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lunes, 24 de octubre de 2011

EL ARMARIO DE CORTÁZAR: EL NIÑO QUE LLORA



El armario de Cortázar y el niño dentro de Pablo Müller. Octubre 2011


domingo, 23 de octubre de 2011

EL ARMARIO DE CORTÁZAR


El armario de Cortazar fotografía de Pablo Müller octubre de 2011
El armario de Cortazar fotografía y collage de Pablo Müller. Octubre 2011

viernes, 21 de octubre de 2011

SE IRÁ ESTE MIEDO


Barakaldo por Pablo Müller. Junio 2010


Ese aire atemorizado lo respiramos todos, es el único aire que hay en este país para respirar.

Cáncer de miedo para nuestros pulmones. Y nos dejan respirarlo.
Luisa Etxenike. El Ángulo Ciego

Se irá este mIEDo
y vendrá otro
y ocupará el lugar abandonado
e intentará agrandarlo…

Se irá este mIEDo
¡ya era hora!
y quedarán miedos chicos con ganas
de hacerse grandes y pasearse por las calles
dando mIEDo
desde el mIEDo tan contento…

Jodido mIEDo
Bastardo mIEDo

Cambiarás tu diana
buscarás nuevos asustados motivos

Pero este mIEDo,
sí, el que tú y yo sabemos se va,

tú dirás que ya lo conocías
que era como de casa
un mIEDo previsible y sin sorpresas
y el nuevo mIEDo asusta

Yo diré que el mIEDo que se va
nos deja la piel más dura
y el ánimo de haberlo conseguido:
eso le espera al nuevo cuando llegue



domingo, 16 de octubre de 2011

LOS MOVIMIENTOS DEL AMOR HAN AMAINADO




Dormitorio y tarde, por Pablo Mïller agosto 2003

Los movimientos del amor han amainado…
Tomas Tranströmer. La Pareja. El cielo a medio hacer
Traducción de Roberto Mascaró


I

Los cuerpos descansan juntos
una sábana azul
una sábana blanca
preguntan por la estación próxima

la tela blanca de la cortina descansa
descansa el azul cielo de la tarde
la próxima estación es el invierno


sábado, 15 de octubre de 2011

HAY UN MUNDO SORDO


Roble en Marañon en febrero de 2004 por Pablo Müller

Cierro los ojos.
Hay un mundo sordo,
Tomas Tranströmer. Solsticio de invierno. Góndola fúnebre.
Traducción de Roberto Mascaró


III

Junto a los carteles que ruegan silencio
gritan las mujeres viejas
sus actos médicos pasados y futuros
con el miedo que sean sus últimas palabras
y desaparezcan los testigos

hay una soledad en el pasillo del centro de salud
hay una enfermedad sola
hay que gritarla
gritarla con la fuerza extraída a los niños confundidos
para que guarde silencio

Tomas Tranströmer no habla como no habla el cartel
Hay un mundo sordo
Tomas Tranströmer pasa su mano izquierda por el cartel
datando el polvo
y callan las batas y callan los timbres de las pantallas
y los osos polares y los leones callan

sálvame grita una mujer y abandona el lugar
sálvame de luxe susurra una mujer y vomita su carcajada

el silencio desea cambiar su nombre
baraja cartel solo enfermedad viejo
convoca una reunión de expertos:

empresarios lingüistas catedráticos médicos expertos del FMI
dictaminan

imposible cambiar el nombre al silencio
pero es preciso privatizar el silencio
su coste no es asumible.


miércoles, 12 de octubre de 2011

LA TARDE DEL COLOR DE LAS NARANJAS



Tarde de agosto por Pablo Müller, en Pollos en 2011

El niño anda en la habitación abierta
hacia la luz del color de las naranjas
la mujer acostada tiene los ojos
en la danza de sus pies pequeños

tarde de agosto que escapa al negro
— el pensamiento la mujer enferma —
recogido entre las voces: — música
de conversación — si hay un cuadro la mujer

es el centro

alegre el timbre tono de sonrisa
acaricia la mujer echada los ojos
cansados al hilo del paso del niño
audaz al final de la jornada

sabes que será incapaz de atrapar
el gesto que ofrece su mano
— roce de polilla cansada —
para escapar de sus dedos sin fuerzas
detrás del objeto brillante

hay olores de jabones de frutas de maíz
tostándose al sol de verano

en la mirada de la mujer tumbada hay una certeza:
la vida es la mano de un niño
descubriendo un rincón nuevo
asiendo el tacto del pensamiento

el color de la tarde es el de las naranjas
remate en la ventana de la habitación
camino de la noche.


Setiembre 2002 – Octubre 2011


domingo, 9 de octubre de 2011

LEDO IVO POETA VISITA BILBAO


Bilbao, tras la lluvia por Pablo Müller

A Ledo Ivo, maestro
A Kepa Murua, poeta


En Bilbao llueve 172 de sus días cada año,
por eso la ciudad se construye con frecuencia
de lluvia.
Tiene Bilbao 39 días despejados de nubes al año,
por eso la ciudad se fabrica con poco
sol.
La ciudad la hacen también
los trabajadores, los emigrantes, los pobres, los poetas, los futbolistas y baloncestistas, los empresarios, sin que haya, que sepa, estadísticas sobre días de verso y días de prosa en Bilbao.
Anuncian que Ledo Ivo, el poeta, viene a Bilbao
y todos los días hace sol y calor infrecuente.
Por suerte el día que Ledo Ivo llegó a Bilbao
llovió.

y mientras las grúas trabajan incansablemente día y noche
y los brazos y las piernas de los obreros se fatigan
ningún cambio sucederá en la Poesía
ella permanecerá en equilibrio porque los ritmos la amparan
y Adriana no se prostituye.

