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miércoles, 17 de febrero de 2021

SEIS AFORISMOS DE HERIDAS QUE SE CURAN SOLAS DE JESÚS AGUADO

 

 

 

 

A un poeta se le reconoce, entre otras cosas, por el modo en que va dejando abiertas las puertas que traspasa. Un poeta no cierras las puertas. Un poeta, de hecho, escribe para convencer a los demás de la importancia que tiene dejar las puertas abiertas.

 

 

Heridas que se curan solas: mi poética.

 

 

Los aforismos corren mucho, pero su anhelo es detenerse. Se apresuran, en ocasiones despeinados y nerviosos, para llegar antes que sus compañeros a la cabeza de quienes los leen agavillados en libros o agrupados en colecciones. Forma parte de su poética, de hecho, este organizarse para una carreta, algo que no necesitan los libros de filosofía, que usan las frases como los ladrillos un edificio, o los de poesía, que dibujan con sus versos llaves para convertir cada página en una puerta. Por eso es tan difícil leerlos de seguido: porque, al cabo de poco, uno se enfunda el chándal y se suma a la maratón, con lo que cansa eso, o el uniforme de barrendero para retirar los desechados, una experiencia descorazonadora y triste.

 

 

La poesía, por muy exquisita que se ponga, es una especie de ciencia de los animales o de la animalidad, una zoología del verbo, y también el mejor método antinatural de hacerle preguntas a la naturaleza.

 

 

Una poética que confíe menos en las alegorías y en los símbolos del tiempo que en los pasos, los materiales, las impresiones, las geografías, los hábitats o la relación piel a piel con las cosas.

 

 

La poesía es, o debería ser, una propuesta de felicidad universal.

 

 

 

Jesús Aguado

Heridas que se curan solas

Aforismos sobre la poesía

 

libros de la resistencia


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