A Coruña, agosto de 2012 por Pablo Müller
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La poesía de Lucia de Fraga es firme y sólida como el acero. Su voz metalúrgica se acerca decidida a los versos en Nostalgia del acero, Los libros del caracol, Follas Novas edicións, pagando el correspondiente precio de rabia y soledad “a la caricia del verdugo antes de dormir”.
Pero sólo los necios confunden precio y valor, rabia y sarcasmo.
Las “niñas rotas” se incorporan al “paraíso de los idiotas” desde un refugio del dolor: “desaforada”, “desnuda”, destrozada en busca del “descanso de la arena” tras el poema.
“…demando a dentelladas del pasado
lo que por derecho el tiempo me debe.”
La poesía de Lucia de Fraga abarca la necesaria identidad:
“Hace días que confundo las ventanas y los espejos,
porque ya no recuerdo haberme visto
en ninguna parte.”
y el control de la vida propia: “Cortar la baraja con mi mano de cuervo”, el control mediante el combate: “Yo he tenido un patio de armas dentro del cuarto de baño” y sus heridas: “la caricia heredada de la aguja”, “Las brújulas que corren por mi garganta”. Imágenes poderosas y rotundas, con un lenguaje exprimido para el asombro:
“Alumbraré al hijo fruto de la piedra”
La soledad y el castigo de los hoteles: “con la misma ternura que pondría una madre suicida.”, hoteles donde duerme un cuerpo castigado a ser cuna de las cicatrices del otro: mi cuerpo ha sido castigo, / cuna dulce de tus cicatrices,” “una mano tuya es una pezuña de cerdo” y “por eso un abrazo tuyo / es como de ángel con alas de cemento” pero ángel, vencido por el peso pero ángel.
Los hospitales y sus habitaciones de angustia: “No tengo más forma que la de un agujero.”, la estirpe: “los mitos y los padres jamás deberían caer.” El peso de la herencia de la familia:
“Me pesan todas las generaciones,
las pasadas y las que están por venir.”
Y la falta de esperanza:
“Mañana ya no será otro día,
sino uno menos”
Un necesario paso para iniciar la búsqueda de otra esperanza, aunque tenga otro nombre como metal, acero o carcajada.
Muchas gracias Lucia.
A Coruña, agosto de 2012 por Pablo Müller
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Muchísimas gracias por deternete a examinar con tanto mimo y un criterio tan agudo mi libro.
ResponderEliminarMe siento profundamente honrada y, por qué no, conectada o reconectada con esos poemas -escritos durante 2005 en mi desoladora estancia en Alemania- a través de la mirada con la que tú me los devuerlves.
Gracias por saber sentir sin confundir.
L. de Fraga.
El mimo lo provoca tu libro, Lucia. Te agradezco mucho tus palabras porque como bien dices el peligro de sentir es confundir.
EliminarMuy buena reseña, sobre todo por lo que sugiere (y convence) sobre una excelente lectura. Se agradece el consejo y, seguro, se seguirá. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras José Vicente. Si alguien lee o relee Nostalgia del Acero a partir de esta "lectura" que ofrezco me hará muy féliz.
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