Soy una asamblea. Soy una revolución.

          Justificación del poeta. Ledo Ivo.


Se encuentra poesía en la grúa y el trabajo y en el salón
de viejas maderas, telas granates y dorados metales, el verso
se construye con el IBEX 35, y mucha pasta
anuncian
en la sala
ser proactivos
requieren
con los poetas

Celebraré a los hombres que trabajan, sueñan y se desesperan, y caminan torpemente hacia una muerte anónima y hacia el domingo.

          Himno de la imaginaria ventana abierta. Ledo Ivo

Ledo Ivo es un poeta
viejo
serio, refugiado en el portugués
Ledo Ivo es un poeta
sabio
callado a la espera de que la poesía encuentre
el lugar.


La hora hace un arco de luz para que yo pase
entre los millonarios los curas los basureros los payasos y las
prostitutas que son mis semejantes.
Aquí los bancos son más bellos que las catedrales.
Y, cabizbajos, confiamos a los gerentes nuestros pecados:
Codiciamos la mujer del prójimo y su mansión, codiciamos su esclavo, su yate y su buey, codiciamos su asno y sus acciones y el sol de su piscina.

     Finisterra. Ledo Ivo

Kepa Murua, poeta
quiere hablar del silencio
se lo impiden los timbres
de los teléfonos móviles
un murmullo de que a la misma edad
Ledo Ivo tiene mejor aspecto que la Duquesa de Alba

Los pobres no saben viajar ni saben vestirse.
Tampoco saben vivir: no tienen noción del confort
aunque algunos hasta tengan televisión.
En verdad los pobres no saben ni morir.
(Tienen casi siempre una muerte fea y poco elegante.)
Y en cualquier parte del mundo ellos resultan incómodos,
viajeros inoportunos que ocupan nuestros asientos
incluso cuando estamos sentados y ellos viajan de pie.

          Los pobres en la estación de autobuses. Ledo Ivo

Un intruso sentado, un advenedizo sentado,
cuido no manchar la silla, vigilo el estado de mis zapatos
las huellas en las alfombras y la tarima
si queda verso para la merienda
si la poesía encuentra su lugar

Los poetas son sepultureros que entierran palabras

          Las palabras desterradas. Ledo Ivo.

Imagino que la palabra enterrada es mentira
como la poesía, mentira
como el lujo, impúdico
imagino que la palabra enterrada es larva
y que se queda en el edificio tras la marcha de
Ledo Ivo

fuera en la calle no llueve
las aceras están mojadas.


Los fragmentos de poemas de Ledo Ivo son de La aldea de sal, Calambur, 2009, selección y traducción de Guadalupe Grande y Juan Carlos Mestre.

La tertulia se realizó en los salones de la Sociedad Bilbaina, el día 6 de octubre de 2011, en Bilbao.

sábado, 1 de octubre de 2011

El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia de Patricio Pron o los puentes que separan a los hijos de los padres



Padres bailando. Archivo personal de Pablo Müller

Alguna vez yo había pensado que la mala memoria de mi padre era apenas una excusa para librarse de los escasos inconvenientes […] Yo pensaba que todo era un engaño de mi padre, que era la forma de librarse de cosas que por alguna razón eran demasiado para él, y entre ellas me incluía a mí y a mis hermanos […] yo pensé que algo había estado mal con mi padre siempre y que quizá su falta de memoria no era fingida, y también pensé que ese descubrimiento llegaba tarde, tarde para mí y tarde para él, y que es así como siempre sucede, aunque sea triste mencionarlo.

Y así al leer esté párrafo en las páginas 21 y 22 de la novela de Patricio Pron a respecto de su padre, el 6 de setiembre, a las 15 horas y 37 minutos, se movió algún conducto de mis sentimientos y esa vía la ocupó un fluido que inició el movimiento de un engranaje, de una pieza del entendimiento, que en forma de nueva llave o clavija cubrió el espacio de una cerradura hasta entonces cerrada. Y así pude ver el semblante de mi padre risueño, con los ojos grandes como los tenía antes y el color antiguo y la cara ancha. Al verlo me sentía bien, extrañamente a gusto; y de esa sensación de paz o por ella, vete a saber, me salió la palabra gracias, varias veces, gracias. Y luego me dormí como si la infancia se recuperara y yo no tuviera cincuenta años.

Claro que este hecho es puramente casual y que Patricio Pron al escribir no buscaba provocar en los lectores el sueño que devuelve al momento donde olvidamos aceptar el honrarás a tus padres. Patricio Pron escribe una novela donde, como dice su padre, cruza un puente hacía él, el mismo que su padre cruzó hacia el suyo y que piensa le permitió tener sus propios hijos.

Ese es el hecho. Un hecho que viene dándose desde siempre. Luego está la literatura. Patricio Pron para llevar esa historia a la ficción ha construido una novela impecable, dominando la voz del narrador, manejando el lenguaje y la emoción de forma precisa y contundente.

Termina la novela Patricio Pron:

A veces nos recuerdo a mi padre y a mí deambulando por un bosque de árboles bajos y pienso que ese bosque es el del miedo y que él y yo seguimos allí y él sigue guiándome, y que quizá salgamos de ese bosque algún día.



Patricio Pron
ISBN: 9788439724704
Literatura Mondadori