LA VICTORIA DE SAMOTRACIA
Si yo dejase de escribir poemas en
tono condicional, y el tono de conclusión
pasase a solución más que perfecta,
sería casi igual a Samotracia.
Cabeza ausente, pero curva bien lanzada
del cuerpo de la prosodia rumbo al sur,
mediterránea, jubilosa, ardiente, leopardo
musical y geometría contaminada
por algún navío. La línea del horizonte:
cualquier línea, por donde los astros muriesen
y naciesen, otra hecha de hilo de fino acero,
y otra aún donde tu rostro me contemplase
a lo lejos, y me sonriese sin condición alguna.
Tienen varias formas las líneas del amor: no vivir
solo de mar o de planicie, ni mecida
en fuego. ¿Qué diría entonces o que dirías?
El cuerpo de la prosodia transformando en
cuerpo de verdad, los pliegues del poema,
ahora pliegues de un vestido largo, tapando
levemente rodilla y tobillo. Y no de piedra,
nunca más de piedra. Mas de carne y con
alas―
Voces
Ana Luísa Amaral
El exceso más perfecto
Edición, introducción, selección y traducción de Pedro Serra
Ediciones Universidad de Salamanca
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