Así
pues, dejemos tras nosotros un país mejor
que el
que heredamos.
Con
cada aliento de nuestro golpeado
pecho
broncíneo
transformaremos
este mundo herido
en otro
extraordinario.
¡Nos
alzaremos desde las doradas colinas
del Oeste!
¡Nos
alzaremos desde el Noreste azotado por
el
viento, allí donde, por vez primera,
nuestros
antepasados hicieron la revolución!
¡Nos
alzaremos desde las ciudades bañadas
por
lagos de los estados del Medio Oeste!
¡Nos alzaremos
desde el agostado Sur!
Reconstruiremos,
reconciliaremos
y
recuperaremos,
en cada
esquina conocida de nuestra nación,
en cada
pliegue de nuestro país,
nuestro
pueblo, diverso y responsable.
Emergeremos,
lacerados y hermosos.
Cuando
despunta el día, abandonamos la
sombra,
flamígeros,
sin miedo.
El
nuevo amanecer, libre al fin, florece,
pues
siempre hay luz,
si
tenemos valor para ver la luz,
si
tenemos arrojo para ser luz.
Amanda
Gorman
La
colina que ascendemos
Un poema
inaugural
Lumen
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