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martes, 24 de septiembre de 2024

LA BELLEZA DE LA MATERIA DE MARÍA ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ

 





ENTONCES es que el amor es uno de los modos de la mirada. Siempre lo han sabido los girasoles, que no cejan en la lenta y febril persecución de la luz a lo largo del día. Sin embargo, cuando llega la noche caen vencidos «por tanto grano, tan loca empresa», como escribió Claudio Rodríguez. Son desproporcionadamente altaneros, hermosísimos en el crecimiento desigual de los tallos. Y una vez maduros, se asientan mirando hacia el este. ¿Hacia su propio Edén?

Tanto amor, tanto grano ante la muerte.



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PEDIR asilo en la tierra de mis muertos. Haber sido materia y que se borre, que vuelva hacia la larva y sus metamorfosis, la entrega y cesión de cada mito, el nombre propio y el nombre común, aquellos topónimos que atravesamos como si fueran puentes. Quedará solo entregarse a las brasas y que soplen sobre ellas mis dos hijos. Incluso aunque el lenguaje tenga las encías muy débiles.



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AL menos son necesarias cinco insistencias, las de Eduardo Milán en el poema «Coda»: «no conozco un objeto que se pregunte qué es/ no conozco un objeto que se pregunte para qué/ no conozco un objeto que se pregunte dónde/ no conozco un objeto que se pregunte/ no conozco en el puro de cielo, azul celeste/ con sol, sin sol, no cuando llueve, gris/ verde apagado de lluvia sobre el campo/ esa lluvia donde ni ella se oye». Solo en el poema ocurre lo que no ocurre, y tal vez hay neblina, o una de esas ciclogénesis que llevan tu nombre, o la lluvia vivaz de las perseidas, y no importa ni lo que dice el objeto ni lo que dice el poema, solo el modo en que una nube quedó atrapada en las valvas de nácar de tu boca cuando preguntas qué eres, para qué o dónde, y sigues preguntando sin que sea necesario responder.




María Ángeles Pérez López

La belleza de la materia


Eolas Ediciones


lunes, 23 de octubre de 2023

UN FRAGMENTO DE POEMA CON FINES DE HUMO DE LEÓN FÉLIX BATISTA

 


 

FRAGMENTO

 

 

[…]

¿este hueco es estío

de reconstruir con éter

de cerrar y resistir con estertor?

 

y el poema ¿no es legible

como témpano de tiempo

de abatimiento mártir?

 

necesito sal de amnesia

leche oscura de Celán

 

lo que hacen los sucesos

que es cesar

alimento posterior del subconsciente

 

circular cincuenta veces por la misma incertidumbre

 

y por cincuenta noches de betún marchito

para todo lo que diga en lo que odio:

que mi prójimo me mire derribado

 

me dividí en canal de mi cadáver

para ver si me encontraba en un recodo

 

amasé cincuenta espinas

de mi etapa de puercoespín

para quien me toque incendio

 

gano arena de guarismos

pero irrevocablemente roto

 

y pavesas que desliza la resaca

 

me encontré por regresión

de una coordenada esquiva

a la legua de la tarde

 

y con lacras que saqué

de los sacos de la psique

me perdí

 

con las alas obsoletas

y colapsando en serie

desgarrado de mi rémora

del ágora

dormí

[…]

 

 

 

León Félix Batista

Poema con fines de humo

 

Eolas


miércoles, 2 de noviembre de 2022

DOS POEMAS DE TE ROBO LOS RECUERDOS DE JULIA CONEJO

 

 

 

 

Colegio de niñas en 1916

 

 

 

“Una hora menos para la eternidad”

La monja repetía esa sentencia

cada vez que comenzaba la clase.

Y las niñas

la lección bien aprendida

respondían a coro:

“Dios quiera que seamos santas”

 

Acto seguido, comenzaba

la rutina de la lectura en voz alta,

las lecciones de costura o el rezo.

 

Como si aquella monja

no les hubiera lanzado otra piedra

a la boca.

 

Como si ellas no se la hubiesen tragado

sin masticar

y no tuviesen que aguardar al recreo

y vomitarla.

 

 

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La calle 18 de julio

 

 

 

En la calle 18 de julio,

los niños juegan libremente

ocupando la calzada:

 

Saltan a la comba, cambian cromos,

fabrican básculas con cajas de betún

e improvisan una tienda

en la que puede comprarse cualquier cosa

que la tendera haya pesado antes.

 

En la calle 18 de julio, sin embargo,

no todos los niños se divierten juntos:

Hay una zona noble de grandes mansiones

en las que viven familias

que no conocen los nombres de los chicos del barrio.

 

Los padres prefieren que sus hijos

jueguen en los jardines que rodean sus casas.

Así evitan peligros,

roces incómodos con los desconocidos.

 

Ha sido pura mala suerte

que entre la tierra y el abono que vino del Ferral

hubiera una granada escondida.

Que la encontrara el niño más pequeño,

se la enseñara a sus hermanos

como un trofeo exótico,

y todos la quisieran.

Que estallara en mitad del forcejeo

por ver quien la conseguía antes.

 

Ha sido pura mala suerte

que el nombre de la calle en que ocurrió el suceso

fuera 18 de julio,

Que todos cuantos allí vivían

estuvieran condenados a no olvidar

lo que había sucedido en esa fecha,

a evocar esa guerra que,

como todas las guerras anteriores y futuras,

habría sido irracional y arbitraria.

 

 

 

Julia Conejo

Te robo los recuerdos

 

Eolas poesía


sábado, 22 de octubre de 2022

SEIS POEMAS DE SIMULTÁNEO SUCESIVO DE ROCÍO CERÓN

 

 

 

 

Lecturas, ruptura y remezcla de pedazos recogidos, rotos, fragmentarios. Experimentación en el discurso que se entreteje de restos. Restos de las voces que surgen desde la memoria (la voz del padre muerto se cuela entre las corvas), desde la historia, desde el sonido contemporáneo de lo que hay.

