VI
El
transcurso
de
estos días iguales no se marca
con
palitos trazados sobre el muro.
La
escasez progresiva
―en el
blíster
tres
pastillas ayer,
hoy
dos, una mañana―
certifica
que el tiempo
no se
ha paralizado.
VII
Mirar
en vertical
por el
espacio angosto que se crea
entre
los lavaderos
y el
metal de los cierres.
Reconocer
―imaginar
a veces―
por la
ropa que cuelga en cada piso
qué
soledad lo habita.
VIII
Medir
con precisión las dimensiones
del
espacio habitado:
los
pasos que separan
la
cocina y el baño,
el
cuarto y el salón,
la
entrada y la terraza.
Afuera,
el
horizonte.
IX
Descifrar
los
pequeños sonidos.
La
puerta que se cierra en el rellano.
El
ritmo de los saltos cada tarde.
El
ascensor que sube.
La
misma melodía
siempre
a la misma hora.
Acabar
conociendo
las
pequeñas costumbres.
Y, al
filo de la noche,
los
aplausos.
Elena
Felíu Arquiola
Anuario
Isla de
Siltolá
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