V
El
pensamiento y el lenguaje
del
pensamiento
y una
figura bailando sola en la sombra
del
pensamiento,
cuando
el creador asume su distancia
y en el
espejo se rompe el rostro de la perfección
y dice
triste
la voz
triste de la esperanza
desde
el pecho abierto,
y su
mano,
nerviosa,
traza
la línea dura,
esa
que
converge aún
con la
palabra, la posible, la que
dilata
el pezón del pensamiento
que se
mira a sí mismo
y se
eleva
en
forma de una ciencia imposible
―virtud
del poeta―
de las
transformaciones.
Es el
cuerpo no obstante donde aún quedan signos
que se
trenzan en lo oculto
que es
la vida,
belleza
inconclusa
siempre,
fragmentada,
que
llega a oscuras;
oscuridad
que
llega
con una
vela en la mano
pidiendo
vestido,
calor,
palabra.
La
historia,
tatuaje
en la piel del tiempo
del
hombre que piensa y dice
la
piedra y la levanta
e
impugna así el poder del aire y la posa
y vuela
porque
en el ojo del ave es leve la piedra, sí,
un
pensamiento vertical,
raíz
mineral de la huella
donde
la historia enhebra su hilo y cose
las
generaciones y
los
esbozos
y los
fragmentos de una mujer,
entre
las estaciones,
con la
llegada del sol celebrando
el
amanecer del cuerpo,
la
llama ondulada del calor
de la
prímula
de la
que es fuente el pezón (dorado) que estalla
en la
boca sedienta del animal.
Juan
Manuel Uría
La
belleza fragmentada
Frontispicio
de Antonio Gamoneda
Luces
de Gálibo Poesía
No hay comentarios:
Publicar un comentario