MORGUE (POEMA DE LA METÁSTASIS)
Tinta
sobre el papel. Como otra secreción
de la
carne, tachando la escritura del cuerpo.
Esta hilera son vientres descompuestos,
escribe, con otra son pechos putrefactos.
Dos
versos. Un espejo inclinado refleja
el
escorzo del humo sobre las chimeneas
del
hospital en sombras: el silencio es la Luna.
Pero
no, esto no es el poema.
El
poema es la manta que retira
la
mujer que está dentro del poema.
Oculta.
Muestra. Talla los contornos
de la
víscera negra en su palabra.
La
tachadura en el papel
elimina
los rostros, secciona las miradas.
Designa
quién, decide qué;
lo
humano, su escultura.
Dice: una mujer
a la que acaban de extraerle
un niño de su vientre cancerado.
El
poema es el niño enraizado al tumor.
O el
poema es la nada. El zumbido
de las
moscas posándose en la llaga,
tinta
sobre el papel, desvaneciéndose
en la
inmensidad blanca del sonido.
Gottfried
Benn deja de escribir,
tras el
cristal Berlín hilvana la mortaja
de su
noche cerrada. Estas calles también
son
parte de la morgue.
Y el
cáncer ya se extiende
Hasta
la matriz misma del lenguaje.
La tierra llama. El poema calla.
Raúl
Quinto
El
interior del vértigo
Planeta
Clandestino # 184
Ediciones
del 4 de agosto
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