 

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Golpe al piso. Palabra exclamada, musitada, anestesiada. O grito profundo. Escuchar, o no escuchar, escuchar a medias o entre tonos.

 

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Campos semánticos que colisionan, derrumban y construyen radialidades sonoras, no respuestas sino cuestionamientos, puente abierto, a punto de colapso, construcción de lo aparente a lo real.

 

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Flujos e impermanencia, solo tránsito. Lenguajes nómadas que rearticulan las formas de la mirada y la escucha.

 

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Rutas y especulaciones. La velocidad de los ejes. El paso a costilla de riel que perdura en las nalgas. La oquedad y la luz. La excavación en los bosquejos interiores para hacer del tren morada, el recuerdo del padre muerto y la belleza de la vida en sangre dada a la heredad. Testimonio acústico, sobrevivencia.

 

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La levedad de las burbujas, su música de infancia. La transparencia de la travesía y el encuentro de mundos. Construcción de paisajes interiores con esquirlas del pasado y sonoridades futuras (ya conocidas, ya en la escucha de la piel).

 

 

 

Rocío Cerón

Simultáneo sucesivo

 

Eolas poesía


jueves, 25 de agosto de 2022

TRES POEMAS DE 28.48 MINUTOS DE LECTURA DE ENRIQUE CABEZÓN

 

 

 

 

Tú no eres el poeta,

tal vez eres un cetáceo varado en la costa,

que amontona en su estómago

bolsas de plástico sin digerir.

Son un recordatorio occidental de que algo va mal.

Nos han hablado del color del ponto,

de los cuerpos humanos como bancos de medusas,

translucidos

como bolsas sin dueño que hemos desechado,

mirad ahí,

cadáveres flotando,

mordisqueados por los peces.

 

Alfombra y alimento.

 

 

 

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Tú no eres el poeta pero eliges tu propia miseria.

Al escribir sobre la muerte,

¿qué rol asociamos al acto de matar?

La literatura extiende su manta en el suelo:

por la voluntad de los dioses,

por un código medieval que prima el honor a la vida,

por los vicios de lo moderno,

por locura o por espejismo de claridad,

por coartadas científicas,

esa del gen egoísta, por ejemplo…

(¿Has escrito por ejemplo otra vez en un poema?)

O, quizá, por eso que llamamos evolución,

y su selección natural que nos sirve de subterfugio

desde que el hombre se dice hombre.

 

La segadora se abanica insensiblemente a la sombra

de amplificadores de señal gps

y de las sombrías antenas de repetición/transmisión

y amplificación de la muerte.

 

 

 

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Tú no eres el poeta pero haces una pregunta:

los ojos de las víctimas, ¿qué ven?

¿Sienten retorcerse algo en el desgarro de los gritos

que son la lengua franca de los rotos hombres,

de las quebradas mujeres,

de los cadáveres niños?

Los desorbitados ojos,

¿qué miran en el exacto instante donde el daño

impone su feroz y cruel presencia?

¿Si no es definitiva la agresión,

cómo viven mañana el atentado?

¿Tienen lo incomprensible y lo brutal interpretación posible,

respuesta tolerante y discernida?

Los ojos en su parpadeo que desvanece el mundo,

los ojos, que nos esconden en un espacio negro y marginal,

¿hereda la retina el dolor viejo,

la antigua y remota aflicción

y el daño que en el tiempo nos ha rendido?

¿Qué no han visto los nebulosos ojos

de los hombres damnificados?

 

Ojos,

fanales apagados,

vecinales ocelos,

ágrafo banco de imágenes,

primera memoria ignorada siempre,

condenados a ver siempre lo mismo.

 

 

 

Enrique Cabezón

28.48 minutos de lectura

 

Eolas poesía


sábado, 18 de julio de 2020

GRAFITIS PARA NEANDERTALES DE JORGE RIECHMANN


 

 

 

1

Los poetas

recordaron a los filósofos

que el asombro de existir

 

es tan cotidiano tan inmediato tan sólito

como el frescor del agua

como el verde de las hojas

como tu voz que canta

 

2

Los filósofos

en su cabaña y los erizos

diría Lupe Grande

meditando en su hotel…

Y los poetas, los egodinámicos poetas:

 

adelgazarse, borrarse, desaparecer

 

(zoología recreativa)

 

 

 

A Ñor le sacaba de quicio la cháchara de la autoayuda sobre la “zona de confort”. El problema de la comodidad, sostenía, no es la comodidad: son los privilegios.

 

 

 

Al es lo que hay

le mondamos el es —propone Ñor

echando mano de su navajita de bolsillo

 

y del lenguaje de la claudicación

brota la palabra de la maravilla

lo que hay

(junto con lo que hubo

y lo que podría haber)

 

Lo que hay, eso que nos asombra

a poco que prestemos atención

Lo que hay, eso que nos asombra

a poco que prestemos atención

Lo que hay en nuestro mundo

y también extramuros de la ciudad humana

Lo que hay, espigas y murmullos

y éxtasis y cortinas y juegos infantiles

Lo que hay, la soberanía del hayedo

y el vuelo del colibrí

 

Lo que hay por ejemplo con Santóka:

“Yo, ahora, aquí:/ el azul del océano sin límites”

 

(enfermamos al oír decir “es lo que hay”)

 

 

 

No pensar

en términos sociológicos

más de media hora diaria

 

—se prescribía a sí mismo Ñor

 

(automedicación)

 

 

 

Jorge Riechmann

Grafitis para neandertales

 

Eolas ediciones