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martes, 16 de mayo de 2023

UN POEMA DE PEACHTREE CITY DE MARIO OBRERO

 

 

 

 

I

 

En la mañana el padre limpia el jardín delantero con su

soplador

 

mientras suenan en la televisión villancicos

 

recuerdo cómo los colibríes volaban en las tardes de

agosto y bebían néctar de sus comederos

 

fue la primera vez en dieciséis años que vi estos pájaros

 

pequeños como flores rojas floreciendo a las afueras de la

luz

 

vi docenas de armadillos y mofetas en los arcenes

 

vi higueras viejas y pelícanos durmiendo dentro de las

ostras

 

y ahora como dos compañeros en los bosquecillos de la

eternidad escribo con palabras desconocidas que salen

de mi boca como copos de polen

 

las dejo habitar mis sueños y caminan por la soledad con

una lámpara de aceite de ballena

 

y el sonido /θr/ y la palabra wood es una batata

dormitando en la tierra

 

digo estas palabras como un soneto gotea en la piel del

albaricoque

 

el poeta es alguien que no sabe qué o por qué pero sabe

cómo

 

el porqué puede ser mi abuela recogiendo limones de su

limonero

 

puede ser el sueño de una ardilla joven o el sabor de las

frambuesas cálidas

 

vengo de un tierra con pocos ríos

 

llamamos ríos a los arroyos y dibujamos océanos en el

interior de las calas

 

el ganador del show nacional de perros ha sido un

bulldog llamado Thor

 

de donde vengo no tenemos show nacional de perros

en Acción de Gracias ni rebajas especiales del Día

del Trabajador ni mes de los amantes de la crema de

cacahuete

 

de donde vengo tenemos marineros que humedecen

sus helechos y madres que recogen ramitas de tojo

después de medianoche

 

mi alma tiene nuevas hogueras donde voces

innumerables queman sus malvaviscos

 

ahora soy un poeta de lo desconocido que escribe en una

lengua desconocida

 

jacinto albahaca percha mimado campanillo

 

soy el ratón que despierta matas de tomates y viste

mandarinas con plumas naranjas

 

mis padres me miran como la gente mira charcos en los

caminos

 

les digo que en las mañanas nubladas veo caballos llorar

sobre las guitarras heladas

 

digo que estoy lleno de partículas y de caracoles

divagando por mi carne

 

la calavera de la hortensia recita poemas en latín y todos

los diferentes tipos de mantequilla y las secciones de

cereales de este país discuten el coste de construir una

cabaña en el siglo diecinueve

el jardín delantero está limpio ahora y las macetas

decoradas con pequeños y bonitos saleros

 

veo ángeles en las llamas del fuego abrazando a sus

novios y cenando en Waffle House

 

en todas las charcas del condado busco las pavesas de un

poeta que cultivó legumbres

 

busco las palabras que construyen nidos de cigüeñas en

las tardes lluviosas.

 

 

 

Mario Obrero

Peachtree City

 

Visor


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