LO CIERTO ES QUE llega el tiempo de la poda
y del
arrullo de la tórtola
y nada
hacia la nube recomienza.
Como si
fuera invierno,
oigo
pendulear la madrugada
por una
cadena de perro y aquí,
cinco
calles más abajo, suenan los despertadores
y esas
manivelas con cabeza de león dorado
se
disparan.
No es
una invención. Suceden
cosas
de nervios en la punta de una aguja
si
alguien extravía un imperdible,
si con
lo puesto no se llega al treinta,
si
nadie acalla esa zozobra, ya sabéis,
de
hilillos negros en el cielo de la boca,
de algo
más aún,
de algo
más,
de algo
cuando
el alba ha de llegar
con
cuchillos o con globos,
pero no
más con un sobreponerse
de
líquido y ceniza.
No más
sobre llevando, ras-ras,
El
hemisferio izquierdo repleto de oraciones
como un
horno de plomo exclamativo
y en la
punta de la lengua
fuego.
Mª
Ángeles Maeso
Pintar
el alba
(Antología
1991 – 2022)
Edición
y prólogo de Alberto García Teresa
Bartleby
Editores
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