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sábado, 30 de septiembre de 2023

TRES POEMAS DE MATILDA SÖDERGRAN EN LOS DELIRANTES

 


 

Mi cuerpo vestido contra el árbol. Lo agarro con fuerza.

Las ramas doblándose. La tormenta ha llegado hasta

aquí, también llegó del ecuador.

 

La arena del desierto se agarra al pelo.

Deshago los matojos uno a uno y me los como.

 

Un nido de pájaro hecho de pelo en el estómago.

 

La arena caliente como cimiento.

 

Decoloración. Los polluelos blanqueados por el cloro.

Todos del mismo color. Un tono homogéneo.

Una invitación a igualarse. No ser consciente

de que esto ocurre en mi interior.

 

El jardín de mi estómago

como una capilla de difuntos para nonatos.

Que antes de la eclosión quedaron marcados

por una discapacidad.

 

La palidez.

Que no se atreven a cambiar.

 

 

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La sirena. El reloj del vientre. El sabor yació aquí.

Desnuda con la mano de la muñeca de porcelana

sobre el sexo.

Meciéndose como el barco que llegará.

 

 

―――――――――――

 

 

Así es como plantamos los ojos,

como si sembráramos papas el uno en la cara del otro.

Simplemente hundimos los dedos hasta el tope.

 

Habría dicho que las hojas pronto brotarían,

si eso hubiera sido un consuelo.

 

Habría dicho que ya había visto brillar papas bonitas

en las cuencas de tus ojos,

si no hubiera temido que fuera cierto.

 

 

 

Matilda Södergran

Los delirantes

 

Selección y traducción del sueco: David Guijosa Aeberhard

 

Letraversal


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