ÁRBOLES
FUSILADOS
Todas
las mañanas fusilan a los árboles de la ciudad.
Desnudos
nos contemplamos.
Las
esquinas de mi cuerpo
carcomidas
entre los dientes de una pantera,
están
untadas con polvo de incienso.
Nosotras,
las embarazadas de nada,
rompemos
con el cordón umbilical que nos asfixia
y abortamos
crucifijos por el salario mínimo.
Los
muertos nos reviven de la rutina
rociándonos
de saliva fértil,
mientras
las semillas siguen exterminando al avispero ávido
que
habita en bocas abiertas,
en bocas
que se besan hasta ser arena.
Todas
las mañanas fusilan a los árboles de la ciudad.
Desnudos
nos contemplamos.
Cadáver
frente a cadáver.
Iris
Almenara
Erizo
púrpura
El
petit editor
No hay comentarios:
Publicar un comentario