viernes, 31 de octubre de 2025

CONVERSIÓN Y LÍNEA FERREA DOS POEMAS DE QUISE SALVAR A LOS CIERVOS DE TERESA RAMOS

 






CONVERSIÓN



Bajo el micelio del bosque

pululan poblaciones minúsculas.


Tuve que encender el motor,

quise salvar a los ciervos.


El viaje fue un misterio con la certeza

de que las víctimas eran individuos autóctonos.


El corazón del alguacil era de piedra,

la peña brilló con desesperación


frente a los animales muertos.

El carnicero vino a por las presas,


la sangre tiñó el verde.

En mi mente soplaba un viento helado.


Mi ángel de la guarda y yo salimos a caminar.

Aprendí a rezar después de la masacre.



―――――――――――



LÍNEA FERREA



En el territorio del hierro vivió la piel de un trayecto,

el sostén de los pasos. Los niños que corren por su arteria.


Toda una vida necesito para comprender

la razón de la caída.

Jamás supe qué sentido tiene nada.


Nunca ni mañana ni después podré dejar de

caminar

con el vértigo que me propone cruzar cada día el

puente.




Teresa Ramos

Quise salvar a los ciervos


PLANETA CLANDESTINO # 259


Ediciones del 4 de agosto


jueves, 30 de octubre de 2025

EL POEMA HIZO SU PARTE DE NASSER RABAH

 






EL POEMA HIZO SU PARTE



El poema hizo su parte y se marchó. Ya no hay fiesta ni celebración de nacimiento. No hay flauta que guíe a quienes acuden a la oración del encuentro. No hay nubes con las que intercambiar elogios, ni árboles que me llamen con hermosos nombres o extiendan mi sombra. Rezo a una ventana: su raíz está en mi corazón, tiende sus ramas sobre mi nostalgia.

El poema hizo su parte y se marchó. En cuanto al verbo, quedó para los desdichados que labran un jardín, con sus rosas, sus cipreses y vino que inspira a las espigas de las canciones. Pero lo dejaron todo y siguieron el rastro del poema hasta el alba. En cuanto al significado, aquel espejismo que me seguía, y yo a él, era blanco flotando sobre aguas estancadas. Le dije: «Sé», pero no fue. Le dije: «No seas», y fue blanco flotando sobre aguas estancadas. En su orilla yo miraba mi reflejo y lo negaba, miraba mi reflejo y lo negaba, mientras a mis espaldas cantaban mil gallos.

El poema hizo su parte y se marchó. No tengo pluma con que conquistar Acre explayándome como un alfaquí, ni espada con que cortar la mano de quienes roban mis sueños. ¿Qué le diré a la ventana cuando las palomas picoteen en el cristal? ¿Qué le diré al policía cuando me tienda la silla para que confiese? ¿Qué le diré al cazador de gacelas, qué a la lejanía en cuclillas sobre el blanco de la primera página? ¿Qué puede decir una mesa solitaria frente al cerco de las sillas? ¿Qué dice la amada muda cuando su amado regresa tras un largo silencio? ¿Qué les dice un viaje a dos amantes unidos por el amor a un lugar? ¿Quién desentrañará la azora La Arena empapada por el llanto de los profetas? ¿Quién sabía que yo tenía piernas y que cuando el viento resonaba como el tambor de los caballos me adentraba en un mar sin orillas y volvía cada día al califa con una ciudad en la palma de la mano? ¿Quién sabía que tengo una noche que busca ansiosa sus espejos y lanza a cada ventana un día de clamor y locura? ¿Quién supo que tengo labios para cantar, para balbucear como un niño y repicar como las campanas cuando el viento mece tu cabello?

La poesía dijo su palabra y se marchó. Ahora me siento, cuento cansado mis heridas con sus dedos, y los soldados que me quedan. Mi único prisionero es el arrepentimiento, y mi compañero de mesa el pan de mi última cena.




