La casa en una maleta
bajo un cielo turbio bajo un cielo
claro
sacudirse el olor de los cuerpos que la
habitan
diosmío
otórgame el coraje de los
ciegos
que despiertan la luna
si cerramos la puerta a la letra
adulterada
tal vez el odio no germinará
solo son leyes
la primera ley vomitó palabras
que envenenaron la harina
y cortaron la leche de los pechos
terror desatado por las listas negras
si no bendices al nuevo gobierno
tampoco recibirás sus bendiciones
dijeron también
que la tierra no nos pertenece
aquí las palabras giran
introduciéndose en las bocas
dejando un poso ácido y amargo
y nombraron el exilio
y no hubo más paz
no se si arrastramos el sol de la
conciencia
o catedrales de luz en la entrada de la
muerte
lo que se es que la letra más pequeña
de la ley
está
maldita.
EL FUEGO LA BALA EL NIÑO
El niño mira como quien
construye
un canto de amor para la muerte
como si la bala serpiente
rectilínea
no atravesara el invierno
cerrando los ojos
del último testigo de la noche
¡shsss...!
y ya no existe niño solo
fuego irreversible
adentrándose en la carne
o panza oscura del nicho
banderita blanca
en este foso del que huyeron las
culebras
los ángeles juegan y se esconden
eclipse vacío de todo
y Dios sentado y Dios sentado
y ahora qué.
TRÁFICO DE ÓRGANOS
Vacías y desmembradas
caminan por el cielo
las niñas luminosas
señor usted a mí no me reconoce
no sabe estremecerse o arrojar el sol
sobre cocodrilos que verdean
en los manglares
usted no sabe dominar
el caballo del horror en los días
oscuros
cripta sin fisuras
donde las ventanas se han cerrado
yo nunca quise danzar con la muerte
usted negro yo la fiebre que no
descansa
(la náusea adquiere la piel de la
naranja del infierno
y la sirve en bandeja de plata a los
asesinos)
yo la voz
usted la rabia el eructo de lo que no
le pertenece.
LOS FANTASMAS DE JUAREZ
Pero qué solas caminan las niñas
muertas de Juárez
sólo los fantasmas salen a su
encuentro
fuera ese insulto de perro sarnoso
sobre sus huesos
y el perro sarnoso esparce los huesos
parece nervioso
fuera las manos que calcinan cadáveres
fuera ese aliento de voces que profanan
fuera ese vértigo sobre la conciencia
fuera el vértigo fuera fuera fuera
ahogo de terror y frío
la vida se desdice olvídalo
así es el verano bajo las estrellas de
Juárez
el cuchillo se incrusta en la carne
¿esa era yo?
puro dolor el
universo ¿esa era yo?
y mis zapatos, mis ojos, ombligo
corazón recién estrenado
¿esa era yo?
¿quien nos reconstruirá y restituirá
la sangre?
ser algo que
respira
pero qué solas caminan las niñas
muertas de Juárez
con su dolor
adentro.
DURA JORNADA
Los torturadores trabajaron sobre mi
toda la noche
quién dice que ignoran los puntos
sensibles
los golpes se descargan
impidiendo rendijas de luz
algo sobre lo que reconocerse
luego vendrá la ilusión de que otro
desarme la noche
y detenga el tsunami del temblor
o el vómito
quizás aun pueda capturar algo de vida
si alguien me recuerda
quizás pronto un beso o una bendición
sobre los huesos
y fracturas del alma
(de nuevo ¡crac!)
y que harán ellos
con los ojos endurecidos tras la dura
jornada
regresados a sus casas sin flores en
las manos
cuando alguien tan pequeño les
pregunte:
¿arreglaste mi muñeca rota papá?
Isabel Hualde
Reconstrucciones
Ediciones Vitrubio
Rendijas de luz para reconocerse
ResponderEliminary reconocerse en los otros.
Gracias por tu aportación y apoyo, Pablo.