EL AMANECER, EL MAR, LOS MISTERIOS
Un hombre le dice a un un ángel que está harto de vivir
(sólo con eso el ángel ya intuye que se trata de otro
/egocéntrico).
El hombre se queja porque no está contento con su trabajo,
porque su sueldo no se estira, porque su mujer no se depila
/las piernas,
porque sus padres están medio sordos, porque su loro
/tergiversa sus palabras,
porque no es el mejor amigo de su mejor amigo.
El ángel trata de desviar la atención del hombre hacia lo que
/tiene alrededor:
el amanecer, el mar, los misterios.
El ángel le felicita porque es su vida no hay lugar para la pobreza
ni para la guerra ni para las enfermedades,
pero el hombre no le hace caso, no le deja hablar.
El ángel, cansado de la situación, confiesa que no es (tan) ángel.
Se quita las alas, se pone una capa negra,
desenfunda una guadaña y arranca de cuajo
la cabeza del hombre que,
rodando, continúa quejándose
durante unos segundos más.
Elena Román
No (tan) ángeles
Collages de rrose
Nota de Rocío Cerón
Epílogo de Ddrammi Ggiocosi
Caligrafía de Chilis Cubeiro
Plantillas de Melissa Dillon
La cartonera del escorpión azul
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