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martes, 8 de agosto de 2023

UN POEMA DE 18 CIERVAS DE ROSANA ACQUARONI

 


 

 

HE COMPRADO LA CASA

donde seguramente moriré.

Acabo de mudarme.

Es un espacio ajeno,

vacío de recuerdos

donde nada nos pesa.

 

Mientras abro las cajas

y encuentro los objetos

que me acompañarán el día

de mi muerte,

las hojas de los árboles

tocan en las ventanas

como aquel hijo enfermo

que reclama a la madre

tirando de su blusa.

 

Me he comprado la casa

que será de mi muerte

paradero.

 

Limpio meticulosamente los armarios,

hay salitre en sus baldas―,

arranco los precintos

y germinan los rostros

de aquellos que habitaron,

su terca transparencia

de guirnalda sonámbula―.

 

Entonces se desprende

un exudado antiguo

de ciudad sumergida.

 

Me echo sobre la cama

para tomar aliento.

Una cama impoluta

que será del amor

también cobijo.

 

Cuando me asomo al patio

hay alguien que me observa

y es un silencio en llamas.

 

Al principio una casa es solo eso:

el tiempo que nos queda.

 

Sin embargo,

me he dejado una luz

prendida en el recuerdo

y estoy viendo a mi hijo

regresar del colegio con la fiebre

en los brazos.

 

 

 

Rosana Acquaroni

18 ciervas

 

Bartleby Editores


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