LA LEY DE LA ORTIGA
No
somos hojas de hierba.
Hierba,
sí:
la
hierba de las quemaduras,
el
diente de león,
el rabo
de zorra,
la
bolsa de pastor,
la
cebada de las ratas
y los ojos de los sembrados.
Hierba,
sí:
la que
no nace de la mano de hombre
ni se
educa en los invernaderos
ni se
vende en los escaparates de las floristerías.
Hierba,
sí:
la que
avanza desde las profundidades de las cunetas,
estropea
vuestra conciencia de la realidad
y os esclaviza a las tijeras de podar
o a la guadaña.
No
somos, vuelvo a repetirlo, hojas de hierba.
Hierba,
sí:
Pero
mala.
La mala
hierba.
La que
también, a veces, crece en el campo.
David
González
Anda,
hombre, levántate de ti
Bartleby
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