Alguien
llega a tu vida
y tú no
estás.
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No es
fácil
―tampoco
importa mucho―
precisar
cuándo, cómo, por qué se fue de ti.
O tú de
ella.
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Un día
llega
la vida
y tú no
estás.
Os
abandonasteis igual que la serpiente deja
la piel
mudada del cuerpo que contuvo, y sigue
su
camino.
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Difícil,
también
ya indiferente,
averiguar
si te
expulsaron, áptero
ángel
sin espada flamígera.
O tú
mismo,
hastiado,
vencido, decidiste
no-ver-no-oír-no-hablar,
marcharte, autista, de ella.
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Puede
que todo se iniciase
cuando
el primer maestro,
aquel
de nombre igual al tuyo,
amaneció,
lunes
de octubre y niebla,
ahorcado
con su propia corbata
―la imaginaste
a rayas transversales beis y rosas―
y quedó
sin borrar la pizarra
y la
tiza partida en el suelo
y un
alumno desnudo cubierto de mercurio.
Juan
Cobos Wilkins
Los no
amados
Bartleby
Editores
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