MARÍA
María hace filigrana del amor
para vestir las noches
con el sesgo de unos ojos
que no brindan respuesta.
En el breve descenso
entre cuna y desaire,
pierde los múltiples nortes
de su nombre, forra vida
con luces y ensueño,
ladrillos de humo
sobre miradas de soslayo,
futuro en plastilina
de pantallas y novelas.
María, en un cuarto sin hermanos,
se evade sobre los cinco
segundos del estío,
se fortalece entre libros,
pértiga sobre sus progenitores.
Con estas granadas del empeño
no habla montaña
que no disuelva su sal,
no habrá zanja
que no supere
el derroche de su abrazo.
Milagros López
Aula
Prólogo de Dionisia García
Tigres de Papel
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