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jueves, 23 de marzo de 2023

EL EMPARRADO Y DOS POEMAS MÁS DE LA CASA EN EL ÁRBOL Y OTROS POEMAS DE KATHLEEN JAMIE

 


 

 

El emparrado

 

 

Ni de nacimiento ni como regalo

ni elaborada ni legada

esta morada en el bosque es poco

más que una urdimbre o señuelo

 

en la maleable luz

que los árboles suavizan y confinan.

Aunque únicamente es

una actitud mental

 

mera exhalación alzándose en estrofas,

los vientos acometen

su derecho a existir, este fondeadero

o caja de música, velado

 

y que enumera hasta el detalle

la restricción de herencia

segura solo de su necesidad

de anunciar.

 

Pero cuando el canto, emitido

desde tan frágiles enclaves

alcanza el límite del bosque,

regresa en ondas

 

 

―――――――――――

 

 

Crepúsculo

 

 

Volamos, esta noche de verano, hacia un borde,

un filo de luz fino como alambre. Crece mientras

descendemos, luego ilumina la tierra lo suficiente

para que nombremos, por colina o estuario, cada

municipio que hay abajo. Este es el Norte, donde la

gente, el mundo quizás gusta de imaginar, sostiene un

pez en una mano, en la otra un cabo de vela.

Podría conformarme con eso. El avión se estremece,

después rueda hasta quedarse detenido en el extremo

más lejano de la pista. No es día, esta luz en la que

hemos entrado, pero el día está presente en lo que se

juega. El cielo es el aún gris pálido de una garza que

vigila las pocetas de la orilla.

 

 

―――――――――――

 

 

Murciélagos enanos

 

 

En el centro del aprisco

una arboleda de abetos de Douglas

sostiene entre ellos, tiernamente,

un alto recinto como un jarrón.

 

¿Cómo pudimos habérnoslo perdido

hasta hoy, nunca haber visto

este transparente, translúcido recipiente

teñido como de cuarzo?

 

Lo que descubrimos eran murciélagos:

como carbonilla, desmenuzable, titilante

el lugar cercado por árboles

hasta que el aire pareció acelerarse

 

y los quirópteros fueron una sola

nerviosa inteligencia, probando su idea

de una nueva forma

que se desplegó y adquirió coherencia

 

delante de nuestros ojos. El espíritu

del mundo es intersticios como este;

células que se recargan con la luz del día;

¿era eso lo que nos estaban diciendo?

 

Pero se esfumaron, de repente,

antes de que comprendiéramos

y los árboles crecieron en un círculo,

elegante y mudo.

 






 Kathleen Jamie

La casa en el árbol y otros poemas

 

Traducción de Antonio Rivero Taravillo

 

Tierra de Sueños


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