Nasser Rabah

Gaza: El poema hizo su parte


Prólogo de Luz Gómez

Traducción del árabe de Alberto Benjamín López Oliva


Ediciones del oriente y el mediterráneo


miércoles, 29 de octubre de 2025

¿CÓMO ES TU PAISAJE ACTUAL? UN POEMA DE FLAVIA CALISE EN SIN FANTASÍA NADIE NADA

 






¿cómo es tu paisaje actual?



todo lo que está edificado distorsiona una ciudad de agua.

una vez por noche una flecha de carne mojada cae sobre mi frente.

nunca tiene el mismo peso y no sé de dónde viene.

el sonido es el de una cachetada ¿desaparecer puede ser un

proyecto? la gente parece quererse todos los días.

se despiertan y el sentimiento está ahí.

conquisto la tarde con pequeños movimientos.

en el sueño mi amiga muerta me abre la boca para que mastique.

me despabilo y toco la playa: también quiero estar estirada.

hoy mi cara podría destruir un auto.

no tengo ojos, están adentro.

son todos míos.

entre el mundo y vos, estoy yo.

no podré impedir tu muerte y no quiero pensar mal de mi salud.

la gente se vuelve loca por muchas cosas, sobre todo por tristeza.

te vi caminando por la superficie de las cosas, entiendo

que duela ser invisible.

los movimientos lentos son los justos para una danza de tontos.

me gustaría tener más vergüenza, ser la rueda del trineo que desliza.

en el sueño mi amiga llora, me despego de la alucinación solo

si entro en coma, soy un conejito a pilas.

me despierta el licor añejo que colocan en la punta de mi nariz




Flavia Calise

Sin fantasía nadie nada


Ediciones Liliputienses


martes, 28 de octubre de 2025

UN POEMA DE MORTAL DE JORGE GARCÍA TORREGO





17



Cuando mi cuerpo,

esta multitud de candelabros y mármol,

sea cenicero vaciado en la nada,

cuando mi cuerpo se llene de aterrizajes,

correas y cigarros apagados.


Cuando mi cuerpo ya no sea mi cuerpo sino un remolino

[en el aire,

un piropo de mirlo,

un regalo de cerezo,

te llamaré y seré un sonido entre palabras.


Porque esta voz será un ala delta,

huida ya la lógica de las cuerdas vocales,

la higiene de los documentos,

la serenidad de las vértebras por mantenerme digno y

[vertical.


Cuando mi cuerpo ya no sea mi cuerpo sino un invierno

[que silva.

Un verano escondido,


yo seré,

aún,

esta voz encendida sobre la nieve.




Jorge García Torrego

mortal


prólogo de Ana Pérez Cañamares


Lastura


 

lunes, 27 de octubre de 2025

UN FRAGMENTO DE TIEMPO PROFUNDO DE ANA GORRIA






[...] Observar, como Hara nos sugiere con cada clic de su cámara, se parece escuchar, a estar presente en el flujo del instante. Escuchar como recorrer las páginas de un libro mientras hace cada vez más frío, descubriendo en cada imagen un latido de vida, un pulso que atraviesa el tiempo y nos devuelve la memoria como si fuera el eco persistente de lo que nunca dejamos del todo atrás.

En la distancia,

la palabra ya es piel.

La memoria de un roce

que jamás existió.

Y aún así, nos recuerda.

La cama nido ya está desplegada y mi hermano y yo estamos acostados y arropados con las sábanas, cada una de su color (verde, marrón), y saludamos a quien se encuentra del otro lado de la lente con un gesto cansado pero alegre. El rostro de mi hermano parece que acaba de reír o que va a hacerlo mientras alguien escucha, a cada uno de los lados del tiempo.

A veces, escuchar se parece a pensar. A escribir. A caminar.

Es como hojear un libro en una tarde fría y oscura, donde la distancia entre el pasado y el presente se desvanece en la posibilidad del infinito.

Escuchar como recorrer las páginas de un libro mientras hace cada vez más frío,

es cada vez más oscuro.

Está todo tan lejos.

Y, sin embargo, escribir como caminar siempre es un continuo.

No hay lejanía.

Esta es la posibilidad del infinito.

Tú.

Como cuando el matemático ruso Nicolái Lobachevski decidió ignorar el quinto postulado de la geometría euclidiana, o mejor, asumir que este postulado, aquel que mantiene que en el caso hipotético de incidir una recta con otras dos, los ángulos internos resultantes son menores que el ángulo recto de forma que esas dos rectas prolongadas de manera indefinida, los dos continuos paralelos, mi escritura, tu lectura, tu escritura, mi lectura se encontrarán en el lado en que los ángulos son menores que dos ángulos rectos, podía y no podía ser cierto.

