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viernes, 27 de septiembre de 2024

DOS POEMAS DE NO OBSTANTÍSIMAS DE JULIA VALERO

 






Anciana confitada




Se levanta la anciana a su colmenada

soledad, a subrayar con la bata lenta

lo tan final. Pasillesca. Su cuerpo hermoso

ha perdido el aún, lodo puro que inaugura

la verdad sobre la ternura. Pero nadie

la está mirando. Se levanta y le crujen las noticias,

le astillan las ausencias de quienes hacen

meramente su vida; centro en los hijos, dioses continuos

que ahora llaman águilas por lo de vez en cuando

y a ratos, siente, por la rapacería...


Se levanta y para qué se levanta y

hacia dónde. Se refugia mejor en la épica

del cuerpo; llegar a los pies, cerrar la cafetera,

sostén al sostén.


Hay un final que se abalanza, y nada

que ver con las olas, una niña que persiste

y ni un fonema en común con su muerte. Se

levanta y a estas alturas, dice, debe encima enmascararse.



―――――――――――



ELLA DUERME, CURVA EL AIRE DE LA ESTANCIA CON LA CADERA,

[EL ALIENTO.

No sabe que se viene este rayo principiado de pupila,

mi deseo, que nace de la tierra del ojo que convoca

entre sus muslos todas las veces anteriores

y todos lo genitales pues así se llama

el alavez del amor y su línea de ti temporal. Sabe

a moras, peto vaquero y seis años partidos

como un pan de madera en la mano.


Cenicientamente debería esperar a que regreses del sueño.

Cuando somos árbol nos sorprende el olor a leña que arde.

Cuando una baja a recoger cenizas recibe la insolencia del brote.




Julieta Valero

No obstantísimas


Vaso Roto


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