XVI
Para
enterrar la infancia he venido a esta casa.
El
comedor oscuro donde a diario se oficiaba
el rito
del silencio frente a un plato escaso,
el frío
del invierno en cada habitación,
el
calor del verano que intentaban frenar
las
persianas bajadas por la tarde.
En vano
busco hoy en las paredes viejas
los
ecos de las voces que resonaron fuertes
los
juegos ya pasados y las prohibiciones.
Las
horas de llegada siempre antes de la diez,
alguna
bofetada después de una respuesta
juzgada
impertinente por quien podía entonces.
Tantos
libros leídos al calor de la cama
con
guantes en las manos encima del embozo.
No pude
venir antes,
es
mejor aplazar los entierros
hasta
que el tiempo dicte su sentencia
inapelable
siempre.
María
Cinta Montagut
Nunca
viajaré a Dinamarca
Ediciones
Tigres de Papel
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