UNO de
los trucos más viejos
de la
magia negra
es
convertir a las víctimas
en
verdugos.
Una cruz
al revés
y el
pobre se vuelve malo.
Unos
alfileres bien puestos
y el
íntegro pasa por peligroso.
Los
romanos,
que eran
muy prácticos
para
todo,
ni
siquiera se molestaban
en tales
liturgias.
Algo
habrán hecho,
se
decían bajando el pulgar.
Los
leones y la arena
lo
demuestran.
Almudena
Guzmán – El jazmín y la noche. Poesía reunida (1981-2011) Editorial
Visor
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