Primer
mandamiento:
No
mojarás el papel formado con los anillos de
[mi
tronco.
De este
árbol yo creé una hoja discontinua con
[sus
puntos de cisura
y sus
borrones.
De este
árbol, de este proyecto de típex, inerte,
[a
veces seco,
pero
vivo bajo las enredaderas,
he
creado un cuaderno donde acoger una risa de
[alguien,
una
risa cualquiera.
―――――――――――
Todo se
reduce a los caninos desgastados de la
[mujer
pantera.
Si ya
no puedo morder tus nalgas ―esta es
[la
revelación―,
si ya
no puedo mostrar la furia carnívora,
si me
acostumbro a la mansedumbre rana,
si le
saco la lengua a los mosquitos,
aléjame
de ti
para
que pueda lamer la hierba de otras.
―――――――――――
Ábrete,
diré, a las horas de la luz:
Otra
vez la barandilla, otra vez el equilibrio,
[otra
vez las acrobacias,
el
descuelgue de las cuerdas, el violín
[desentrenado,
los platillos,
la
zambomba, el organillo, y las notas
[discordantes,
chirriantes de la orquesta,
aguafiestas,
amarillentas,
desentrenadas, y a la jirafa, el
[hipopótamo,
los jabalíes o las gallinas,
saxofonistas
desempulmadas y tanto vértigo
[bajo
el estruendo.
Revientaoídos,
revuelamores, raquititiemblos.
¿Y para
cuándo la música?
Juana
Marín
Cantigas
de amiga
Prólogo
de Eva Gallud
Lastura
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