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jueves, 26 de septiembre de 2024

CUATRO POEMAS DE FERMÍN HERRERO EN ALREDEDORES

 






Las manchas del tizón al llegar a casa. Cuando

anduvo entre los trigos, satisfecho

de su altura y del grano, pues

no estaban espesos, los ojos

se cumplían. También el ciclo. Recuerda

ahora que lo acompañaba un blues

de Bessie Smith porque su poso

de tristeza y antes fue plenitud

que no esperara lo retiene. El que contempla,

estima, pero ignora lo que aguarda. Doy

por seguro que son los días vulnerables

de nuevo, procuro mantenerme

a distancia y lo abandono sin piedad

mientras estriega los vaqueros, la herida.


DETERGENTE



En la fisura entre estas dos

palabras está el poema.


JUNTURA



―――――――――――



XXII



Toda palabra es síntoma de carencia

y aun la carencia misma de aquel

que reconstruye el horizonte con ecos

que se van alejando al acercarse. Se alejan.

Es un desasosiego, una penuria y es la noche

donde calla, paciente, como quien remienda

redes de espuma y se pierde en la arena. Es

oquedad que tuvo, que ardía

al viento entre presagios, de raíz. Se aleja.

Las olas cumplen su festín sin tregua,

irremediablemente perdurables para todo lo muerto

mientras sigo la huellas, cada vez más estigma,

con la tenacidad de un perdiguero. Me borran.



―――――――――――



XI



Es al pulir de brisa las imágenes que enfosqué

con paja y barro cuando asumo la locura

del buril. Y converso más estricto.

Es la red del susurro, liberarme

en los sueños semillas, que se ofrecen, y no

las paletadas que cerraron en falso, fuera

por ocultar el rostro sin estirpe

de la arena. Respiran formas entrevistas,

los mensajes que huyeron de los ojos

y sin embargo se instalaron en el arrastre

de la boca, estertor de las heridas.




Fermín Herrero

Alrededores


Fundación Jorge Guillen


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