

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La niña llora

y yo piso un erizo

que aún no existe.

 

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En esta fruta

que es la imaginación

vive un gusano.

 

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¿Espantaqué?

Los pájaros se comen

las certidumbres.

 

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Estaban antes

enebros y caballos

que la autovía.

 

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Pasa Caronte

con su tabla de surf.

Que espere el muerto.

 

 

 

Jesús Aguado

Completamente siendo

 

Luces de Gálibo


lunes, 29 de abril de 2024

OCHO SOLEARES DE JESÚS AGUADO EN AQUÍ SE ARREGLA LA SED

 







Si me vas a hacer llorar,

echa harina a tus palabras

y hazme lágrimas de pan.




Por los hilos de la lluvia

bajan ángeles a vernos

desnudos de tiempo y luna.




La araña teje que teje

y la mosca con mil ojos.

A ver quién de las dos cede.




Un barquito de papel

llega más lejos que yo

en este río del ser.




Mil tigres me siguen lentos

como mascotas de niebla

que no encontrasen sus huesos.




Me he dormido en un alféizar

bien abrazadito a ti.

El amor es peligroso,

pero no amar es el fin.




No es fácil lo de contarte:

si te quiero poner letras,

te me sales del lenguaje.




Maldito despertador,

que me ha sacado de un sueño

donde por fin yo era yo.




Jesús Aguado

Aquí se arregla la sed

Soleares


Luces de Gálibo


martes, 6 de febrero de 2024

ONCE HAIKUS DE JESÚS AGUADO EN PASEO

 






Dos mariposas

tejen hilos de viento

junto a la higuera.




Hiedra y verdín.

Se va secando el tronco

sin amargura.




Zumban los cables

de la electricidad.

Ladran los perros.




Llamas al muerto

golpeando su tumba.

Ulula un árbol.




Dibujo un arca

en torno al hormiguero

por si diluvia.




Una libélula

piensa sobre el murete

no-pensamientos.




El avispón

regresa a un poema

de Sylvia Plath.




El corazón

arañado en el tronco

llora resina.




Un monje zen

orinaba en la nieve.

Yo entre matojos.




Lleva en sus hombros

un cabrito el pastor

y el mundo entero.




Procesionaria,

mi me mente se parece

un poco a ti.




Jesús Aguado

Paseo


Luces de Gálibo


martes, 14 de junio de 2022

NO LE HAGAS PREGUNTAS A LA TRISTEZA Y OTROS DOS POEMAS DE LA ANTOLOGÍA DE POEMAS DE LAS TRIBUS DE LA INDIA DE JESÚS AGUADO

 

 

 

 

No le hagas preguntas a la tristeza

porque eso estropeará tu vida.

¿Por qué te detienes en tu mente?

¿Por qué rebuscas en tu memoria?

No pienses, no recuerdes.

 

No le hagas preguntas a la tristeza

porque eso arruinará tu vida.

 

Chhattisgarhi

 

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Soñé contigo cuando estaba en la cama.

Me desperté y salí al camino.

 

Al tropezar con una piedra

que había a la salida del poblado,

recordé.

 

Recordé los muchos obstáculos

que nos separaban

y me quedé paralizado.

 

Munda

 

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Hijita,

¿dónde te esconden?

¿En qué cielo,

bajo qué tierra,

en las raíces de qué árbol?

 

La primavera ha llegado

y en los árboles mahul

estallan las flores.

¿Dónde te has escondido,

mi dulce cosita?

 

¿Te han escondido

en el espeso bosque

y cubierto

con las hojas caídas?

¿Te ha comido

algún dios malvado?

 

¿Dónde estás,

hijita?

La primavera ha llegado

de nuevo.

 

Bonda

 

 

No le hagas preguntas a la tristeza

Antología de poemas de las tribus de la India

Jesús Aguado

 

La Línea del Horizonte Ediciones


lunes, 2 de mayo de 2022

POEMA DEL CÍRCULO DE JESÚS AGUADO EN EL FUGITIVO POESÍA REUNIDA

 

 

 

 

POEMA DEL CÍRCULO

 

todo lo que decimos

da vueltas y más vueltas

rueda desde nosotros a nosotros

baja por la pendiente

que llamamos espalda mundo ser

da vueltas y más vueltas

para encerrarnos juntos

en la bola de nieve en el alud

de círculos que van por la ladera

creciendo y retumbando

 

y lo que no decimos

da vueltas y más vueltas

gira sobre sí mismo

en loca rotación que provoca una llama

invisible un incendio

que se extiende imparable por un bosque

ocupado por seres que no existen

por seres imposibles o vacíos

habitantes del cero o de la nada

que ponen sus nopiernas a correr

huecos en estampida

que buscan una forma donde estar

a salvo del nobosque

una forma o palabra o barro o nota

la llama que detenga a la nollama

 

todo lo que decimos o callamos

da vueltas y más vueltas

remolino de curvas

que forman la palabra y su silencio

 

agujero que busca sus paredes de vidrio para llamarse vaso

tierra que busca un viento donde llamarse halcón

remolino de círculos que escapan de sí mismos

y dicen lo que callan callando lo que dicen

nopalabra que busca que alguien la pronuncie para fundar el tiempo

y palabra que sueña una mano que la borre para llamarse amor

remolino de círculos buscándose a sí mismos

evadidos del puntoocentroodios

y que ahora lo aplasta en el ahora

 

 

 

Jesús Aguado

El fugitivo

Poesía reunida (1985 – 2010)

 

Vaso Roto Poesía


martes, 14 de septiembre de 2021

CINCO POEMAS DE HERIDAS DE JESÚS AGUADO

 

 

 

 

XII

 

 

Esa palabra rota,

la que vas a tirar,

dámela a mí:

 

 

XVI

 

 

Me está grande el jersey.

Me están pequeños los zapatos.

 

Ni yo soy de mi talla

 

 

XIX

 

 

La fiebre pone

su manita en mi frente

 

y me receta globos y cometas

 

 

XXII

 

 

La niña.

El charco.

 

Un barco de papel.

 

El sol se para.

 

 

XXIV

 

 

Mi propia hambre

inatendida

 

cuando duermo una rata

sale de mí

y me lame los labios

en busca de miguitas

de pan o leche seca.

 

yo puedo

coserla al corazón de las palomas.

 

 

 

Jesús Aguado

Heridas

 

Renacimiento