Es algo tan hermoso.

Las paralelas en el infinito.

Sortear la frontera que separa

los cuerpos:

los cuerpos muertos de los cuerpos vivos,

los cuerpos no presentes de los cuerpos presentes,

los cuerpos no nacidos de los aún no nacidos,

los cuerpos de quien ríe de los cuerpos que lloran

y que tiemblan ante el terror.




Ana Gorria

Tiempo profundo.


Un poema en duermevela.


En H&O Editorial


 

viernes, 17 de octubre de 2025

UNA BUENA DE HERMANA DE MATTHEW DICKMAN EN CAFÉ EN LA NIEVE






UNA BUENA HERMANA



Cuando mi hermana mayor me preguntó si quería ir con ella

a ver el cuerpo de nuestro hermano hubiera querido ser


quien dijera que sí, sí claro voy a ir, voy a sostenerte la mano

y voy a estar a tu lado mientras el encargado del cuerpo de nuestro

hermano lentamente


corre la cortina de la ventana del velatorio como una marea que

se retira en una película casera de los metálicos años 50.


Su cuerpo ya no es un humedal.


Su cuerpo ya no es una amenaza.


Su cuerpo ahora se abría y cerraba como la puerta de un coche.


Ese día los rododendros habían pasado del rojo al rosa bajo el sol

y por todo el barrio las crías de pájaros llamaban a sus madres


desde los nidos que sus padres habían construido.


Perdóname, fui un mal hermano toda mi vida, un mal hijo, un mal

padre, una mala madre.


Sólo he sido hermana para mí.


Tomar café en la nieve como alguien que nunca va a morir, parpadear

hacia el severo cielo gris, que


en su remolino lechoso era más suave de lo que nunca podré serlo.

El cuerpo de mi hermano tendido en una mesa sin hermano que

encontrar


Ya no recuerdo a qué olía. Ya no recuerdo qué tacto tenía.


Ya no.


Es como el final de una película francesa, cuando los amantes

finalmente caminan uno hacia el otro en la noche, después de la

guerra, y en la distancia


se oye el sonido de las olas golpeando, y después están justo ahí,

cara a cara, pero la película termina antes de que se besen y la

palabra FIN llena la pantalla.


Podrían haber besado a mi hermano por última vez.


Podría haberme dirigido hacia la piedad y agacharme y olerlo y

tocarlo y besarlo.


Perdóname, podría haber sido una buena hermana.


Podría haberle trenzado el pelo y haberle pintado las uñas y haberle

hablado de chicos,


podría haberme acostado en la cama de metal con él, cubrirnos

con la delgada


sábana blanca y abrazarlo y escuchar el sonido nulo de su corazón

y el sonido nulo de su respiración y dormirme.




Matthew Dickman

Café en la nieve

[Antología personal]


Traducción de Sebastián Urli y Patricio Grinberg


Kriller71 ediciones


 

jueves, 16 de octubre de 2025

ÁNGELES DE CELAN DE ÁNGELA MALLÉN EN MOTEL MILLA NOVENTA






ÁNGELES DE CELAN



Con todos los pensamientos me fui

fuera del mundo: allí estabas tú.

PAUL CELAN



Enormes explanadas vacías. Multitudes en cola.

Salchichas con curry. Autobuses con altillo. Cruces ansadas,

celtas, esvásticas. La hoz y el martillo. Profecías económicas.

Banderas y grafitis. Guerra. Cabaré. Holocausto. Sobre las

sinagogas, los cementerios, las plazas y las cúpulas de cristal,

vuela bajo, rasante, un ángel protector y triste con cara de

Bruno Ganz.



Suena el claxon. Despiertan

los ángeles que nacieron

fuera del mundo

y se acuestan, faquires,

sobre los pararrayos


Cuando los coches corren,

los ángeles aguzan el oído

para escuchar el cántico - de la velocidad

que se parece a un viento musicado

(mistral, solano, cierzo, torbellino)


Ángeles perturbados aguardan en las bocas

del metropolitano, e imitan el sonido

de trenes alejándose


(Tren perpendicular a mi camino

escupiendo carbón, cadencioso y arcano

Motel Milla Noventa - era un paso a nivel)


Suena el claxon y el ángelus





Ángela Mallén

Motel Milla Noventa


Xenía” y “Nostos”


El Desvelo Ediciones