La
diosa del columpio
cuelga
sin cabeza
de los
hilos invisibles de arena
espera
al prófugo en el cántaro
vacío
despojado
de
silencios
y
zapatos.
La
diosa sin cabeza
sin brazos
sin
pies
cuelga
simplemente
cuelga
de los
hilos de la vida
la
existencia como regalo de los dioses
es
porosa y locuaz
Constantina
cuelga de un columpio
esperando
flota
flota
en el aire
con un
aliento fresco
la voz
de la madre es un eco derretido
que
interrumpe el vaivén del columpio
y el
pensamiento de su mirada
flota
como esponja de los mares
flota
al filo
de los cántaros
flota
en el albor a cuestas
de su
padre
más
allá de las cenizas se columpia
con el
recuerdo lechoso
del
pecho de su madre
nada es
distinto de nada
nada es
diferente de nada
las eólicas
de sus pechos
tienen
sabor a sal
en el
columpio de hilos invisibles de arena
vuela Constantina
con sus
pechos salobres
y con
el canto de su rostro
abre la
crisálida
en ese
prolongado viento
para
atravesar la inmortalidad inexplicable.
Ivonne
Gordon
El
tórax de tus ojos
Amargord
ediciones
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