ALGO QUE AÑADIR SOBRE UN VIEJO POEMA
Ancianos que vivieron su juventud en oscuros patios de vecinos
bajándose los pantalones en mitad de una fría madrugada
sobre un humillante agujero abierto en el suelo rebosante
de orina y heces
y ahora contemplan como si fuese el más bello de los milagros
el agua cristalina que brota del grifo del baño,
adolescentes que abandonaron el instituto y recogen del suelo
las bragas sucias de alguien que tiene su misma edad
y recibe clases de alemán y equitación,
poetas encerrados en una diminuta habitación iluminada
por una bombilla que arroja una luz tenue y débil,
y en su miseria persiguen ese verso que pudiera ennoblecerlos
y así olvidar la terrible inmensidad de su derrota,
una camarera sentada en los escalones de entrada de una cafetería
que fuma un cigarrillo de contrabando y piensa en un viejo verso
de Sylvia Plath que apenas recuerda,
ese que habla sobre la oscuridad que duerme dentro de ella,
todos aquellos a los que presto mi palabra,
como antes que yo hizo un viejo poeta vasco que ya ha muerto.
Ismael Cabezas
Música que escucharé cuando hayas muerto
La Garúa
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