lunes, 27 de octubre de 2025

UN FRAGMENTO DE TIEMPO PROFUNDO DE ANA GORRIA






[...] Observar, como Hara nos sugiere con cada clic de su cámara, se parece escuchar, a estar presente en el flujo del instante. Escuchar como recorrer las páginas de un libro mientras hace cada vez más frío, descubriendo en cada imagen un latido de vida, un pulso que atraviesa el tiempo y nos devuelve la memoria como si fuera el eco persistente de lo que nunca dejamos del todo atrás.

En la distancia,

la palabra ya es piel.

La memoria de un roce

que jamás existió.

Y aún así, nos recuerda.

La cama nido ya está desplegada y mi hermano y yo estamos acostados y arropados con las sábanas, cada una de su color (verde, marrón), y saludamos a quien se encuentra del otro lado de la lente con un gesto cansado pero alegre. El rostro de mi hermano parece que acaba de reír o que va a hacerlo mientras alguien escucha, a cada uno de los lados del tiempo.

A veces, escuchar se parece a pensar. A escribir. A caminar.

Es como hojear un libro en una tarde fría y oscura, donde la distancia entre el pasado y el presente se desvanece en la posibilidad del infinito.

Escuchar como recorrer las páginas de un libro mientras hace cada vez más frío,

es cada vez más oscuro.

Está todo tan lejos.

Y, sin embargo, escribir como caminar siempre es un continuo.

No hay lejanía.

Esta es la posibilidad del infinito.

Tú.

Como cuando el matemático ruso Nicolái Lobachevski decidió ignorar el quinto postulado de la geometría euclidiana, o mejor, asumir que este postulado, aquel que mantiene que en el caso hipotético de incidir una recta con otras dos, los ángulos internos resultantes son menores que el ángulo recto de forma que esas dos rectas prolongadas de manera indefinida, los dos continuos paralelos, mi escritura, tu lectura, tu escritura, mi lectura se encontrarán en el lado en que los ángulos son menores que dos ángulos rectos, podía y no podía ser cierto.

Es algo tan hermoso.

Las paralelas en el infinito.

Sortear la frontera que separa

los cuerpos:

los cuerpos muertos de los cuerpos vivos,

los cuerpos no presentes de los cuerpos presentes,

los cuerpos no nacidos de los aún no nacidos,

los cuerpos de quien ríe de los cuerpos que lloran

y que tiemblan ante el terror.




Ana Gorria

Tiempo profundo.


Un poema en duermevela.


En H&O Editorial


 

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